6 de mayo de 2012

EL AMO UBICUO


afflictis lentae 
celeres gaudentibus 
horae

Para luego la transcripción de este estupendo artículo sobre una de las prosas más certeras del siglo XVI, según la crítica, o uno de las más logradas. Y explicación de su publicación en aquella revista, Miscelánea, creada a mediados de los años 70 del siglo pasado, por un servidor. 
Con algunas disquisiciones al respecto de la palabra cronista y su noble significado. Decir de antemano que nada de esta actividad literaria y publicista fue jamás subvencionada por el Poder o el Capital dominantes, salida a expensas exclusivas de uno. No como ocurrió luego, transición mediante y después, y ocurre ahora, que todo esto es malo y encima subvencionado por el Poder y su Dinero. 
Hablaremos del dinero y la llamada cultura en los pueblos extremeños o en las urbes masificadas. Da lo mismo. El ser humano huele igual en todas partes, dice mi gato Gurruñau. De los impostores y trepas marisabidillos del asunto, y de sus croñistas (sic), con eñe española de ñoña, o ñorda, palabra llerení referida a merde, en français. En fin, que promete ser entretenido y entregado. No obstante pueden ya ir imprimiendo en papel estos escaneos de abajo, que son las páginas cuatro y cinco del número dos de la segunda época.

Y ya estoy aquí para seguir premiando. Los cronistas, como las flores, pueden ser ciertos o verdaderos y de plástico. Aquí, por estas tierras abundan las flores ciertas y los cronistas de presiglás, que era como llamaban a los primeros plásticos populares en mi niñez. En Extremadura no se forman asociaciones para defender los derechos humanos de sus gentes. Que de to eso se encarga el amo. Y me refiero sobre todo en sus pueblos y poblaciones pequeñas, que es donde vive la mayor parte de su gente. Pero tiene la gracia y donaire -será por gusto de ese amo ubicuo, que vive agazapado en las molleras de los más- de otras ocurrencias. Como asociaciones de cronistas, historiadores, cazadores, escritores en edad de merecer y similares y absurdas coyundas de altanería suprema, para boato del personal en edad de aspirar lo mejor, y que pedorretea en botija o cántaro, pa que resuene. Que la libertad es grande en este tiempo de crisis y estafas y todo vale. Y así le ha ido.  Y en Extremadura todo se fue en hambre y en historias mu importantes. Las hambres y las historias. Y ambas, como dijo el poeta, hechas con sangre, como la morcilla. Con el agravante de que aquella sangre no se podía comer.

Y eso es casi todo sobre los cronistas del tiempo presente. Que los que son llamados así, de antiguo, me merecen mejor catalogación. Como este paisano Pedro, del que Pere escribió eso tan galante, en el ínclito diario capitalino supremo llamado El País. Y cronista sería derivado de crónica. O sea, lo sucedido en el tiempo. Pero impepinablemente pasado. Porque no hay cronistas que se atrevan con el futuro. O ese campo lo detentan los augures, los adivinos, los profetas, videntes, nigromamntes, vaticinadores, magos, arúspices, astrólogos, magos y agoreros. Lagarto, lagarto. Los cuales están en franco descrédito y no hay cargo municipal honorario para ellos, ni prebenda de la administración para sus  cargos o encargos. No conozco ningún municipio o administración municipal, ayuntamiento o diputación que tenga su arúspice, augur, astrólogo, agorero y similar. Con lo que vestiría eso. No lo he escuchado ni del Levante, que mira que son dados a cosas estrafalarias. Porque si crónica, según dice el Diccionario Etimológico, del Corominas,  nos dice que: Por otra parte estuvo muy extendida la variante corónica..., favorecida por la etimología popular, las crónicas solían tratar de los hechos de personajes coronados, pero su punto de arranque pudo ser fonético, en castellano mismo, y más probablemente en el dialecto mozárabe, donde la anaptixis en esta posición era de ley: ténganse en cuenta la abundancia de cronistas y cronicones mozárabes y la grafía qurûniqa del códice canónico del Escorial...; por lo demás se halla también queronique y coronique en el francés de los SS. XIII-XV y hoy significa almanaque en Valonia... Y me paro y pienso. ¡Pos, mira tú!, que ya hay una lengua que dicta, como función del cronometraje, patrás o palante, el narrar el futuro y el inmediato presente, que nos presenta un almanaque, calendario o agenda. El valón debe ser lengua espabilada en esto, inteligente, por delante... Ya que cada lengua comporta una forma de entender y ser inteligible el mundo y al mundo. De entenderlo. Y si en valón coronique se refiere al futuro o lo que sucede en ese futuro, de alguna manera, ya están espabilados. O si no es así, lo usan para apuntar qué futuro quieren, como referido a especie de diario o dietario. No tanto para con el pasado sino en el presente y futuro.

acá anida amo ubicuo
cocorota de cada quisque
sempiterno y locuaz
mandando mientras duermen




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