6 de junio de 2008

ZANDAULA, TOPETE: PALABRAS DE LA GENTE

Peña, el amigo Peña, me ha dado hoy lo prometido. Una macetita con zandaula, una planta hasta ahora desconocida para mí, y medio mágica, de un verde intenso y un aroma especial, breve e intenso, muy espiritual y terrestre, que me recuerda toda mi infancia. La verdad que no sé por qué; pero ha sido todo de sopetón. Cuando he llegado a la cita en la que me entregaría la planta, la he visto y la he catado, la he oliscado, me ha inundado un recuerdo intenso del pasado, en olores de primavera, porque recuerdo intensamente los aromas, y matices de los mismos, de toda mi vida, y lo relaciono con sucesos, situación, vivencias, actos, sucesos, estados...


Y me propongo averiguar qué planta es esta de la zandaula, que tal vez sea conocidísima y hasta vulgar, pero que no aparece en ningún busca de Internet, salvo lo que yo puse, ni en el Diccionario de la RAE, ni na de na..., salvo en ese saber de la gente en Llerena.


No acompaño foto porque la plantita es pequeña aún, y en días próximos la pongo, merece la pena porque su verde es precioso. El aroma recuerda vagamente la menta o la yerbabuena, pero es menos agresivo, más dulce y frutal, o de sabor a huerto total y campo recóndito en primavera.


Y si ya la gente ha perdido el olor a tomate y tomatera, a alfalfa recién cortada que se compraba en los huertos que circundaban Llerena, generosos, antiguos y de autoabastecimiento de verduras y frutas, para los conejos..., el que la fruta huela a fruta real y no a un invento del mercado y su laboratorio de aromas cortos y precisos. ¡No veas lo que ha ocurrido con esos olores recónditos y escondidos que ya sólo la gente, alguna gente, sabe y guarda, sin saberlo! Todo un privilegio el que me otorga mi amigo Peña, en su sencillez y grandeza. Porque no es moco de pavo traerme toda la infancia, lo más gratificante de la misma, sus momentos intensos y acumulados en el olor de la zandaula. Es el mejor regalo en estos años que cumplí hace poco, en el veintiocho de mayo.


Hoy he plantado otro jazmín, yerbaluisa, un ficus y trasplantado topetes, que así es como llaman popularmente a los claveles de la India por estos lares, aunque el amigo que me los dio, de Azuaga precisamente, me dijo que realmente es la deformación de otra palabra que no recuerdo ahora, algo así como rejetes o rajetes, que no sé bien... Así que me emplazo para el próximo jueves y que me la recuerde. Que uno gusta de aprender, y no se cansa, lo que es la cultura de la gente. Precisamente topetes no viene en el Diccionario de la RAE tampoco. Por buscar lo hago en el Tesoro Léxico de las Hablas Andaluzas, de Manuel Alvar Ezquerra, 2000, (que-no-está-en-Internet-¿ei?) y tampoco viene topete ni zandaula, ya de paso. Que me malicio que topete es lusismo, de los muchos lusismos antiguos de las hablas extremeñas, que algunos quieren reducir a un habla, a un dialecto o incluso una presunta lengua, lo que sería de rejuájuá.


Finalmente, cuando me iba con mi zandaula, el amigo Peña me ha recomendado, esa planta pide agua, ¿eh?


Que esto de las plantas de la casa, el patio, el huerto o el corral, que da lo mismo, es todo un arte y cultura, mucha cultura, ¡señora!, no la del mercado medieval surgido del espectáculo vano de la publicidad y de las pelis cutres de Jolibú, o lo manuales estrictos y botánicos al uso del mercado y su negocio. Esto es para vivir y gozar del espíritu. Contra Ibarra y sus huestes: Aire puro y poesía, contra refinería y malos humos.

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