No le tengo respeto ninguno a las comanditas de generaciones en que el comercio, y su sucedáneo, los críticos y tariferos (de tarifa), turiferarios (de tufo), periodistas al servicio, publicitarios sin rango, propagandistas de partía, académicos argamasillescos (que son todos los académicos -menos mi amigo Manolo Pecellín, y alguno más-), la periodista que da coba y boba, y en general todo el gacetillero en cumplimiento de su deber, que miden el valor de poetas y escritores, con esas balas y balanzas o engendramientos, fecundaciones, in vitro, in situ, in-eptas, crías y las juntan, concepciones santas, formaciones, producciones del mercado de abastos cultural, todas esas generaciones, progenies y proles, filiaciones, descendencias, herencias, gérmenes de la bazofia cultural al uso y servida en editoriales de postín y cotización en bolsas y bolsillos, esas familias por irse a la tumba de un poeta de antaño o de hogaño, o rascarse la crisma ante un dictador, esas castas castamente cerradas a cal y canto, o a col hedionda y cantazo limpio contra la verdad, la justicia y la libertad, esos orígenes de tanto autor medido por su arracimamiento con otros y coincidencia en que eran del real madris o del betis y además, por la cosa esa de la adolescencia alargada, se rebelaban con pedos y falo de fraile ante el que mandaba, sin llegar a más, si llegaban a algo, abomino de toda esa genealogía de la inmoralidad artística que se avecina en las llamadas generaciones, o degeneraciones, especies, totalidades, uniones, absolutos, supremos, difundidos, rangos o globales..., y otras monsergas o promociones de poetas, picapedreros, encajeras de bolillos o fresadores, albañiles en paro, sindicalista escocío, escocedura del ojo u ojete, me da lo mismo.
Es más, como son meras cosillas comerciales y mercachifles, que nada tienen que ver con el arte, la literatura, la creación, la poesía que es producto de algo personal, particular e individual estrictamente, y como reducen el hombre, y no veas al artista o poeta, a mercado, y a éxito y ventas, fama y abolengo, ringorrangos oficiales, pues les tengo en poco, en nada. En todo lo contrario. Porque que los que mandan y tengan poder digan lo que es de valor o no, ya es ganas de mandar. Que cuando se les vota es para que sirvan en un orden estricto de la vida social, no para que determinen hasta qué es buena poesía, o qué es literatura, qué vale o quién no... Acogotando todo el arte y la cultura, que son bienes abiertos y mucho más allá de las instituciones votadas y de mando, muchísimo más allá y más al otro lado, o a la contra. Y que este tipo de discurso de libertad parecerá raro e incluso radical y errado a los changaos (palabro llerení que quiere decir algo así como averiao de la mollera, en su sentido figurado) entregados, a los mediocres de la vida muelle y muebles. Que a ese punto han llegado los corruptos del mando. A la abyección más total. Y casi todos los poetas tan contentos, jodidos y contentos. Entretenidos en gripes guarras y crisis de petardos que gobiernan mal y sistemas que no sirven y averiados de muerte. Pues la bujarronería es cosa de moda y muy repetable, ¡oíga!, y ha de dársele todo por atrás...
Por eso que el diario del poder total en España, el correcto político total, el poderoso e influyente, el portavoz oficial del bipartidismo triunfante y el que hace caer la baba a la lindísima retrocarqueprogresía, al culturetariado en general y generatrix de esta situación, sea el que diga quién es quien, y quien rebelde, quien no, quien no existe y quien sí existe, es ya lindo chiste, que diría el maestro Quevedo...
Como dijo el otro: está bien que uno sea rebelde cuando joven, que lo siga siendo luego y luego... Pero la caga si no lo es al final. Nada le vale. Todo lo pone al descubierto como un impostor y mercachifle. Creo que era Bertol Brech, en versión libre..., así de memoria.
Siento, dice, un rechazo casi biológico por los gregarios y los sumisos. La gran literatura la han hecho siempre los desobedientes.
Pos desde luego no se le ve el pajeo, andando con esos del orden impuesto, los obedientes, sumisos y gregarios de votambre a más no poder, la pandilla del dominio y del mando... Como dicen los llereníes: siempre habla un cagao...
Y es que en su totalitarismo absoluto, el su sapiencia sobrada y de machambre brava, este periódico, que no es un periódico llano y simple de información, sino una mafia y correa, cadena de transmisión y sujeción y atadura, pretende cantar y contar las peras a cuarto, como ni los franquistas soñaron. Y todos tan obedientes chicos y chicas o chirimbolos, sumisos, gregarios ovinos, adocenados señores y señoras de medio pedo (que ellas, las libres, imitan en todo al varón que manda), dóciles con publicidad de rebeldía, vulgares con lazitos de colores en el rabo y las mamas, incoloros y negros cocos vacuos, chabacanos chavales y chavalas de la corte de los milagros madrizleña y zapatera, rajetas de moda (por Rajoy), impersonales, muñecos y quekas bobas, amén de soplaeso desguazados, borreguiles de verija, mansos toros, que nos libre dios, mansurrones manejables masticadores del chicle dado, disciplinados, sino no salen un día en sus fotos, subordinados sino nada de titulares, dependientes del independiente, que por eso se autoproclama así, suaves como guantes pal amo, reverentes hasta el suelo y el sótano, la mina y el centro del planeta si pudieran, fieles de misa, mesa y masa diaria, resignados arquitrabes de la entrega en cuerpos y almas, subyugados benditos y bien dichos del que manda, esclavos de baba y voluntarios de su fuerza, sujetos amaneados, esclavizados por un amor impuesto y una mística de entrega y rendición como materia de cambio, vasallos del amo de la moserga espectacular y publicitaria, propaganda de lo correcto siempre urbe et orbi, mediática cochambre, sometidos de rasca y daca, rendidos a los pies del caballo ganador...
Es más, como son meras cosillas comerciales y mercachifles, que nada tienen que ver con el arte, la literatura, la creación, la poesía que es producto de algo personal, particular e individual estrictamente, y como reducen el hombre, y no veas al artista o poeta, a mercado, y a éxito y ventas, fama y abolengo, ringorrangos oficiales, pues les tengo en poco, en nada. En todo lo contrario. Porque que los que mandan y tengan poder digan lo que es de valor o no, ya es ganas de mandar. Que cuando se les vota es para que sirvan en un orden estricto de la vida social, no para que determinen hasta qué es buena poesía, o qué es literatura, qué vale o quién no... Acogotando todo el arte y la cultura, que son bienes abiertos y mucho más allá de las instituciones votadas y de mando, muchísimo más allá y más al otro lado, o a la contra. Y que este tipo de discurso de libertad parecerá raro e incluso radical y errado a los changaos (palabro llerení que quiere decir algo así como averiao de la mollera, en su sentido figurado) entregados, a los mediocres de la vida muelle y muebles. Que a ese punto han llegado los corruptos del mando. A la abyección más total. Y casi todos los poetas tan contentos, jodidos y contentos. Entretenidos en gripes guarras y crisis de petardos que gobiernan mal y sistemas que no sirven y averiados de muerte. Pues la bujarronería es cosa de moda y muy repetable, ¡oíga!, y ha de dársele todo por atrás...
Por eso que el diario del poder total en España, el correcto político total, el poderoso e influyente, el portavoz oficial del bipartidismo triunfante y el que hace caer la baba a la lindísima retrocarqueprogresía, al culturetariado en general y generatrix de esta situación, sea el que diga quién es quien, y quien rebelde, quien no, quien no existe y quien sí existe, es ya lindo chiste, que diría el maestro Quevedo...
Como dijo el otro: está bien que uno sea rebelde cuando joven, que lo siga siendo luego y luego... Pero la caga si no lo es al final. Nada le vale. Todo lo pone al descubierto como un impostor y mercachifle. Creo que era Bertol Brech, en versión libre..., así de memoria.
Siento, dice, un rechazo casi biológico por los gregarios y los sumisos. La gran literatura la han hecho siempre los desobedientes.
Pos desde luego no se le ve el pajeo, andando con esos del orden impuesto, los obedientes, sumisos y gregarios de votambre a más no poder, la pandilla del dominio y del mando... Como dicen los llereníes: siempre habla un cagao...
Y es que en su totalitarismo absoluto, el su sapiencia sobrada y de machambre brava, este periódico, que no es un periódico llano y simple de información, sino una mafia y correa, cadena de transmisión y sujeción y atadura, pretende cantar y contar las peras a cuarto, como ni los franquistas soñaron. Y todos tan obedientes chicos y chicas o chirimbolos, sumisos, gregarios ovinos, adocenados señores y señoras de medio pedo (que ellas, las libres, imitan en todo al varón que manda), dóciles con publicidad de rebeldía, vulgares con lazitos de colores en el rabo y las mamas, incoloros y negros cocos vacuos, chabacanos chavales y chavalas de la corte de los milagros madrizleña y zapatera, rajetas de moda (por Rajoy), impersonales, muñecos y quekas bobas, amén de soplaeso desguazados, borreguiles de verija, mansos toros, que nos libre dios, mansurrones manejables masticadores del chicle dado, disciplinados, sino no salen un día en sus fotos, subordinados sino nada de titulares, dependientes del independiente, que por eso se autoproclama así, suaves como guantes pal amo, reverentes hasta el suelo y el sótano, la mina y el centro del planeta si pudieran, fieles de misa, mesa y masa diaria, resignados arquitrabes de la entrega en cuerpos y almas, subyugados benditos y bien dichos del que manda, esclavos de baba y voluntarios de su fuerza, sujetos amaneados, esclavizados por un amor impuesto y una mística de entrega y rendición como materia de cambio, vasallos del amo de la moserga espectacular y publicitaria, propaganda de lo correcto siempre urbe et orbi, mediática cochambre, sometidos de rasca y daca, rendidos a los pies del caballo ganador...
¿Y a quién pretenden engañar?
Y nos ponen de Ministra de Cultura a la otra.
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