15 de diciembre de 2008

UN GATO CALLEJERO: ELLA




Ocurrió como hace como una semana, o tal vez diez días. No recuerdo bien, que él lo tendrá bien anotado en el cogote.
Estábamos en la cocina, y habíamos terminado de desayunar. El cielo estaba claro y el día comenzaba a templar. De pronto dio un brinco y se puso a maullar como un descosido, de forma inusual, aunque de por sí es grande charlatán, y se lanzó fiera contra la puerta que da al patio, y quería salir por entre el cristal de la ventana, dando saltos. Reaccioné rápido y le abrí a tiempo de que se no volviera a dar de cabeza contra el cristal doble de la ventana...
Estaba sobre el tejado del fondo, el que está sobre el desván, o cuarto de la calefacción, o trastero… De rayas amarillas y blancas, y medio blanca la parte delantera, mirada bella, menuda, hermosa y gata. Indudablemente se trataba de una muy linda gatita, que miraba entre asustada e interesada para nosotros desde su ubicación previlegiada y alta. Me escabullí, para que no me viera, a la habitación que da al patio, para mirar desde la ventana grande, que sé que no se me puede ver. Voyeur de gatos.
Mi gatito le maullaba en todos los tonos que le conozco, y se le iba como para subirse por la pared, corría acá y allá sin quitar la vista a la felina, encaramada en su tejado. Ella se vino toda al borde que pudo del tejado, y miraba y alguna vez me pareció que la oí decir algo, que como la ventana tenía cerrados los cristales no quise espantar, abriéndola o dando la alarma. Gurruñau, con el rabo todo erizado y superinflado, se acercaba una o otra vez a la pared, miraba una y otra vez la forma de subir, y le maullaba para que bajara, en un holgorio que se me hace imposible de definir porque todo iba aprisa y desaforado. Inquieto, desosegado, y muy hermoso -llevo desde mayo con él y nunca lo he visto con un porte tan vital, tan guapo, y tan gatuno-…
La gatita se fue replegando atrás, temerosa, poco a poco, y esta vez si le oía emitir algún miau. Gurru saltó alguna vez, se encaramó sobre la mesa que está por los medios del patio y desde ella se ponía a dos patas, con ligeras bajadas a cuatro, en las que daba vueltas poseído de la inquietud de que la otra se le iba, y adiós, con las orejas muy tiesas y puntiagudas, el rabo largo y henchido, los miaus certeros y tonales. En efecto la gati se fue atrás y saltó hacia la derecha y se fue por los tejados por los que vino. Entonces entré en el patio y pude verla alejarse, por mi altura de vista, y como se paraba para verme, más de una vez, y como se iba, se iba…

Desde entonces no me vive, se desvive. Ayer, por la noche, y fue la noche que hizo más frío con diferencia, pasó como más de tres horas en el patio, casi inmóvil y sobre el suelo. Que si se pusiera sobre la mesa o la silla el frío de abajo es menos. Y mirando fijo, orejas alargadas en alerta, al tejado y la parte de la aparición de ella, de su gatiña linda, por donde se fue. Y no quería entrar. Le abrí la persiana de la puerta, que bajé por el frío y la calefacción y todo eso, y él que ni mu, que no entraba, prefería estar alerta por si aparecía su amor… Y así ha estado todos los días que pasaron desde que la vio por primera vez. Según sé, claro, porque esto puede ser un amor del verano, y/o tal vez de la escapada… Alerta y vigilante cuando está en la cocina, y me pide que le deje salir al patio, con otro maullido más acuciante y vivo, y sale y se queda fuera. Lo mismo le da que sea una hora que dos. Él alerta, vigilante, al tejado y de cuando en vez echa una ojeada en derredor del patio cerrado, por los otros tejados y la tapia vecina, por si ella anduviese o apareciera por otra parte… Creo que debe haberla visto alguna vez pues, cuando lo he ido a rescatar del frío y el desvelo, tenía el rabito como erizado y estaba muy bello y vivaz, como con esa inquietud y elevación enamorada y ese nosequé.
Me sorprende su memoria, el recuerdo vivo que le tiene… Durante gran parte del día está dormitando en la casa, en otras dependencias… Cuando entra a la cocina, ¡ya estamos! ¡Qué mau y mau!, y que me abras la puerta, y que me come rápido y todo lo demás y como exhalación monta la vela, la custodia, vigilante y centinela del amor, guardián y guarda, cuidador, sereno, observando su atalaya, alerta en su torre baja, ojo avizor, argos de su paraíso, velador y espía de los tejados alrededor, al acecho con cautela y cuidado… Alguna noche he encendido la luz del patio, y como el toldo aún está replegado, pero cae un trozo sobre la lámpara, el viento lo mueve y hace juegos de sombras y fogonazos, según la destapa y oculta. Y todo eso cae sobre el tejado en que vio a la minina. Y se altera, se acrecienta su esperanza de que alguna sombra es ella que viene en la noche, por entre la oscuridad de algún deslumbro que hace el toldo con la luz, que tapa y foguea. Y se desvive, revive y maúlla, regruñe, me regruñe cuando lo observo en esas, y me mira y me dice y le digo que no puedo hacer nada… Hasta que me exaspera en su saliura y celo, o encelo, porque no es otra cosa, o es lo que otros llaman amor, sobre todo los humanos. Encelado, enamorado, apasionado, perdido, chalado, acaramelado, rendido, amartelado, flechado, engolosinado, vehemente, engolimbronado (palabra de la jerga llerenense), engatusado, ardiente, deseoso, ardoroso, conscupicente, excitado y berriondo está mi gatito.
Y sé que lo suyo es mero platonismo, que la gatilla ya ni lo recuerda, como él que la tiene clavada a fuego y celo, amor y deseo en su memoria parva de animalito. Y que a lo mejor se le pasa con este tiempo que la natura marca a felinos de encelamiento y que corre por estas fechas. Ganas me dan de ponerlo en el tejado y ,¡hala!, que ande a por su damita...
Pero me emociona saberlo enamorado, me identifico, me suliveiro y me transformo en otro gato que otea los horizontes pobres de esa realidad que nos subyuga. Debe ser la puta crisis o las miserias diversas que saturan esta vida, este mundo, esta existencia. Uno no sabe, y mientras acariciemos el sueño, porque mi gatito la sueña ahora, mientras yace tumbado a mi lado, cuando escribo esto, dormido en forma de G grande y mayúscula, con las patas estiradas y como acariciando una sombra sobre el tejado y las alturas…

Para Rosario, que me estará escuchando...

7 comentarios:

  1. Anónimo10:50 p. m.

    Amigo Agustín, el pretérito imperfecto del verbo andar no es andara sino anduviera (o anduviese).
    El gazapo en: ...por si ella andara o apareciera por otra parte…

    Saludos

    Juan Sevilla

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  2. En efecto, amigo Juan Sevilla, es como dices, por supuesto. Muchísimas gracias y ya está corregido. Ha sido un despiste pues cuando lo pegué, ya que suelo escribirlo aparte en Word, pues me di cuenta. Pero las prisas y los olvidos. Incluso le pasé el corrector de Bloguer y lo vi; pero..., quien tiene boca se equivoca.
    ¡Felices fiestas!

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  3. Hay un chiste del cura novato dando el sermón que por tan conocido no voy a reproducir aquí...
    Qué pena quedarse en una errata cuando un texto es tan hermoso. ¡Nuestro Gurru enamorado! Pero eso de que la gata ni se acuerda... Vamos, hombre; ¿a qué te crees que vino a buscarlo? Ahora lo tiene localizado y hará de él lo que se le antoje...
    La camada que podrían tener no podrá ser más bonita; ahora bien, ¿será esa gata una gata con hogar o una gata abandonada? (los gatos callejeros no existen, son gatos que han abandonado). ¿Estará esterilizada? ¿Quién se hará cargo de los gatitos? ¿Más gatos en la calle con la de peligros que corren? ¿Y Gurru sufriendo?
    Sabes que yo no he operado a mi gato, pero es feliz y no tiene ningún trastorno de conducta y así me lo aconsejó mi veterinario; pero si tu gato está en contacto con gatas y no vas a quedarte con las crías y encima empieza a trastocar su comportamieto (llegan a volverse locos como si estuvieran enjaulados), puede que sea mejor no sólo para él, para que no sufra, sino para que pueda disfrutar sin hacer que pobres gatitos tengan que luchar por la supervivencia... los que lo consigan, que son los privilegiados, como el tuyo y como el mío.
    Pero la historia es preciosa y me ha encantado.
    Y Gurru está más guapo aún, si cabe.
    Sigue contándonos sus aventuras y hazañas; tienes un documental en vivo y en directo y nos lo narra un poeta: ¡qué lujazo!

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  4. Anónimo7:46 p. m.

    Escuchando, oyendo, leyendo, siguiendo, sintiendo y soñando... siempre.
    Gracias, queridísimo Agustín, gracias.

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  5. Anónimo11:21 p. m.

    Este relato es encantador....más por favor!. Gracias Agustín

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  6. Qué dulce gatito, pobre, tan enamorado, tan desalentado.
    Y qué bien contado Agustín, ¿puedo llamarte Agustín?
    Un placer haberte descubierto, de verdad.

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  7. Anónimo10:41 a. m.

    Los animales son increíbles, tenemos mucho que aprender de ellos.
    Espero que los sueños de ese gato se hagan realidad,o encuentre una enamorada que le haga más caso.
    Besos,

    Cris
    www.labibliotecaimaginaria.es
    www.elviajeimaginario.obolog.com

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.