28 de noviembre de 2011

TRETA DE MENTECATOS

¿Cuál es la fábrica de analfabetos que funciona con más eficacia en nuestra sociedad.

Las escuelas. Los maestros sólo hacen lo que pueden.

¿Qué o quién nos hace a todos ser peores personas?

Mi viejo amigo el miedo.

¿Se atreve a diagnosticar en un telegrama el estado de salud de la libertad de expresión en España?

Claro: ”Puedes decir, cantar o narrar cualquier cosa, siempre que sea lo de siempre. Stop.”

Juanma Bajo Ulloa (de una entrevista)

El derecho a la estupidez está reconocido, tácitamente, en todas las constituciones, así como leyes, que en el mundo son. Quien dice estupidez, habla de necedad, bobería, tontuna, torpeza, mentecatez, memez, majadería, sosez, ñoñería, palurdismo, papanatismo, sandez, incompetencia, nulidad, cretinismo, inepcia, y toda la larga lista de sinónimos que emparentan esas apreciaciones más con animales o cosas que con personas, que con ser abundantes es larga. Y no nombro ningún animal no vaya a ofenderse, o me denuncie la sociedad protectora de animales, muy activa últimamente. Y de cosa, el asa de un cubo, por ejemplo.

Pero cuidado, no me refiero a aquellas personas que nacen con carencias mentales, reconocidas clínicamente. Para ellas mi respeto y apoyos totales. Es obvio que me estoy refiriendo a aquellas conductas propiciadas, en su mayor referente, por la propia voluntad, por el libre albedrío y por la libertad de cada uno. Como dije en el inicio, la libertad de ser estúpido, por libre opción.

Pero no pasaría nada si sólo ocurriera esto. Pero ocurre que el ejercicio de la libertad termina donde comienza la libertad de los otros. Si los estúpidos se limitaran a ejercer su derecho con consecuencias sólo para ellos, estábamos salvados. ¿Quién no ha hecho alguna vez alguna tontería? Lo malo es que no. Que los cretinos, los palurdos, los torpes, los majaderos, los memos, los necios, los ineptos y papanatas están empeñados en ejercer su derecho contra la libertad de los otros, y sobre todo contra la inteligencia, suprema expresión de libertad. No están comprometidos, ni siquiera estarlo, en la superación de sus ignorancias, que supone superar sus miedos y abandonar sus odios, que tanto mal hacen a los seres humanos. Ahí tenemos la daga en el pecho que nos han puesto -otra vez-, y el secuestro a que nos someten, los votadores del pp y del psoe. Erre que erre con su estupidez machacante.

Se supone que el proceso educativo pretende prevenir todo eso. Errónea suposición si nos referimos al fundamento y funcionamiento del sistema de educación vigente, por lo general, en lo que llaman democracias occidentales, y algo imposible en el propio régimen educativo español. Erradicar la ignorancia no está entre sus desvelos fundamentales. Es más, la tele y otros correctivos e incentivos de consumo, amén de ejecutores del sistema docente, los que tal hacen para potenciar la estupidez. Y quien dice la tele habla de los mandamases, o sea, los banqueros y los políticos, en su amplio arco: de partidos, jueces y burócratas altos diversos del Estado. Por ese orden riguroso. El grado de tontuna oficial es algo que nunca mide ningún instituto oficial de las cosas del índice de taras o faltas. A fin de poner los medios para solucionar esos defectos. Y, como no ocurre, da que pensar que la memez está propiciada por las jerarquías en mando, siempre las mismas, por mucha democracia de que se hable (que no la hay por la ley d´Hont, listas cerradas, etc.). Que aquí sólo manda el dinero, no el pueblo. Por ello bien viene aquella frase de Swift, don Jonathan, de que cuando surge un genio lo conoceréis porque todos los necios se conjuran contra él. Frase que a fuer de mesiánica no deja de ser verdad cotidiana.

Uno viene observando, a lo largo de la vida, que tal frase siempre se cumple, inevitable, la mayoría de las veces. Por ello sería deseable que en vez de crearse talleres literarios, de danza, costura, pintura o gastronomía aplicada y ese largo devaneo, las autoridades más responsables, los políticos más listos, y los padres y mandamases diversos del cotarro, deberían iniciar una campaña para erradicar la estupidez, la necedad y esa sarta de sinónimos, casi innúmeros, que declaramos al inicio.

Tal vez no lo hacen por ese miedo al harakiri que todo llevamos dentro. Pero también por amor a lo que les da el sostén y les sirve de coartada, apoyo y arrimo, amén de consuelo. No en vano la verdad de la Biblia lo certifica: Los necios son legión, innumerables como las estrellas del cielo y las arenas de las playas. Además cualquier campaña contra la necedad sería alevosa y mosqueante para esta sociedad tan sabia en la que vivimos. Una ofensa para sus salvaguardadores y amos, y que no sería perdonada a la hora de emitir los votos de devoción, a quien decidiera iniciarla. Y no hay más que salir a la calle para ver su necesidad urgente. O que se investigara una vacuna. Vale.



NOTA BENE.- Escrito para Torre Túrdula, en mi COLUMNA BARROSO, el 5 de junio de 2005, por lo que resulta profético.

19 de noviembre de 2011

DESEO



Pues luego conviene que lo que edificare
el desseo en el coraçón catiuo,
sea sobre cimiento del secreto.
Diego de San Pedro (siglo XV)




edifica el deseo en mi cautivo
corazón su cimiento por secreto
de todo lo que más y de discreto
disfruto la pasión por lo lascivo

por ardiente y honesto persuasivo
su relente de luz pura tan neto
su patente de sol lleva sujeto
mi ser mero carnal mondo incisivo

intacto y natural busca su fosa
quiere fundirse todo y se menea
se lidia en su dislate por la rosa

hendido tanto en ella cabecea
cavila por su nudo perezosa
mordiente maquinaria y panacea

15 de noviembre de 2011

LABERINTO




monaguillos sin fronteras
monjas sin bidé
pasta sin dientes
manchas sin fondos
curas sin bicicletas
políticos sin votos
equipo sin forofos
cuchara sin tenedor
obispos sin chocolatinas
jerarquías sin obediencias
políticos sin votos
políticos sin botas
juez sin paz
fondos sin pastas
fronteras sin monaguillos
bicicletas sin curas
votos sin políticos
bidé sin fondos
monjas sin forofos
chocolatinas sin sindicalistas




-Borrador
-En la imagen Ícaro cayendo en su huida del laberinto

MÍNIMAS MÁXIMAS, 23



124.- Votar significa dar permiso al Amo para disponer a su antojo.
125.- La doble verdad de los que mandan consiste en que repudian el terrorismo; pero promueven guerras atroces, crímenes horrendos...
126.- No ser no sólo no duele, sino que además no existe.
127.- El hombre es sociable por necesidad, no por naturaleza.
128.- La sal del amor es la libertad, y tal vez viceversa.

10 de noviembre de 2011

ALJAMIADO AMOR











aljamiado amor a ti me inclino
escrito con mi beso en tu garganta
te recorro de luces y se agiganta
ese ósculo en tu labio coralino

me retuerzo de ti y me trajino
en mi ser entrañado un canto canta
a tu don proverbial de tanto tanta
mi escritura en tu nombre paladino

por claro y sin reservas yo te escribo
te nombro y tu existencia a mí me abraza
me cubre todo el ser y te percibo

clara luz cenital de trazo en traza
ese mar interior por donde arribo
a la entraña total de tu coraza






noche del 9 de noviembre de 2011

LAS PALABRAS


Por las palabras se los comen, los eliminan, los ningunean, los burlan, los criminalizan, los anulan, los matan... Por el uso de las palabras. No sé si fue Paulo Freire quien hablaba de esto o Foucault. Las palabras del Poder, que son las de los Medios de Información y Propaganda, las de los Periodistas e Historiadores, que son las que tienen la Verdad. Al parvo lector le advierto que las mayúsculas indican la solemnidad del criminal avezado, del Mal Total. Si el lector atento observa escribo con mayúsculas todo lo chungo, lo que está contra la libertad, igualdad y contra el amor. Poder, Banca, Políticos, Sindicatos Mayoritarios, Más Votado, Rey, Ganador, Fútbol, Deporte, Bolsa, Mercados, Dinero, Líder, OTAN, Guerra, Jefe, Presidente y esa larga y ominosa serie de palabras del Poder y que siembran ignorancias, miedos y odios por doquiera se usan en manos de Ellos.

Pero vuelvo al inicio. Que las palabras los han controlado. Y más que las palabras, la palabra. Y esa es indignados. Un comodín que expresa un estado mental transitorio, producto de la irracionalidad ante hechos injustos... Pero no es, ni era ni será la palabra adecuada. Aunque el Poder tiene tragaderas para convertir una rosa en algo estomagante y atravesado y feo, como bien sabemos, o una gaviota en un torvo buitre, o lo más hermoso en feo. Que esa es la menda lerenda del Poder y sus Palabras.

Por ello hay que ser un acertado y acendrado parlante, un hábil usuario, un buen pensador de palabras contra el Poder. Porque sino la recua, no parva, de serviles al mismo te come el coco y la palabra, la parla y el discurso. Y con ellos el discurrir. Miremos como los clásicos son difícilmente chalaneables por el Poder. Que, en última instancia, erige siempre recursos distintos al chuleo de sus palabras. Cervantes, Góngora, Quevedo, Larra..., Machado si me apuran y todos ellos erigieron un muro de libertad con sus palabras para que el Poder no se las chulee. Y todo escritor de raza y genio es así. No de modas, no de modos, no de usos tragaderos por lo Mandado de ahora. Por ello -aprendamos- el uso de las palabras adecuadas responde al adecuado amoblamiento mental que deshace al Poder. Y si eso ocurre el Poder no puede manipular las palabras. Por ello los poetas y escritores reales, no los virtuales que se miden en Mercados o Ganancias o Premios y todo eso, son los que se erigen -aquí y ahora- en los maestros del discurso eficaz contra el Poder. Pero si ese discurrir se hace por un aficionadillo que dice medias palabras y medias verdades el Poder lo toma y lo ningunea, lo marea y lo gasta. Gasta sus palabras que son sus ideas.

Hay que ser exquisito con el uso de las palabras, sobre todo las que se usan contra el Poder. Un error tremendo del uso de indignados contra el Poder es que expresa una acción o acto o estado irracional y ofuscado frente al Mal. Y hay que ser más sibilinos, sino el Mal te torea, te pica, te banderillea y te mata a estoque. Se muere noblemente. Que ese es el secreto que enseña el toreo, uno de ellos.

Y eso ha pasado con la palabra indignados. La han convertido en una piltrafa, en los titulares de su Prensa y Propaganda, en moda de sus Publicidades incluso. Moda mental pasajera. Porque la indignación no lleva a nada. Lleva la acción, la revolución. Llevan los actos. Y esos no los dejarán nunca hacer los que mandan. Porque estamos ante la cárcel perfecta. Muy democrática, eso sí, y cínicamente perfecta. Ya lo veremos el día 21 de este mes glorioso de noviembre...

9 de noviembre de 2011

DEBATE/DEBACLE

Tal titulo esto: debate/debacle. Me refiero al paripé que hubo en la Tele Toda entre los caudillos de los manijeros del cortijo, al servicio de Banca, Mercados y Capitales. Que decir otra cosa es ofenderse y vituperarse en demasía. No suelo frecuentar tales espectáculos; pero esta vez hice una raya en el agua. Y levanto acta del acto. Menos publicidad.

Debate como partido de fútbol, acto circense, protocolo social, retranca franquista vieja y boba, baile de los que mandan. Misa, masa y mesa de los domingos, con regueldos y costumbres asilvestradas. Como una riña de cole, como patio de vecindonas, pelea de gallos, cicatería en salsa, matraca de chulos, barriobajeros en lances, perlas cultivás de las finas, los bipartidarios...

Jamás como un diálogo inteligente entre personas. Nunca charla distendida y clara: clarificadora y clarificante, honestamente. Por tanto lleno de estupidez, ignorancias, odios e intereses bastardos, mediocres, mezquinos, jaraneros, castrados, nulos, serviles.

Pues, contra todo pronóstico, vi el llamado debate televisivo, entre los dos pares del mismo partido (PP$OE) que ha maquinado la Crisis, en el cortijo español, conjuntamente con la su Banca, los sus Especuladores, sus Mercados, y to eso del trajineo de economías, tanto estamentales, estatales y domésticas. No sólo eso, sino los dos formantes o puntales del Pacto Antiterrorista, que usan a ETA para ganar elecciones, apoyan a la OTAN en sus asesinatos mundiales y crímenes de lesa humanidad y otras bagatelas Ultraterroristas del Poder y la Pela Mundiales, a que tan afectos son los dos partidos del entero. Los dos que pactan -con nocturnidad y alevosías- los límites de la Constitución y la jubilación alargada, los dos que trajinan y chulean todo el dinero público en beneficio de los suyos y mal de todos los demás. O sea, los malos demostrados y peores en ciernes. Merced a los millones de votantes dictatoriales que nos los imponen y se los imponen. Que esto último no está mal como castigo.

Lo que me asombra es que, luego de ver tanta infamia y felonía, la gente -agorrinada y secuaz- permanezca tranquila a día de hoy. No se mueve ni un aliento. Salvo honrosas excepciones, supongo. Nadie dice nada en ese sentido de mi valoración o similar, y que estén dispuestos a votar a sus mesnadas nuevamente. Afilando el voto de matar, el voto al pp o al psoe, aunados en el PP$OE. Y eso me reafirma en que la inteligencia es de poca gente, que la verdad, la bondad y la belleza no abundan. Y esa es la Crisis general y de fondo que existe. De la mano de la cual vino la otra. Y puede venir todo lo demás perverso. Visto lo visto.

También lo hice para reír -que la risa cura todo- y ver más allá... Ser clarividente, a fuer de televidente circunstancial. Dar un salto más allá, ese plus ultra tan patriótico en todo. Reírme de ver a esos trajineros politiqueros, en trances de montar un teatro perfecto. Malo; pero teatro puro y duro. Falaz monserga volatinera. Y desde luego que vi. Vi tres viejos carcamales -incluido el presentador- tratando de vender una burra muerta que llaman democracia y que sólo les vale a ellos y sus valedores más allegados, porque lo que son los votadores... Vi tres señores muy apurados en gustar, atildados y tiesos en corbatas, poco inteligentes en ser, buenos, veraces... Son los imagineros, los tan preocupados por la imagen y la apariencia, como engaño de la gente, truco del almendruco para vender voto... Vi una burla contra el personal que sufre, tiene necesidades, ignorancias, miedos y odios... Vi como jugaban con eso y lo manejaban... Con esa moral del todo vale tan extendida por doquier. Esa moralina gris que les envuelve como grisalla mortal y sudario tétrico...

Eso vi y otras cosas que callo, por vergüenza ajena, tras la pantalla de la Tele, en la oscuridad, escondidas, requisadas, asesinadas, calladas, ateridas, tristes. Más allá de los trajes de los partenaires y las cámaras, o recámaras, telelevisivas. Uno se ha hecho ya un adivino de lo que traman detrás de la cortina de humo de las Teles, un augur, un nigromante, un arúspice, un mago, vidente, pronosticador, profeta, agorero. No le queda otra si quiere saber la verdad que callan esos trajineros de lo que llaman política de garrafa.

Como dijo el poeta en verdad, ese poeta que no es trompetilleable en famoso o manejos de citas de polimilis, llamado Blas de Otero:

FIDELIDAD

Creo en el hombre. He visto
espaldas astilladas a trallazos,
almas cegadas avanzando a brincos
(españas a caballo
del dolor y del hambre). Y he creído.

Creo en la paz. He visto
altas estrellas, llameantes ámbitos
amanecientes, incendiando ríos
hondos, caudal humano
hacia otra luz: he visto y he creído.

Creo en ti, patria. Digo
lo que he visto: relámpagos
de rabia, amor en frío, y un cuchillo
chillando, haciéndose pedazos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.



5 de noviembre de 2011

RUMOR

Desde que tengo consciencia siempre he mascado esta mala leche contra ellos mismos, esta cosa de patearse la dignidad y destripar al otro, que se suspira en España, que de rebote maltrata al vecino, impone, manda, se ensoberbece, nos revienta a los que pasamos de todo esto, de esta inmensa mentira del Voteo y el Cuenteo.

Lo dijo el Cid, con ecos de Altamira, pasando por el último judío que echaron, por ser..., hasta Azaña o un emigrante pa Alemania en los años 60. Habiendo retumbado bien claro durante todo el siglo XIX, en que se fragua esta modernidad y cosa de democracias al uso, en España: ¡¡qué vivan las cadenas!!

Tengo vergüenza y asco que, con la que está cayéndoles encima, viendo desnudos a los malévolos que trajinan todo ese Mal que hay, toda esa Crisis viva, con los Bancos, Mercados, Especuladores, Sindicatos Mayoritarios, Percebes Fritos y Pillabichos Varios del pp y del psoe, en las trastiendas del arrumaco de Money..., con paro, hambre, necesidades, falta de vivienda digna, derechos humanos básicos arrasados, sueldos basura, prostitución desaforada y de todo tipo..., estos chusmosos mayoritarios, y que donan Mayorías, vayan -encima- a besar la bota/polla/crica del/a señorit@ PP$OE, de los más votados más, como si la vida fuera una competición o un deporte, vamos.

Esto es el puro fascismo heredado y arrastrado, hace más de setenta años, sinrazón, ignorancias, miedos y odios a raudales, de los unos contra los otros; y en ese juego nos confunden a los demás y nos arrasan y niegan y matan, en todo sentido si pudieran. Y si no hay razón no hay humanidad y hay mal, y todo está permitido -o debe estar permitido para poder vivir dignamente- contra esas Votambrerías. Todo me está permitido. Esta es la conclusión real, no hay otra...

Mientras, ya nos anuncian los medios qué la Chusma Votadora grita, aúpa y vota, para mejor servicio del Mal y del Capital, y para que la Crisis se anide bien en todo y nos mate:


SABIDURÍA

Me pongo a revisar este editorial (el EDITO, que llamábamos y con el que se abría) de la revista Torre Túrdula, que codirigía con el amigo Manuel Martín Burgueño. Breves erratas. Y no digo la fecha, que se adivina por datos que se exponen. Es un recuerdo para aquella publicación que ahí quedó. Finiquita en 2006, con trece números intensos. Siempre viene bien repasar la mirada sobre lo antescrito y publicado. Hete ahí el texto:

Tan obvio como que los médicos no acaban con la muerte, es que los que escribimos no vamos a cambiar la condición humana, en sus aspectos más negativos. No obstante, como los médicos, lo intentamos, con redoblados y puros deseos, esperanzas y una fe indesmayable. Siempre desde la independencia más radical, lo que supone la libertad y no estar atado a grupo, sector, partido o partía alguna, en una época donde, desde los llamados deportes hasta una ropa, o una marca, levantan sectarismos y pasiones estúpidas que separan a los humanos más que unirlos en lo fundamental. Ser más sabios, más libres, más valientes y más solidarios.

Tan tozudos como los médicos, que saben que no terminarán con la muerte, somos los que pretendemos subir peldaños en la superación de esa propia ignorancia y la del mundo que nos rodea. En esa campaña, en esa cruzada, en esa brecha y brega está empeñado este sitio, hecho desde un lugar del mundo llamado Llerena; pero dirigido a todos, pues pretende universalidad. Desde luego es el empeño romántico por naturaleza. Pero, cuidado, al leer la palabra romántico, no la confundan con esa ñoñería de perdorr@s divers@s, de revistas del corazón, del hígado o de pensamientos débiles y fofos. La palabra romántico va asociada a libertad, revolución, cambio del de verdad, no de propaganda, superación, paraíso ahora y vida. Como otras muchas palabras ha sido secuestrada, tergiversada y cambiada por los mediocres interesados, que hacen de todo negocio, voto o euros.
No, el ser humano no es malo por naturaleza. Simplemente es ignorante, pese a tanto artilugio actual. Y esa ignorancia genera y potencia sus miedos y agudiza sus odios, que provocan su maldad. Por lo tanto, en la senda ilustrada, hay que atajar, seriamente, y no como necesidad de Mercado, esa ignorancia que sí es por naturaleza. Porque haciendo, permitiendo y facilitando que los seres humanos crezcan en sabiduría, crecerán en amor y en valentía y libertad. Por ello esta publicación pretende, y lo ha querido siempre, ser un acicate y ejemplo de ese noble empeño: el de conocer para crecer y ennoblecer. Tanto a uno mismo, y saber de lo otro, lo próximo y lo lejano, desde la flor a las estrellas. Porque, generalmente, ese empeño caballeresco de saber, de superar ignorancias, está en manos de la escuela y la docencia en todos sus grados y especializaciones. Lamentablemente ya no es más que una dinámica huera para esos estamentos, en manos de políticos y mercaderes y, todo lo más, de subalternos bien dominados y cansados, aburridos, maleados...
Tal vez es esta tierra túrdula, donde se asienta Torre Túrdula, lugar de caballeros empeñados en hacer su mundo mejor, porque haciéndolo, hacen mejor al universo. Así las palabras que nombrarían a esta tierra, aparte de las oficiales y correctas toponímicas, para mal o para bien, pero siempre para nuestro conocimiento y memoria, histórica, histérica, estéril o no, son: el ídolo de hueso del Huertecillo, que preside la cabecera siempre, con la torre, y su autor, de la noche de los tiempos, los túrdulos y su reina, que los romanos llamaron Regina Turdulorum..., vendrían los caballeros de Santiago, el autor hebreo del Tratado del Alborayque, el otro judío, Gabriel Israel, intérprete de árabe de los Reyes Católicos, don Alonso de Cárdenas, Pedro Cieza de León, don Luis Zapata, los alumbrados, revolucionarios y libertarios del deseo, Andrés Murillo de Valencia, Catalina Clara, poeta, Maeso, cismático, los republicanos de la I República, los masones y sus logias del XIX, Juan-Simeón Vidarte, los yunteros de 1934, los campesinos del POUM, los emigrados de luego, tanto a sus cielos como a otras tierras, Gerardo Ramos Gucemas, pintor, Torre Túrdula, hasta Fernando Torres, ciclista, y aquellos que olvidamos...
Así, con esas intenciones, sale el número de la nueva década de Torre Túrdula. En la misma línea de todos. Con la misma frescura y la misma inocencia. Ser una publicación que se lea y relea. Sin sombras. Independiente, seria, rigurosa, comprometida con la realidad de esta parte del mundo; pero con el mundo. No hace falta recordar que es milagro, o fruto de esfuerzo bien templado, que esta publicación lleve seis años en su cita semestral. Puntual siempre. Y ese esfuerzo sostenido que provoca el milagro, no es sino la industria e interés de nuestros lectores, amigos, anunciantes, verdaderos soportes de esta publicación, y únicos dueños de su destino. No queremos otro premio, ni otros méritos que les sea propicia y les sea grata. Todo lo demás no es sino mercadería. ¿Hasta cuándo durará un milagro libre e independiente en Extremadura? La respuesta está en el viento, como dijo aquel, con la sequía pertinaz como acompañante. Sean sensatos en el uso del agua, beban con moderación buen vino y conduzcan con cuidado. Y que la salud no les canse jamás. Vale. ¡Ah!, y sigan leyendo el Quijote después de este año.

4 de noviembre de 2011

LA IRONÍA

A continuación reproduzco uno de los textos, magníficos, de Stalislaw Lem, uno de mis maestros grandes, incluido en su libro Vacío Perfecto, que cayó en mis manos en 1981, y en castellano. Unos tres años antes de conocerlo, escribí la novela Reverte Metamorfoseado, en la que me planteo una sociedad sin sexo, cuando se ha matado y manipulado el sexo por los usos indebidos del Sistema Socioeconómico, y sus usuarios, esclavos o detentadores varios. También en este sentido irónico y tremendista de Lem, como una antiutopía viva. Y en estos años de Crisis no puedo dejar de releerlo, con placer y consuelo. El sexo como Mercado y Mercaduría, compra y venta, como utilidad y trinkes, como cosa y caso; pero jamás para vehicular y potenciar, vivir, gozar el amor, la belleza, la verdad y la bondad. O al menos en muy pocos y pocas y, por supuesto, personas.


SEXPLOSIÓN
(Walker and Company, Nueva York)
de Simón Merril

Si hemos de creer en lo que dice el autor —y cada vez con mayor frecuencia nos vemos obligados a creer en los autores de ciencia ficción— la actual riada de sexo se va a convertir en un diluvio en los años ochenta. Pero la acción de la novela Sexplosión empieza veinte años más tarde, en una Nueva York cubierta de masas de nieve, durante un crudo invierno. Un anciano de nombre desconocido camina con dificultad, hundiéndose en la nieve y chocando con los coches sepultados, llega a un rascacielos oscuro y silencioso, saca del bolsillo una llave ligeramente entibiada por el contacto con su cuerpo, abre un portal de hierro y baja al sótano. El camino recorrido por el hombre y unos recuerdos intercalados constituyen el contenido de la novela.

Aquel subterráneo sumido en una oscuridad rasgada solamente de trecho en trecho por el débil haz de luz de una linterna, sostenida por la mano temblorosa del anciano, era una especie de museo o, tal vez, una sección de expedición (o más bien sex-pedición) de un consorcio poderoso de la época en que América invadió una vez más Europa. La manufactura semiartesanal de los europeos se vio enfrentada con la marcha implacable de la producción automatizada, obteniendo una victoria instantánea el coloso postindustrial de la ciencia y la técnica. En el campo de batalla quedaron en pie tres consorcios: GENERAL EXOTICS, CIBERBORDELICS y LOVE INCORPORATED. Cuando la producción de estos gigantes estaba en su apogeo, el sexo —hasta entonces una diversión privada, una gimnasia colectiva, un hobby, o un coleccionismo artesanal— se convirtió en la filosofía de la civilización. McLuhan, un viejo robusto que vivió hasta aquellos tiempos, demostró en su GENITOCRACY que ése, precisamente, ha sido el destino de la humanidad desde que ésta escogió el desarrollo técnico, y que ya los remeros de la antigüedad encadenados a las galeras, los leñadores del Norte con sus sierras, la máquina a vapor con su cilindro y émbolo, habían marcado el ritmo, la forma y el sentido de los movimientos que componen la actividad sexual, o sea, el sentido del hombre.

La despersonalizada industria USA absorbió las sabias posiciones del Oriente y del Occidente, transformó las trabas medievales en cinturones de incastidad, indujo a los artistas a proyectar copuladores, sexarios, magnopenes, megaclitos, vaginetas, pornotas, puso en marcha convoyes esterilizados de los cuales empezaron a bajar sadomóviles, cohabiteros, sodómnicos caseros y gomorcados públicos y fundó, al mismo tiempo, unos institutos científicos de investigación, dedicados a luchar por la liberación del sexo de la servidumbre de perpetuar el género humano.

El sexo dejó de ser una moda, ya que se había convertido en una fe. El orgasmo pasó a ser un deber ineludible y constante; sus contadores con saetas rojas ocuparon el sitio de los teléfonos en las oficinas y en la calle. Entonces, ¿quién era el anciano errante por los corredores de las salas subterráneas?

¿Un consejero jurídico de GENERAL EXOTICS? En sus recuerdos aparecen unas causas famosas, que habían llegado hasta el Tribunal Supremo, sobre el derecho a reproducir mediante maniquíes el aspecto físico de personas famosas, empezando por la First Lady de Estados Unidos. GENERAL EXOTICS ganó el juicio al precio de doce millones de dólares y ahora la luz trémula de una linterna se refleja en las polvorientas campanas de plástico, bajo las cuales permanecen las primeras estrellas de cine y las primeras damas de la alta sociedad mundial, princesas y reinas con magníficos atuendos, impuestos, como una condición inexcusable, por el fallo del tribunal.

En el transcurso de un decenio, el sexo sintético progresó de un modo espectacular, desde los primeros modelos, hinchables o de cuerda, hasta unos prototipos con regulación térmica y acoplamiento retroactivo. Los originales habían muerto mucho tiempo atrás, algunos de ellos vivían aún, convertidos en viejas momias; pero el teflón, el nilón, el dralón y el Sexofix habían resistido a la acción del tiempo y, como en un museo de figuras de cera, las bellas damas, arrancadas a las tinieblas por la luz de la linterna, miraban al anciano con una sonrisa fija en los labios. Todas ellas tenían en la mano una cassette con un programa de seducción grabado (la sentencia del Tribunal Supremo prohibía al vendedor colocar la cinta en el maniquí, pero cada comprador podía hacerlo en privado en su casa).

Los lentos y vacilantes pasos del viejo solitario levantaban torbellinos de polvo, a través de los cuales se transparentaban en rosa pálido, en el fondo de la sala, unas escenas de amor colectivo (las había incluso de treinta personas), parecidas a enormes rosquillas o cocas apretadamente trenzadas. ¿Era, tal vez, el mismo presidente de GENERAL EXOTICS quien andaba por los estrechos pasadizos entre los gomorcados y los acogedores sodómnicos? ¿O, quizá, el proyectista principal del consorcio, aquel que había dado forma genital primero a América y luego al mundo entero? El aposento contiguo estaba lleno de paneles con sus mandos y programas, con aquel precinto de plomo de la censura por el cual se había entablado una causa jurídica a seis niveles, así como de montones de contenedores, listos para el envío a los países de allende los mares, repletos de bolas japonesas, olfatorios, cremas preamatorias y miles de otros artículos de esa clase, previstos de instrucciones para el uso y folletos explicativos.

Era la épica de una democracia por fin conseguida, donde todos podían hacerlo todo con todos. Atentos a los consejos de sus propios futurólogos, los consorcios contravinieron el decreto antitrust, se repartieron clandestinamente el mercado mundial, desarrollando, cada uno de los tres, una especialización diferente. El GENERAL EXOTICS promocionaba la igualdad de derechos entre la norma y la desviación, y los dos consorcios restantes invertían grandes capitales en la automatización. Para convencer al público de que la saturación del mercado era imposible, ya que la gran industria, si es de veras grande, no se limita a cubrir, simplemente, las necesidades sino que las crea, se comercializaron prototipos de mayales para la flagelación, de trilladoras y de azotadoras especiales. Los medios antiguos de lascivia doméstica fueron a parar junto a los sílex y los palos de los hombres de Neardenthal. Los hombres de ciencia organizaron unos cursillos preparatorios de seis u ocho años de duración, que daban acceso a la carrera superior de ambas eróticas, e inventaron el neurosexátor y toda clase de silenciadores, filtros antirruidos, masas aislantes y aspiradores especiales de sonidos, para que los vecinos no perturbaran mutuamente su reposo y su goce con gritos inmoderados.

Sin embargo, era preciso seguir adelante, siempre y con valor, ya que el estancamiento es la muerte de la producción. Ya estaba en vías de planificación y modelado un Olimpo para uso individual, ya se formaban en las rutilantes factorías de CYBER-BORDELICS los primeros androides de plástico parecidos a las diosas y dioses griegos. Incluso se estaba pensando en los ángeles, para cuya fabricación había sido prevista una reserva financiera para los costos de eventuales juicios intentados por las Iglesias. Por otra parte, había que dar una solución a ciertos problemas técnicos: ¿Que material usar para las alas? La pluma natural podía hacer cosquillas en la nariz. ¿Debían ser movibles? ¿No sería una molestia? ¿Y la aureola? ¿Qué clase de interruptor de su luz y dónde colocarlo? Etc., etc. Entonces se abatió como un rayo la catástrofe.

La substancia química necesaria para la producción, llamada —en clave— NOSEX, había sido sintetizada ya mucho tiempo atrás, tal vez en los años setenta. Conocía su existencia sólo un pequeño grupo de profesionales iniciados. El producto, obtenido por los laboratorios de una modesta empresa relacionada con el Pentágono, fue considerado al principio como un arma secreta. En efecto, el NOSEX, aplicado en aerosol, podía diezmar la población de cualquier país, ya que la ingestión de una fracción de miligramo de la preparación eliminaba todas las sensaciones que acompañan al acto sexual. El mismo seguía siendo posible, pero sólo como una especie de trabajo físico bastante agotador, como, por ejemplo, el lavado y planchado de la ropa.

Después se tomó en consideración el proyecto de utilizar el NOSEX para frenar la explosión demográfica en el Tercer Mundo, pero la idea fue archivada, a causa del peligro que implicaba.

¿Cómo ocurrió la catástrofe mundial? Nadie lo sabe. ¿Es cierto que los almacenes de NOSEX volaron a consecuencia de un cortocircuito que inflamó un depósito de éter? ¿Fue, acaso, un acto de sabotaje cometido por unos enemigos industriales de las tres compañías, dueñas del mercado? ¿O bien tuvo algo que ver con ello una organización revolucionaria, ultraconservadora o religiosa? Nunca conoceremos la respuesta.

Fatigado por su vagabundeo en la inmensidad de los sótanos, el anciano se sienta en las suaves rodillas de una Cleopatra de plástico (después de haber apretado bien los frenos), y dirige sus pensamientos —como a un abismo— hacia el gran colapso de 1998. En un día, como por reflejo de repulsa, el público se volvió de espaldas a todos los productos que colmaban el mercado.

Lo que ayer tentaba, hoy tenía el mismo atractivo para la gente que la vista del hacha puede tener para un leñador cansado, o la de un barreño para una lavandera. El eterno (al parecer) encanto, aquel embrujo impuesto por la biología al género humano, se esfumó sin dejar rastro. Desde entonces, los pechos sólo evocaban el recuerdo de que los hombres eran mamíferos, las piernas, de que podían andar, y las posaderas, de que tenían sobre qué sentarse. ¡Nada más! ¡Absolutamente nada! Dichoso McLuhan por no haber llegado en vida a esta catástrofe, él, quien en sus obras había interpretado la catedral y el cohete cósmico, el motor de reacción, la turbina, el molino de viento, el salero, el sombrero, la teoría de la relatividad, los paréntesis de las ecuaciones matemáticas, los ceros y los signos de admiración como otros tantos sucedáneos y sustitutivos de esa única actividad que equivale a la percepción de la existencia en estado puro.

Toda esta argumentación perdió su fuerza en pocas horas. La humanidad se vio amenazada por el trance de morir sin dejar descendencia. Todo empezó por una crisis económica, comparada con la cual, la del año 1929 era una bagatela. Su primera víctima fue el comité de redacción del Playboy, que se prendió fuego y pereció entre las llamas. Pasaban hambre y saltaban por la ventana los empleados de los locales de strip-tease, hicieron bancarrota las revistas ilustradas, grandes consorcios de publicidad, institutos de belleza, grandes productoras de películas, se tambaleó toda la industria calitécnica y de perfumería, luego la de ropa interior; en el año 1999, en América había 32 millones de parados.

Entonces, ¿qué podía interesar todavía al público? Fajas para los herniados, jorobas sintéticas, pelucas de pelo gris, individuos afectados de parálisis y temblores, en sus sillas de ruedas, ya que era lo único que no se asociaba con el esfuerzo sexual, esa pesadilla, esos trabajos forzados; interesaba lo único que parecía garantizar la falta de una circunstancia erótica, o sea, el descanso y la tranquilidad. Por aquel entonces, los gobiernos, conscientes del peligro, emprendieron la movilización de todas las fuerzas, para salvar la especie. Los artículos de la prensa apelaban a la razón y al sentido de responsabilidad, los sacerdotes de todas las confesiones aparecían en la televisión, desplegando las más convincentes persuasiones y evocando los altos ideales del hombre; pero aquel coro de voces autorizadas no era capaz de vencer la indiferencia de los oyentes. No surtían efecto ni los manifiestos ni las arengas, que imploraban que los humanos vencieran su repugnancia. Los resultados eran insignificantes: una nación tan sólo, la japonesa, extremadamente disciplinada, obedeció, apretando las mandíbulas, a las consignas oficiales. En vista del fracaso, las autoridades instituyeron unos incentivos materiales especiales, diplomas de honor, distinciones, primas, premios, condecoraciones, medallas y concursos de fornicación. Cuando esta política falló a su vez, vinieron las inevitables represiones. En respuesta, las poblaciones de regiones enteras se negaron en rotundo al deber procreativo, la juventud buscó refugio en los bosques, la gente mayor producía unos certificados de impotencia falsificados, el soborno corrompía las comisiones sociales de control y vigilancia; cada persona se prestaba a controlar eventualmente al vecino, pero ella misma, en cuanto podía, evitaba aquella tarea agotadora.

La época de la catastrofe ya es solamente un recuerdo surgido en la mente del anciano solitario, sentado en los sótanos en el regazo de Cleopatra. La especie humana no se extinguió. La procreación se efectúa actualmente de modo sanitario, aséptico e higiénico, parecido a una vacunación; al cabo de años de inseguridad y peligros, sobrevino una cierta estabilización. Sin embargo, la cultura no soporta el vacío; la tremenda sensación de falta de vivencias, generada por la implosión del sexo, introdujo la gastronomía en el puesto vacante. Esta última de divide en normal y viciosa; existen perversiones gulísticas, álbums de pornofrafía restauradora, y la absorción de alimentos en ciertas posiciones se considera terriblemente indecente. Está prohibido, por ejemplo, comer fruta de rodillas (la secta de viciosos de la posición arrodillada lucha actualmente por conseguir esta libertad), no se permite comer espinacas ni huevos revueltos con las piernas levantadas hacia el techo. Pero hay, ¡naturalmente!) unos locales clandestinos donde los expertos y los gourmerts disfrutan de espectáculos obscenos: a la vista de los concurrentes, unos plusmarquistas especiales se atiborran de tal suerte que a los espectadores se les hace la boca agua. De Dinamarca llegan de contrabando unos álbums pornoalimenticios, donde se muestran verdaderos horrores (sin excluir la consumición de huevos revueltos a través de una pajita, mientras el consumidor, removiendo con los dedos un plato de espinacas sazonadas con una gran cantidad de ajo y, al mismo tiempo, oliendo a salsa de carne al chile, yace encima de la mesa envuelto en un mantel, con las piernas atadas con una cuerda enganchada al molinillo del café, que sustituye en la orgía descrita la lámpara del techo). El premio Femina ha sido adjudicado este año a una novela cuyo protagonista frotaba el suelo con crema de trufa y luego lo lamía, habiéndose revolcado previamente en spaghetti. Cambió también el ideal de la belleza: ahora hay que ser un gordiflón de ciento treinta kilos de peso, ya que así se demuestra una capacidad extraordinaria del sistema digestivo. También la moda ya no es la de antes: no hay manera de distinguir a la mujer del hombre por lo que lleva encima. En los parlamentos de los estados más evolucionados se está debatiendo la cuestión de la posibilidad de iniciar a los niños en la edad escolar en los secretos de los procesos digestivos. Hasta ahora, el tema, por indecente, constituye un tabú hermético.

Finalmente las ciencias biológicas tomaron por objetivos de su desarrollo la liquidación del sexo, un órgano prehistórico superfluo. Los embriones serían concebidos sintéticamente y criados conforme a los programas de la ingeniería genética. Obteniéndose por este sistema unos individuos asesuados, lo que acabaría de una vez por todas con aquellos recuerdos espantosos de los cuales no puede librarse la memoria de los que han vivido la catástrofe del sexo. En unos laboratorios llenos de luz, verdaderos templos del progreso, nacerá el magnífico hermafrodita, mejor dicho, el ser sin sexo, y la humanidad, lavada de su infamia anterior, podrá hartarse de toda clase de frutos, prohibidos únicamente por la gastronomía.