Naufragar, todo es naufragar, siempre naufragar, toda la vida es naufragio que dijo alguno que no era poeta y pariente de la muerte.
Al escuchar esta canción -infra- de Rui Veloso me recuerdo de aquel verano tan lejano en que leí el Robinson Crusoe, en una edición pobre y enteca. Que era de esos veranos en que uno leía mucho, leía casi todo lo que leía en el año. Eran lecturas de todo el día, todo el santo día leyendo como un poseso. Y no leyendo cualquier cosa, no. Que eso de leer es para tomarlo en serio. Los enterados dicen que hay que promover la lectura como si hablasen de promover albérchigos o producto de la refinería de Gallardo/psoe. Y de eso nanay. El que empieza leyendo mamarrachadas termina leyendo más mamarrachadas. Por eso uno entiende al hermano Bolaño en sus negaciones a leer a gente importante y del momento, que parecen como muy buenos y son filfa pura y engaño de timoratas y gente en cuaresma en cuanto gusto y ardor de belleza, muy de la boga del momento y productos editoriales de trinque y rasca. Excepciones hay a la regla.
Me contó el eximio poeta y maestro, emeritense nacido solo, Félix Grande, no recuerdo si en carta personal o en persona, que aprendió a leer en la mili, y se aficionó a la lectura de novela del oeste o similar. Y cuando volvió a su tierra manchega siguió en el vicio. Y como estaba de pastor, pues cada vez que se acercaba a la población iba a un quiosco y conseguía ejemplares de novelitas del oeste..., un poco cansado de que fueran tan exiguas y cortas... Hasta que una vez pilló al quiosquero una que se llamaba Crimen y castigo, y se la llevó pues era voluminosa, larga y tenía buena pinta... Volvió otras veces al quiosco y pidió más novelas del tal Dostoieski, y el quiosquero que no tenía. Le explicó y si dio cuenta que aquello era otra cosa. En la biblioteca, en librerías, prestadas se fundió toda la obra completa del tal Miguel Dostoieski. Y lo importante es que fue comprendiendo que lo leído hasta entonces era humo, ejercicio mental tan sólo. Pero de esto hay pocos casos. Los más lectores atrapados en el comercio editorial de postín, hoy ya no presentan la novelita del oeste, sino lo mismo pero de limpio..., con los mismos efectos desastrosos de la nada.
Bueno pues sigo la hebra de mi asunto, tras esa digresión sobre el incentivo para lectores, la mala literatura, los lectores de nada y los lectores. Decía algo sobre Rui Veloso y una de las canciones más hermosas que he escuchado nunca. Fue el amigo del alma, que hace poco vi con alegría de siempre, Miguel Ángel Carrasco Peña que me puso en disco (vinilo) en su casa de Llerena. Y sin más me entro en A Ilha (Guardador de margens, 1983). Quedé patitieso y deslumbrado. Andaba, para no faltar a la tradición, entonces naúfrago, o debió ser por eso. Enseguida me lo gravó en casete, ya que hacerse con el disco en España era complicado, vivíamos de espaldas a los cantantes y músicos portugueses contemporáneos, que no sólo Jose Afonso había y hay...
Y como por este verano hace unos días he tenido un ancallamiento, convertido en naufragio hasta la fecha sin esperanza, pues la canción de Rui Veloso consuela el mal. Leyéndola al revés, desde el inicio, esto es en vez de A Ilha deviera llamarse O naufrágio sem ilha.
Así que me ando a la deriva de la vida, y de la misma muerte me ando, sin isla, sin tierra a la vista ni al oído, ni al olfato, ni al mismo tacto, ni del sabor. Que cuando uno se va a pique todo contribuye al garete, yéndose lo más al fondo. Y no soy exagerado, aunque procuro recurrir al humor, que es una suerte de amor tremenda y salvífica, por mucho que se empeñan en identificar humor con los de arriba y triunfadores.
Escuchen con devoción A Ilha y vean que sí, que es hermosa.
Su letra es tal que así:
Al escuchar esta canción -infra- de Rui Veloso me recuerdo de aquel verano tan lejano en que leí el Robinson Crusoe, en una edición pobre y enteca. Que era de esos veranos en que uno leía mucho, leía casi todo lo que leía en el año. Eran lecturas de todo el día, todo el santo día leyendo como un poseso. Y no leyendo cualquier cosa, no. Que eso de leer es para tomarlo en serio. Los enterados dicen que hay que promover la lectura como si hablasen de promover albérchigos o producto de la refinería de Gallardo/psoe. Y de eso nanay. El que empieza leyendo mamarrachadas termina leyendo más mamarrachadas. Por eso uno entiende al hermano Bolaño en sus negaciones a leer a gente importante y del momento, que parecen como muy buenos y son filfa pura y engaño de timoratas y gente en cuaresma en cuanto gusto y ardor de belleza, muy de la boga del momento y productos editoriales de trinque y rasca. Excepciones hay a la regla.
Me contó el eximio poeta y maestro, emeritense nacido solo, Félix Grande, no recuerdo si en carta personal o en persona, que aprendió a leer en la mili, y se aficionó a la lectura de novela del oeste o similar. Y cuando volvió a su tierra manchega siguió en el vicio. Y como estaba de pastor, pues cada vez que se acercaba a la población iba a un quiosco y conseguía ejemplares de novelitas del oeste..., un poco cansado de que fueran tan exiguas y cortas... Hasta que una vez pilló al quiosquero una que se llamaba Crimen y castigo, y se la llevó pues era voluminosa, larga y tenía buena pinta... Volvió otras veces al quiosco y pidió más novelas del tal Dostoieski, y el quiosquero que no tenía. Le explicó y si dio cuenta que aquello era otra cosa. En la biblioteca, en librerías, prestadas se fundió toda la obra completa del tal Miguel Dostoieski. Y lo importante es que fue comprendiendo que lo leído hasta entonces era humo, ejercicio mental tan sólo. Pero de esto hay pocos casos. Los más lectores atrapados en el comercio editorial de postín, hoy ya no presentan la novelita del oeste, sino lo mismo pero de limpio..., con los mismos efectos desastrosos de la nada.
Bueno pues sigo la hebra de mi asunto, tras esa digresión sobre el incentivo para lectores, la mala literatura, los lectores de nada y los lectores. Decía algo sobre Rui Veloso y una de las canciones más hermosas que he escuchado nunca. Fue el amigo del alma, que hace poco vi con alegría de siempre, Miguel Ángel Carrasco Peña que me puso en disco (vinilo) en su casa de Llerena. Y sin más me entro en A Ilha (Guardador de margens, 1983). Quedé patitieso y deslumbrado. Andaba, para no faltar a la tradición, entonces naúfrago, o debió ser por eso. Enseguida me lo gravó en casete, ya que hacerse con el disco en España era complicado, vivíamos de espaldas a los cantantes y músicos portugueses contemporáneos, que no sólo Jose Afonso había y hay...
Y como por este verano hace unos días he tenido un ancallamiento, convertido en naufragio hasta la fecha sin esperanza, pues la canción de Rui Veloso consuela el mal. Leyéndola al revés, desde el inicio, esto es en vez de A Ilha deviera llamarse O naufrágio sem ilha.
Así que me ando a la deriva de la vida, y de la misma muerte me ando, sin isla, sin tierra a la vista ni al oído, ni al olfato, ni al mismo tacto, ni del sabor. Que cuando uno se va a pique todo contribuye al garete, yéndose lo más al fondo. Y no soy exagerado, aunque procuro recurrir al humor, que es una suerte de amor tremenda y salvífica, por mucho que se empeñan en identificar humor con los de arriba y triunfadores.
Escuchen con devoción A Ilha y vean que sí, que es hermosa.
Su letra es tal que así:
A Ilha
Rui Veloso
Composição: Carlos Tê / Rui Veloso
Fiz-me ao mar com lua cheia
A esse mar de ruas e cafés
Com vagas de olhos a rolar
Que nem me viam no convés
Tão cegas no seu vogar
E assim fui na monção
Perdido na imensidão
Deparei com uma ilha
Uma pequena maravilha
Meio submersa
Resistindo à toada
Deu-me dois dedos de conversa
Já cheia de andar calada
Tinha um olhar acanhado
E uma blusa azul-grená
Com o botão desapertado
E por dentro tão ousado
Um peito sem soutien
Ancoramos num rochedo
Sacudimos o sal e o medo
Falámos de música e cinema
Lia fernando pessoa
E às vezes também fazia um poema
E no cabelo vi-lhe conchas
E na boca uma pérola a brilhar
Despiu o olhar de defesa
Pôs-me o mapa sobre a mesa
Deu-me conta dessas ilhas
Arquipélagos ao luar
Com os areais estendidos
Contra a cegueira do mar
Esperando veleiros perdidos
A esse mar de ruas e cafés
Com vagas de olhos a rolar
Que nem me viam no convés
Tão cegas no seu vogar
E assim fui na monção
Perdido na imensidão
Deparei com uma ilha
Uma pequena maravilha
Meio submersa
Resistindo à toada
Deu-me dois dedos de conversa
Já cheia de andar calada
Tinha um olhar acanhado
E uma blusa azul-grená
Com o botão desapertado
E por dentro tão ousado
Um peito sem soutien
Ancoramos num rochedo
Sacudimos o sal e o medo
Falámos de música e cinema
Lia fernando pessoa
E às vezes também fazia um poema
E no cabelo vi-lhe conchas
E na boca uma pérola a brilhar
Despiu o olhar de defesa
Pôs-me o mapa sobre a mesa
Deu-me conta dessas ilhas
Arquipélagos ao luar
Com os areais estendidos
Contra a cegueira do mar
Esperando veleiros perdidos
Magnífica tu entrada.
ResponderEliminarY si te preguntas (bien hecho) quién soy yo para juzgarte, bien o mal, te respondo que una simple lectora que se considera una buena lectora y que quiere ser la mejor lectora del mundo; que haría matizaciones sobre el tema que tratas pero no que no se atreve.
Por otra parte ya las hice en muchas otras ocasiones, la última en otro blog (el Contra Poeticam de Fermín Gámez) y me repetiría demasiado, estropeando, además, las ideas: la tuya, la mía; estropeándolo todo.
Gracias por darme un rato tan enormemente agradable leyéndote, gracias por el enlace al artículo de Bolaño -al que adoro tras leer solamente los relatos de "Llamadas Telefónicas" primero, y el "2666" después, de pé a pá, sin que me sobrara ni un sólo párrafo, ni siquiera en la parte de los crímenes, que era como una letanía mágica y tranquilizadora a pesar de su contenido, no sé; pero ¡esto también lo he dicho ya! Me voy haciendo vieja, me repito tanto, el caso es que me encantó y con sólo dos libros suyos me declaro fiel admiradora y futura seguidora, y leerme no me da ganas de escribir sino de leer más aún.
Gracias también por el vídeo del artículo, que no tiene desperdicio, ¡me encantó! Y encima con la participación (como no, por otra parte) de mi adoradísimo Enrique Vila-Matas, mi favorito, todo lo suyo me gusta, todo lo suyo es mío, todo lo suyo soy yo.
Y por último gracias por tu isla, uma ilha máis para mi colección, ¡ya tengo dos! dos favoritas, aunque "la mía" me guste más, sinceramente, a pesar de tener la tuya una letra tan bonita, una música tan deliciosa y Veloso una voz tan maravillosa; la mía es Coma uma ilha, interpretada por Pedro Abrunhosa, es una canción de amor que interpreta a la perfección, tanta que me parece que no interpreta sino que le sale de dentro: hay que fijarse, eso es lo que la hace perfecta y no su apariencia un poco cursi al principio, romanticona, si uno no profundiza en cada tono, en cada acorde, en cada subida o bajada de la voz -y de los instrumentos, en la cadencia y el ritmo, en la profundidad, en el amor, en el agarre tan desgarrador, en la isla.
Puedes escucharla en mi perfil, si quieres y/o te apetece; está como clip de audio con sólo pinchar mi nick aquí, espero que te guste.
Saludos, Poeta. Qué bella debe de ser Llerena.
Donde dije "y leerme no me da ganas de escribir sino de leer más aún" quería decir "leerle", obviamente; perdón, perdón, perdón.
ResponderEliminarMaravillosa la canción, hermosa
ResponderEliminarMe pongo a temblar cuando pienso que el destino literario de Félix Grande está conectado en buena parte con ese quiosquero y con el hecho fortuito de que tuviera Crimen y Castigo entre sus novelitas del oeste. Si uno pudiera averiguar quién era ese hombre, o si queda alguno de sus descendientes, sería para hacerle un homenaje por todo lo alto.
ResponderEliminarSaludos desde Pragajoz.
Ramón Machón