
No basta ser valioso, ser inteligente, ser honesto, ser cabal, ser lógico, ser bueno, ser servicial... Los políticos han de ser como los actores, o las hamburguesas. Tienen que seducir, seducir y seducir. La seducción lo justifica todo. Ya lo dice Günter GraSS: Nos dejamos seducir por Hitler.
Si los dice Grass, punto redondo.
Don Günter Grass y sus coqueteos son los de todo coqueto, votante y militante, que entrega su servidumbre por pan, trepaje, o trepanaje, mando y todo eso que el Capital, el Mercado y el Estado dan. Incluidos los premios, por supuesto el Nobel, la cosa más corrupta que haya en este mundo, y en otros, y el parámetro de los trepas, ¿verdad, Valverde y toda la caterva de poetas, arrimadillos y escritorezuelos de Extremadura, arracimados en esa Asociación Excluyente?
Porque es ya curioso que los periodistas, esos serviles de los políticos, cuando tratan de ellos (de los policatas) se refieren a la fasnazión, atractivo, atracción, encanto, hechizo, donaire, captación (de votos y devotos), sugestión, persuasión, señuelo, adulación, engaño, galanteo, coqueteo, enamoramiento y finalmente corrupción, que es sinónimo curiosísimo de seducir, con sus matices perversos....
Sobran comentarios sobre lo emitido por el sociata antiguo de don Grass. ¿Qué me dices, Valverde?
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.