UN CASO EN LA NORIA

morir a martillazos se presenta
como suceso justo y tan terrible
chunga noticia negra predecible
en ese mundo tal que arregla cuenta

un osado pringao birle intenta
y no le sale limpio susceptible
de irse de rositas y tangible
le resulta su muerte cenicienta

cómo mangar entonces si la vida
le vomita su hiel hecha porrazo
su dolor y su sangre de crecida

el robo general el navajazo
trapero del tinglado y su movida
porque atiza casual un ramalazo

un fatal testarazo
desparpajo asesino y carnicero
celebra el Capital al justiciero

NOTA. Creo que fue el miércoles cuando me enteré, fresca la sangre todavía, del asunto. Hoy los medios de información vuelan así. Sé que esto pasa todos los días y nada dicen. Pero si el sujeto se encuentra en la calle moribundo, si tiene la cara destrozada, si concurren esas cosas que los periodistas de sucesos estiman y el tinglado conviene en airear el asunto y la noticia, pues vuela su gloria. Me encantaría trabajar en un medio como el desaparecido El Caso... Pero con otros aires: demostrando que el crimen es el resultado, las más de las veces, del sistema sociopolíticoeconómico y su mala digestión por los pobres, de estómagos delicados para semejante festín. Y de resultas de no poder cambiar nada, y de poder hacer muy poco viene, tal vez, esta manía de escribir compulsiva, que toda escritura viene de ser un infeliz, que trata de explicarlo de alguna manera. Sobre todo de explicárselo.
Que un banquero robe impunemente, o tantos de Arriba que sabemos, y ni nada ni nadie les arañe siquiera, siquiera señalarlos, antes al contrario, que la votambre aúlla por quien la maltrata y vence. Y los de Arriba llaman terrorismo al que trate de arañarles, junto con otras movidas alegres de leyes, valores y mandos...