A Eduardo y Mary
ALBÚSCULOS
1.
Me creo que la vida
es tan así, tan cuatro paredes
y una angosta entrada de rayos mortecinos.
2.
Cincelará su soledad con estos claros
que le ofrecen las sombras de su celda.
3.
El amor es un alba sonriente.
Noche. Desolación del fracaso.
4.
Perfil de ola eras
azotándome de agua el rostro
en la noche funeral.
Perfil de fuego.
5.
TROPIEZO
Tropecé con las puertas secretas
que dan a la suprema luz.
6.
Ellos habitan en tinieblas
como los muertos hace tiempo.
7.
Trazar el mapa de tu territorio
con una lucecita en las tinieblas.
8.
La lámpara tiembla
como un corazón en abordaje.
9.
El fuego, en su pasión,
no puede ser quemado.
Ni, en su frialdad, el agua
apagada.
10.
La llama tilila
buscando un hueco negro,
la caverna que alumbrar.
11.
Gramática, retórica, dialéctica,
música, geometría, astrología, aritmética,
luminotecnia.
Nada ilumina al hombre
sino la luz que emana, si distiende,
se esconde.
12
Locus amoenus.
Lux amoena.
Homo felix.
PREVIA. Los poemas de arriba pertenecen al apartado Albúsculos, del libro Quaderno de dexados, que dediqué a mi amigo y profe de literatura y a su compa, Eduardo García Chávez y Mary, en 1986. Lo traigo porque estoy en la labor de pasarlo al ordenata. Y como puede iluminar bastante pues añado el Preliminar a aquel libro que me editó la Editorial Extremadura, de Cáceres, por iniciativa del impagable Pepe Higuero. Es evidente que he considerado unas nota esclarecedoras de alguna intención. Lo demás que lo ponga el sabio lector. La ilustración es del amigo Juan Larrey. Ilustraron el libro él y el también amigo Francisco Javier Mateos Ascacibar.
PRELIMIMAR
Siempre me ha resultado reveladora la opinión del poeta sobre la génesis y circunstancias de su propia poesía. Este he sido el motivo que me ha impulsado a recordar algunos hechos e intenciones en que se inscribe el presente libro.
Uno escribe, en definitiva, sin saber bien para qué lectores. Se encuentra, pues, ante rostros tan blancos como el papel en que comienza a gestarse la creación del poema. En frase conocida, se puede afimar que la poesía resulta una actividad semicladestina entre nosostros. Lo mejor que se puede hacer es aceptar el hecho y seguir escribiendo, y si no, dejar de escribir. Uno, a veces, tiene la extraña sensación de que lo que hace es un detergente o algo similar. Y lo digo por la preocupación que se muestra porque la gente no lee poesía, no consume, y por lo de la promoción.(1) Cierto que en Extremadura das una patada y salen poetas a barullo. Y eso está bien. Y si los que leen poesía somos los que la escribimos, como dicen, está mejor.
El presente libro es un buceo en el fondo de un espejo. Y ese espejo quiero situarlo allá por el siglo XVI. Hubo en aquel tiempo unas gentes que, como las gentes de todas las épocas, tuvieron una anhelos dignos de libertad, de ser humanamente libres. Gentes que pretendieron lograr una experiencia espiritual transcendente a través de una experiencia física sensible, a través de los sentidos. Estoy hablando de los alumbrados, iluminados o dexados. En un ambiente social que se me antoja opresivo y atosigante entonces, esas gentes, esos dexados, anhelaron un tiempo mental más grato. En las postrimerías del presente siglo considero que estamos en la misma historia, y me avalan congruas muestras, entre las que menciono a vuelapluma el paraíso artificial de las drogas. En definitiva pocas veces el hombre fue libre, dichoso. Y por ello aquel siglo XVI y aquellas gentes son el espejo en que me miro, miro la época, mi época. Ya sé que el asunto de los alumbrados ha sido tema y motivo de otras creaciones literarias (2). No intento ni trato aquí ninguna suerte de poesía que podríamos llamar historietista o culturalista (3). Sino que el poeta toma una circunstancia histórica por motivo, como estado de su mente, y elabora poemas intentando emitirlos en ese estado; pero en un presente que también es huible. Puede ser una suerte de recurso estético o poético. Una huida, no ya a otra época, sino a otra mente.
Pero advierto que no pretendo que le lector reciba información, ni posea datos algunos sobre el contenido de los poemas. Que acometa la lectura con escepticismo o esperanza. Creo en el arte con misterio. Huyo de la comunicación y de la información. Lo que me interesa es la alusión y la invención. Por ello creo que, en cierta medida, dexados somos todos, o alguna vez lo hemos aspirado a ser.
Los poemas que hoy conforman el presente libro comenzaron a gestarse a principios del año 1984. En octubre de 1985 consideré, de momento, terminada la factura que ofrecen actualmente; pues se ha de saber que, en todo creador que se precie siempre hay un gusanillo que le lleva al retoque, el revoque y el estoque con lo que se va escribiendo. Y al poeta suele pasarle algo que pasó a los alumbrados. Que iluminado por la luz de Dios o la de Satán, concibe una palabras primorosa, la poesía, y el logro difiere siempre en su iluminación, cayendo, a veces por la inquisición que le circunda y pereciendo, las más de las veces, lo escrito, en los autos de fe, en las hogueras. Salvándose sólo lo que el viento se lleva. Pero la poesía hecha con esa iluminación, como el dexado, es audacia, osadía, porque yo, si soy poeta, puedo atravesar esa pared o esa ventana que se abre frente al abismo.
De esta manera no quiero que le lector pretenda encontrar valores y virtudes que, porque lo sean en la vida, tales como verdad, sinceridad, coherencia, sensatez, raciocinio, etc., lo deban ser en la creación literaria, en la literatura. Que alguien definió como el arte de mentir. Así interpretó lo que el gran poeta portugués dijo sobre que el poeta es un fingidor (4).
Creo que con la misma saña con que la Iglesia castigó a los místicos, iluminados y quietistas, el estado actual de las cosas imperante persigue a los poetas. Aquí otro guiño entre mis correligionarios del siglo XVI y el oficio de escribir poesía. Y es que es hoy casi imposible aludir en un poema o en poesía lo metapoético. Hablando con propiedad creo que nunca de dejó de hacer.
Alguna serpiente ha mordido al habla de los hombres de hoy que no es poética y lo que hacemos como poesía es sombra de lo que fue . El poeta de hoy busca, este poeta busca, en estos vericuetos verbales de los poemas, la poesía . Pero pasa, a menudo, que cuando está casi haciéndola aflorar fuera de los infiernos, a la luz, no puede dejar de volverse para mirarla y la pierde. Pierde la poesía que trata de recuperar en vano (5). Siguiendo con el mito diré que, al menos, es deseable que el lector (que el autor quisiera considerar como otro poeta y antipoeta) viera toda esta historia como una película de cine, aprehenda, de esta manera contemporánea y moderna, la poesía.Ya que su situación de privilegio se lo permite. Y esa es una de las intenciones del presente poemario.
Siempre creo que sucederá, y más en el primer libro dado a la estampa, que uno tenga intenciones o ramalazos de exponer una cierta suerte de poética. Así diré que la labor poética no sería otra para mí, como creador y lector de poesía, que la de conocer por la palabras. Conocimiento que se hace por la creación/lectura/destrucción del poema. O palabrear conociendo. Que tanto monta.
Llevo años haciendo esto que llaman poesía y creo que la propia práctica se vuelve la mejor teoría.
Este libro quedó finalista del premio de la prensa de poesía del año 1986 (6).
AGUSTÍN ROMERO
NOTAS.
1. Evidentemente eso ha crecido desde entonces, aumentando la locura a niveles descomunales. De manera que quien es quien, y si vale o no lo marca el Mercado Literario, la industria de la impresión de libros y de sus vendedores, que nunca la calidad per se de los autores. Estábamos entonces en plena época de integración en la Unión Europea, por parte del capitalista Felipe González y de sus gentes de trinque y mercadeo, y eso se notaba en el ambiente. Y todos los poltroneros chupando de subvención para la cultura, que creó toda una cultura del trinque. Y eso que la linda progresía clama: ¡más dinero pa la cultura! Como si la cultura y el arte fuese cosa de dineros... Claro que el dinero los ha ahogado y ha arrastrado a muchos en su vorágine. Sobre todo tanto dinero en manoss de tontos y lerdos... Que esa es otra.
2. Recuerdo, por su frescura de entonces, un hermoso texto teatral de mi amigo Jesús Alviz Arroyo, Un sólo son en la danza, editado por la Editora Regional, creo que casi reciente a la escritura de este prólogo.
3. Que a nadie se le ocurra eso de poesía histórica, semejante carquez no tendría perdón, como no lo tiene la novela histórica. El pasado y lo que en el mismo ocurre interesa a niveles mucho más interesantes que los meros históricos, como cualquiera puede suponer. No es el pasado coto absoluto de la llamada Historia.
4. Me refiero a Fernando Pessoa, y concretamente a una antología popular que Bruguera lanzó por entonces, que llevaba por título, El poeta es un fingidor, del admirable maestro Ángel Crespo como traductor genial y poeta de quilates.
5. Me refiero al mito de Orfeo y Eurídice, interpretándolo como una poética, el poeta sería Orfeo y Eurídice el poema, la poesía, recordando un magnífico poema de Don Francisco de Quevedo:
Poesía original completa. Francisco de Quevedo. Edición, introducción y notas de José Manuel Blecua. Planeta, 1981. Barcelona.
¡Qué hay que leer con gozo y atención a los clásicos!
6. El premio quedó declarado desierto contra sus propios estatutos, reglas, por simple censura de parte del jurado, y parte que va de poeta extremeño de renombre, eso sí, muy malísimo, un poeta ruina, editado por la Editora Regional y todo eso, y con todos los galardones políticos que haber pueda, pero mu malo como poeta, la verdad sea dicha. Así las gastan estos del poder,los primeros enemigos de todo lo bello, de todo arte, aunque lo tontos de baba y trinque de hoy pidan cultura y favores a las artes para quedarlas totalmente anuladas.¡Qué no! Que hay que anular y acabar con tanto garito de cultura en las instituciones, de tanta prebenda para sus poetas y escribidores, o artistas varios. Reducirse a servicios mínimo de bibliotecas gratis, y poco más. Pero esa es otra de la que estamos pendientes de parlar y tratar, la contra a la cultura oficial y política, impuesta por los políticos y sus mercadeos. Que asquito me dio ver a un político extremeñí por el acto de presentación de la obra de un poeta muerto, al que trataban desesperadamente, lo suyos y trásfugas diversos, de arrimarlo al ascua de su partido. ¡Qué profundo asquito! Y de vergüenza ajena… No voy a nombrarlo...
Uno escribe, en definitiva, sin saber bien para qué lectores. Se encuentra, pues, ante rostros tan blancos como el papel en que comienza a gestarse la creación del poema. En frase conocida, se puede afimar que la poesía resulta una actividad semicladestina entre nosostros. Lo mejor que se puede hacer es aceptar el hecho y seguir escribiendo, y si no, dejar de escribir. Uno, a veces, tiene la extraña sensación de que lo que hace es un detergente o algo similar. Y lo digo por la preocupación que se muestra porque la gente no lee poesía, no consume, y por lo de la promoción.(1) Cierto que en Extremadura das una patada y salen poetas a barullo. Y eso está bien. Y si los que leen poesía somos los que la escribimos, como dicen, está mejor.
El presente libro es un buceo en el fondo de un espejo. Y ese espejo quiero situarlo allá por el siglo XVI. Hubo en aquel tiempo unas gentes que, como las gentes de todas las épocas, tuvieron una anhelos dignos de libertad, de ser humanamente libres. Gentes que pretendieron lograr una experiencia espiritual transcendente a través de una experiencia física sensible, a través de los sentidos. Estoy hablando de los alumbrados, iluminados o dexados. En un ambiente social que se me antoja opresivo y atosigante entonces, esas gentes, esos dexados, anhelaron un tiempo mental más grato. En las postrimerías del presente siglo considero que estamos en la misma historia, y me avalan congruas muestras, entre las que menciono a vuelapluma el paraíso artificial de las drogas. En definitiva pocas veces el hombre fue libre, dichoso. Y por ello aquel siglo XVI y aquellas gentes son el espejo en que me miro, miro la época, mi época. Ya sé que el asunto de los alumbrados ha sido tema y motivo de otras creaciones literarias (2). No intento ni trato aquí ninguna suerte de poesía que podríamos llamar historietista o culturalista (3). Sino que el poeta toma una circunstancia histórica por motivo, como estado de su mente, y elabora poemas intentando emitirlos en ese estado; pero en un presente que también es huible. Puede ser una suerte de recurso estético o poético. Una huida, no ya a otra época, sino a otra mente.
Pero advierto que no pretendo que le lector reciba información, ni posea datos algunos sobre el contenido de los poemas. Que acometa la lectura con escepticismo o esperanza. Creo en el arte con misterio. Huyo de la comunicación y de la información. Lo que me interesa es la alusión y la invención. Por ello creo que, en cierta medida, dexados somos todos, o alguna vez lo hemos aspirado a ser.
Los poemas que hoy conforman el presente libro comenzaron a gestarse a principios del año 1984. En octubre de 1985 consideré, de momento, terminada la factura que ofrecen actualmente; pues se ha de saber que, en todo creador que se precie siempre hay un gusanillo que le lleva al retoque, el revoque y el estoque con lo que se va escribiendo. Y al poeta suele pasarle algo que pasó a los alumbrados. Que iluminado por la luz de Dios o la de Satán, concibe una palabras primorosa, la poesía, y el logro difiere siempre en su iluminación, cayendo, a veces por la inquisición que le circunda y pereciendo, las más de las veces, lo escrito, en los autos de fe, en las hogueras. Salvándose sólo lo que el viento se lleva. Pero la poesía hecha con esa iluminación, como el dexado, es audacia, osadía, porque yo, si soy poeta, puedo atravesar esa pared o esa ventana que se abre frente al abismo.
De esta manera no quiero que le lector pretenda encontrar valores y virtudes que, porque lo sean en la vida, tales como verdad, sinceridad, coherencia, sensatez, raciocinio, etc., lo deban ser en la creación literaria, en la literatura. Que alguien definió como el arte de mentir. Así interpretó lo que el gran poeta portugués dijo sobre que el poeta es un fingidor (4).
Creo que con la misma saña con que la Iglesia castigó a los místicos, iluminados y quietistas, el estado actual de las cosas imperante persigue a los poetas. Aquí otro guiño entre mis correligionarios del siglo XVI y el oficio de escribir poesía. Y es que es hoy casi imposible aludir en un poema o en poesía lo metapoético. Hablando con propiedad creo que nunca de dejó de hacer.
Alguna serpiente ha mordido al habla de los hombres de hoy que no es poética y lo que hacemos como poesía es sombra de lo que fue . El poeta de hoy busca, este poeta busca, en estos vericuetos verbales de los poemas, la poesía . Pero pasa, a menudo, que cuando está casi haciéndola aflorar fuera de los infiernos, a la luz, no puede dejar de volverse para mirarla y la pierde. Pierde la poesía que trata de recuperar en vano (5). Siguiendo con el mito diré que, al menos, es deseable que el lector (que el autor quisiera considerar como otro poeta y antipoeta) viera toda esta historia como una película de cine, aprehenda, de esta manera contemporánea y moderna, la poesía.Ya que su situación de privilegio se lo permite. Y esa es una de las intenciones del presente poemario.
Siempre creo que sucederá, y más en el primer libro dado a la estampa, que uno tenga intenciones o ramalazos de exponer una cierta suerte de poética. Así diré que la labor poética no sería otra para mí, como creador y lector de poesía, que la de conocer por la palabras. Conocimiento que se hace por la creación/lectura/destrucción del poema. O palabrear conociendo. Que tanto monta.
Llevo años haciendo esto que llaman poesía y creo que la propia práctica se vuelve la mejor teoría.
Este libro quedó finalista del premio de la prensa de poesía del año 1986 (6).
AGUSTÍN ROMERO
NOTAS.
1. Evidentemente eso ha crecido desde entonces, aumentando la locura a niveles descomunales. De manera que quien es quien, y si vale o no lo marca el Mercado Literario, la industria de la impresión de libros y de sus vendedores, que nunca la calidad per se de los autores. Estábamos entonces en plena época de integración en la Unión Europea, por parte del capitalista Felipe González y de sus gentes de trinque y mercadeo, y eso se notaba en el ambiente. Y todos los poltroneros chupando de subvención para la cultura, que creó toda una cultura del trinque. Y eso que la linda progresía clama: ¡más dinero pa la cultura! Como si la cultura y el arte fuese cosa de dineros... Claro que el dinero los ha ahogado y ha arrastrado a muchos en su vorágine. Sobre todo tanto dinero en manoss de tontos y lerdos... Que esa es otra.
2. Recuerdo, por su frescura de entonces, un hermoso texto teatral de mi amigo Jesús Alviz Arroyo, Un sólo son en la danza, editado por la Editora Regional, creo que casi reciente a la escritura de este prólogo.
3. Que a nadie se le ocurra eso de poesía histórica, semejante carquez no tendría perdón, como no lo tiene la novela histórica. El pasado y lo que en el mismo ocurre interesa a niveles mucho más interesantes que los meros históricos, como cualquiera puede suponer. No es el pasado coto absoluto de la llamada Historia.
4. Me refiero a Fernando Pessoa, y concretamente a una antología popular que Bruguera lanzó por entonces, que llevaba por título, El poeta es un fingidor, del admirable maestro Ángel Crespo como traductor genial y poeta de quilates.
5. Me refiero al mito de Orfeo y Eurídice, interpretándolo como una poética, el poeta sería Orfeo y Eurídice el poema, la poesía, recordando un magnífico poema de Don Francisco de Quevedo:
CONTRAPOSICIÓN AMOROSA
(MADRIGAL)
Si fueras tú mi Eurídice, señora,
ya que yo soy el Orfeo que te adora,
tanto el poder de mirarte en mí pudiera,
que sólo por mirarte te perdiera;
pues si perdiera la ocasión de verte,
perderte fuera así, por no perderte.
Más tú en la tierra, luz clara del cielo,
firmamento que vives en el suelo,
no podía ser que fueras
sombra, que entre las sombras asistieras;
que el infierno contigo se alumbrara;
y tu divina cara,
como el sol en su coche,
introdujera aurora en la noche.
Ni yo, según mis sentimientos veo,
fuera músico Orfeo;
pues de amor y tristeza el alma llena,
no pudiera cantar, viéndote en pena.
Parnaso, 220
(MADRIGAL)
Si fueras tú mi Eurídice, señora,
ya que yo soy el Orfeo que te adora,
tanto el poder de mirarte en mí pudiera,
que sólo por mirarte te perdiera;
pues si perdiera la ocasión de verte,
perderte fuera así, por no perderte.
Más tú en la tierra, luz clara del cielo,
firmamento que vives en el suelo,
no podía ser que fueras
sombra, que entre las sombras asistieras;
que el infierno contigo se alumbrara;
y tu divina cara,
como el sol en su coche,
introdujera aurora en la noche.
Ni yo, según mis sentimientos veo,
fuera músico Orfeo;
pues de amor y tristeza el alma llena,
no pudiera cantar, viéndote en pena.
Parnaso, 220
Poesía original completa. Francisco de Quevedo. Edición, introducción y notas de José Manuel Blecua. Planeta, 1981. Barcelona.
¡Qué hay que leer con gozo y atención a los clásicos!
6. El premio quedó declarado desierto contra sus propios estatutos, reglas, por simple censura de parte del jurado, y parte que va de poeta extremeño de renombre, eso sí, muy malísimo, un poeta ruina, editado por la Editora Regional y todo eso, y con todos los galardones políticos que haber pueda, pero mu malo como poeta, la verdad sea dicha. Así las gastan estos del poder,los primeros enemigos de todo lo bello, de todo arte, aunque lo tontos de baba y trinque de hoy pidan cultura y favores a las artes para quedarlas totalmente anuladas.¡Qué no! Que hay que anular y acabar con tanto garito de cultura en las instituciones, de tanta prebenda para sus poetas y escribidores, o artistas varios. Reducirse a servicios mínimo de bibliotecas gratis, y poco más. Pero esa es otra de la que estamos pendientes de parlar y tratar, la contra a la cultura oficial y política, impuesta por los políticos y sus mercadeos. Que asquito me dio ver a un político extremeñí por el acto de presentación de la obra de un poeta muerto, al que trataban desesperadamente, lo suyos y trásfugas diversos, de arrimarlo al ascua de su partido. ¡Qué profundo asquito! Y de vergüenza ajena… No voy a nombrarlo...
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.