Hoy vuelvo al poema de ayer, Soledad II, lo llamo, a lo que escribí como un borrador, Soledad, como casi todo. Y lo retoco. Suelo tachar mucho, eliminar más, enmendar, versionar, reescribir. Ese tipo de escritor diosecillo que lo que escribe de primera mano es la verdad y lo válido es un elemento peligrosos para la creación, que es puro trabajo, entrega, corrección absoluta y continua de la obra, que toma así vida y es siempre provisional, síntesis imperfecta y perfectamente perfectible. Y porque uno no es el mismo ayer al que está hoy, esa obra es siempre coral, producto de los muchos que somos, o estamos, o del mucho que somos, que depende, o lo mucho que estamos, aun en la soledad total. Paso a limpio este texto, cerrado hasta ahora, y cuya escritura manuscrita pongo supra. La cita de Pedro Soto de Rojas, de su libro Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, me viene al pelo, hoy:
-yo, a la luz que me das, busco quién eres-
Pedro Soto de Rojas
Paraíso cerrado para muchos
jardines abiertos para pocos
gime lejano pájaro en la tarde
la oscuridad se crece y anochece
todo pierde la luz está en sus trece
mundo de tiniebla ya no arde
a lo lejos árboles alarde
de quietud fantasmal y del despiece
negros borrones negro se atardece
en el adiós un día va cobarde
la hora de la muerte de su frío
de la llama apagada del martirio
del todo que se acaba del desierto
del dolor la agonía del incierto
nada del ave y de árbol del delirio
degollados sin luz en el vacío
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.