7 de septiembre de 2008

LIBROS LIEBRES

De Sevilla traigo libros. Lamentos del Sinaí, de Max Aub, en edición de Pasqual Mas i Usó, Visor, 2008; DINERO, Revista de Poética Financiera e Intercambio Espiritual (2008) y Enciclopedia Universal Clismón, Bienvenido al Mundo (2007), ambos de Miguel Brieva, que ya comenté que usaré para ilustrar por acá, y Dolor y claridad de España, cartas a María Zambrano, de José Bergamín, edición de Nigel Dennis (2005). Y ha sido a este último tomito al que no di un repaso en el tren, como acostumbro siempre que traigo libros de Sevilla, y por lo a gusto que se lee y se disfruta de los buenos libros en el tren. Con José Bergamín tengo deudas de lecturas y es escritor que me ha conmovido como ninguno de su tiempo. Tipo auténtico. Hace unos días se le homenajeó, con el cómplice silencio oficial que le pesa y le honra. Lo leía, allá en los ochenta, en la revista Punto y Hora de Euskal Herria, de singular memoria, en unos artículos incendiarios, valientes, claros, maravillosos, geniales y de una riqueza literaria absoluta, contra la estupidez de la llamada Transacción que llaman Transición. Aprendí bastante leyendo aquello y fue mi maestro en no pocos aspectos. Gracias Javier Viu Arrese por pasarme la revista entonces…

Es uno de los valores mas destacados de la promoción de intelectuales identificados con la II República, Durante largos años vive y dignifica con su palabras lo que llama, con su gracia habitual, los inmensos “campos de dispersion” de la España peregrina. Escritor inclasificable, de sorprendentes “ideas liebres” y estilo personalísimo, cultiva una gran variedad de géneros y en todos ellos deja la huella inconfundible de su personalidad. Desde su soledad e independencia, dentro y fuera de España, desarrolla una visión singular de la cultura española en sus diversas manifestaciones. Entre sus libros más importantes cabe mencionar La cabeza a Pájaros (aforismos), Mangas y capirotes (ensayo), La sangre de Antígona (teatro) y La claridad desierta (poesía).

Eso me ponen en contraportada de la edición de este libro bergaminesco. Tengo la ligera impresión de que se habla de algunos paralelos a Bergamín, entre los que me encuentro. Ese empeño en marginar de los críticos y destacar, por otros nombres, a los escritores libres, con expresiones como inclasificable, visión singular de España, estilo personalísimo, inconfundible personalidad, soledad e independencia…, no son más que rodeos para decir que está fuera de juego del mando, que es el que dice quien es quien a los gilis y esclavos, claro. Para mí Bergamín fue casi el único que mantuvo la dignidad y el respeto debido a lo que algunos llaman memoria histórica, con estúpido nombre, y la de la II República. Todos los demás no son sino nada y circo electoral, por mucho que vayan en comandita, mucha subvención y mucha averiguación de muertos que hagan. Bergamín murió en Fuenterrabía, donde vivió sus últimos años, adherido a la llamada izquierda abertzale vasca, como último reducto de honestidad política, social y humana. Eso no puede olvidarse, y sin eso su pensamiento y su obra. Por mucho desgarre de vestiduras de los moderantos al uso y los manipuladores del tinglado en mando y poder. O los que son peores, sus mariachis.
Por otra parte tengo que renovar el apartado de libros que leo, o libros que releo, remarcados en este sitio, en la columna de la izquierda, porque evidentemente no son todos los que están. Así que de esta semana no pasa. Y de estos que menciono vean alguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.