ARTISTAS DEL PRECIO

Esos que han caído en la trampa de convertir vida y ser de la humanidad en comercios y Mercados, por el simple hecho de que deben comer todos los días, son los mismos que han convertido, y aceptado convertir y transformar -de esa forma-, el arte. Son los que justifican el principio, inmoral y antiético, de que toda necesidad es una oportunidad de Negocios. A estas alturas todo anda mercantilizado. Desde el alma a las bragas de la señora y el pijama del señor, la calma y la paciencia, el mismo cosmos y las necrológicas, los votos y las botas, o viceversa. La comercialización y mercantilización de todo o, hablando en plata, prostitución de la vida y de todo recurso o valor, es un hecho total, global, como les gusta decir a los progresíes.

No hay otra visión que vivir en ese infierno prostibulario o cascarla. Ya el tremendo maestro del pasmo ontológico de esa gresca lo marcaba bien en su novelística del asunto, reducido a universo total. Juan Carlos Onetti fue el más realista de los laboriosos narradores de la realidad mascada a dentelladas. No se hable más.

Y como to está en el ajo del despiporre servil y puteado, pues no cabía menos con el arte y los artistas. Y claro, si la literatura es arte, si la poesía lo es también, pue sno faltan esos groseros del trinque y reducción  a precio del valor. Todo necio confunde valor y precio. Por eso uno maldice ese uso protibulario. Desde la campatición por un premio, que queda siempre reducido a moneda y mercado, hasta la medición de un libro en lo más vendido o mercadeado. 

Y digo todo esto ahora, y en estos tiempos. Porque se está demostrando palpablemente que este sistema no lleva más que al desastre. Los puros del capitalismo, esos neocon y similares, están demostrando que este sistema de valores y ventas, de mercados y competitividades, de confusión de todo en  precios, moneda y compra y venta, es terrible para la humanidad. Algo mucho peor que c vivir en cuevas y aullar. Algo más fétido y brutal. Aunque lo digan señores de corbata y chaquetita, que viven en capitales y viajan en bugas de lujo. Y salen en la tele, y son famosos y ricos.

A más rico más canalla, a más coche más criminal, a más corbata más corrupto y a más precio más mierda.

Pero no quiero dejar la línea de fuerza de mi vindicta contra los literatos en cuaresma, contra los escribidores que sólo piensan en el mercado a la hora de escribir o crear. Y esos que asisten a talleres de asilvestramiento en la cosa para trepar en el escalafón de la miseria mercantil. Todo eso denuncio por su cretinismo mental supino en esta hora y este momento, con lo que pasa en España y en el mundo de la especulación mercantil, bancaria, capitalista, dineraria y todo eso, servida por los políticos profesionales de ese crimen que se perpetra contra todos los de abajo. De esa inmensa prostitución que maquina esta maniobra y confabula el capitalismo pimpante contra la gente de abajo, que es la que abre sus carnes al muerdo del infame, del hampa, la  morralla, el barbián o charrán y belitre de turno.

y ha de pasarse de medir al artista por los parámetros del mundo capitalista. To eso de fama, abolengos, dineros, precios y premios ha de olvidarse. Y valorarse su obra por el mero valor de sus cualidades estéticas. 

Pero para ello es necesaria otra gente, otros paladares, otras bocas, otros gustos libres, bellos, verdaderos. Y eso público debe estar por nacer, si es que fue engendrado.