20 de noviembre de 2006

LIBROS DE CABECERA

En estos días de mudanza larga, abro cajas de libros. Aparecen como nuevos para mí, sorprendiendo. Este, del cual reproduzco portada, que coincide con la visión, de soslayo, en la tele (a la que miro de reojo, como enemigo, no el medio propiamente, sino los que la manejan) de un buen reportaje sobre los atentados al Sapo Iscariote en la noche temática de la dos. Estaba con los libros que andaban por lo que era mi cabecera, en el anterior domicilio. Y que nadie saque la respuesta simplona de que mira lo que lee, que no es eso. Leo todo aquello que me peta, me interesa. Por encima de modas y modos, por encima de eso que llaman el gusto (tan malo entre los lectores de este país. Porque para mí no se trata de leer, como si de consumir bellotas se tratara, sino de leer textos interesentes, en principo, luego todo lo que pete), y por supuesto por encima de todos los plumíferos de vía estrecha que dominan. Así que destaco los libros: El juego de los abalorios, de Hesse, edición barata, buena y bonita de El Quijote, de Alfaguara y la RAE, Antología traducida de Max Aub, precioso libro de poesía, Níquel de Ferrer Lerín, premiado por la AIPEP como mejor libro de 2005, compartiendo su autor premio conmigo, en los premios de la ilustre asociación; en mí premiaron mi labor como cronista, en el portal de El Pollo Urbano; Mi lucha, del conocido nazi Adolf Hitler, que nunca antes había leído y me propuse hacerlo para conocer de primera mano el asunto, El Quijote de Avellaneda, en la edición de Biblioteca Nueva, Bami sin sombra, novela de Fernando Aramburu, para mí el mejor prosista de los que publican en Tusquets, y que todavía no he leído, porque lo de Aramburu lo guardo como oro en paño y para degustarlo lentamente. He leído todo de Aramburu. Ahora leo su último libro de relatos. Bueno he leído el primero y guardo el resto para delicia de momento. Metamorfosis, de Antonino Liberal, de Leopoldo María Panero y Diego Medrano, un sorprendente y genial título: Los héroes inútiles, y Buffalo Bill ha muerto de e.e. cummings, y El judiocristianismo palestino en el siglo I, de Cesar Vidal Manzanares, que de esto sabe pues fue tesis de doctorado, mucho antes de convertirse en marca editorial y plumífero de consumo, editado por Trotta, que es cosa seria. El Arte Poética de Borges, con introducción de Gimferrer. ¡Ah!, Diccionario de adioses de Gabriel Albiac. Bueno y Entre paréntesis de Roberto Bolaño, por no citar Diario de Carlos Edmundo de Ory. Y el magnífico Biblioclasmo, una historia perversa de la literatura, algo que aplaudo en estos tiempos de orgía cultural generalizada... producto de una tradición escéptica; un tratado de "filología negativa"; un ejercicio de controversia; plagado de consideraciones intempestivas, del profesor salmantino (encima) Fernando R. de la Flor. Y eso es todo amigos. Bueno, es una parte de lo que he subido para anotar en esta entrada. Mañana, o luego, más.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:43 a. m.

    Amigo Poeta en Llerena:

    Agradezco que incluyes mi novela Níquel entre tus favoritos pero lo de Ferrán Lerín resulta inexacto; el nombre de su autor es (Francisco) Ferrer Lerín.

    www.ferrerlerin.com

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  2. Gracias. Es una evidente errata, amigo Francisco Ferrer Lerín. Te sigo teniendo entre mis lecturas de ahora. Un saludo.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.