José Manuel Cañamares Martín cumpliría hoy 48 años, de haber vivido. Pero como murió un día antes de mi madre, el pasado dos de julio, pues tendrá el tiempo que se tenga, y como se tenga, después de la muerte.
Ya un sobrino ha dejado rastro de ello en Internet...
Lo traigo aquí por esa coincidencia de su muerte casi en la fecha de la de mi madre. Compartimos con sus amigos y familia el tiempo de tanatorio, y los dos, mi madre y él, se enterraron el mismo día cuatro del corriente mes. Y también lo traigo por la coincidencia, extraña coincidencia, del encuentro de este poemario suyo, Poesías del día, encontrado ahora y por pura casualidad, ya que estaba entre los libros que dejé en cajas en la calle El Cristo, desde hace muchos años, y que estos días recojo y ordeno, y redescubro. Creo recordar que sacó este libro a mediados de los ochenta, tal vez 1987, ya que en la dedicatoria que me hace me contesta con la que le hice de mi Quaderno de dexados (1986), en la que le digo que la lectura de mi poemario le sea luz, cierta y gozo... Conservo dos ejemplares.
El autor de este libro nació un 18 de julio de 1960, en un casto pueblo de la provincia de Badajoz, LLERENA. Pasando sus primeros años en su lugar de nacimiento, casa sita en el arrabal de San Francisco.
A la edad de seis años cambió de domicilio, pasando a vivir a la calle de la Cruz, número 41, donde transcurrieron unos años plácidos y felices.
Un día, por razones adversas a esta vida se vio, o mejor dicho, tuvo la tentación de ser algo en esta vida queriéndolo coger todo por la fuerza, lo cual le trajo problemas que no supo resolver, debido a su temprana edad. En este libro, quedan plasmados algunos de sus sentimientos, como el amor y desamor, odio, libertad, soledad y otros muchos sentimientos que encierra una persona. Todos mis poemas, considero que son parte de mi vida, puesto que cada uno de ellos los he sentido en la carne de mi propia persona, hasta poder grabarlo en este papel desde mi cerebro.
Con esas palabras se abre el cuadernillo de poemas. Se divide en tres apartados: amoroso, social y plegaria. Trata de ser testimonio personal de sus sentimientos en esas parcelas temáticas. Si bien predomina la amorosa, en extensión, está claro que Cañamares estaba más preocupado por lo social y por el ruego, la plegaria, de preguntarse y responderse las razones de algunas acciones en la vida, de la dureza por errores, de la falta de clemencia del ser humano cuando alguno cae, yerra, se equivoca, está ofuscado... Hay evidentes muestras de sufrimiento y dolor en algunos, que no parece que sea postura de poeta al uso. Cañamares no lo era. Él eligió la poesía para vehicular su estado, su pasión, su sufrimiento, sus sentimientos de amor y sus ruegos. Lo conocí lo suficiente como para asegurar que la Justicia fue demasiado tremenda con él, demasiado injusta y cruel, tal vez por el tiempo que se vivía y donde se vivía, en esta Extremadura sumida, entonces hasta las trancas, en un tratamiento severo por según qué errores se cometían. La Justicia y sus ejecutores. En la vida cotidiana de una población como Llerena eso se convierte en una ley muy pesada para recuperar la igualdad de trato y respeto de los demás. Esa maldita moralina de estrecheces de miras, esa inveterada costumbre de que por una vez que se mata un perro, y de casualidad o por error, ya te llaman mataperros de por vida y muerte.
José Manuel Cañamares Martín descansa ya en la paz que a todos nos debe llegar, la de más allá de la vida. Yo siempre lo creí un hombre bueno, amable conmigo siempre, generoso en lo poco que le di ocasión, es la verdad, aunque siempre adivinaba el dolor que llevaba dentro.
De ese poemario estos poemas. Predomina el dolor y el sentido de ser un marginado injustamente. Por lo que conozco sé de la maldad excesiva de la justicia y sus ejecutores, repito. Y con eso lo digo todo. Tal vez Cañamares en esta hora goce de esa libertad, de esa felicidad y bondad, tan anheladas en sus poemas, que le negaron los que todo parecen poderlo en esta vida, y que algunos confunden con la propia vida.
Ya un sobrino ha dejado rastro de ello en Internet...
Lo traigo aquí por esa coincidencia de su muerte casi en la fecha de la de mi madre. Compartimos con sus amigos y familia el tiempo de tanatorio, y los dos, mi madre y él, se enterraron el mismo día cuatro del corriente mes. Y también lo traigo por la coincidencia, extraña coincidencia, del encuentro de este poemario suyo, Poesías del día, encontrado ahora y por pura casualidad, ya que estaba entre los libros que dejé en cajas en la calle El Cristo, desde hace muchos años, y que estos días recojo y ordeno, y redescubro. Creo recordar que sacó este libro a mediados de los ochenta, tal vez 1987, ya que en la dedicatoria que me hace me contesta con la que le hice de mi Quaderno de dexados (1986), en la que le digo que la lectura de mi poemario le sea luz, cierta y gozo... Conservo dos ejemplares.
El autor de este libro nació un 18 de julio de 1960, en un casto pueblo de la provincia de Badajoz, LLERENA. Pasando sus primeros años en su lugar de nacimiento, casa sita en el arrabal de San Francisco.
A la edad de seis años cambió de domicilio, pasando a vivir a la calle de la Cruz, número 41, donde transcurrieron unos años plácidos y felices.
Un día, por razones adversas a esta vida se vio, o mejor dicho, tuvo la tentación de ser algo en esta vida queriéndolo coger todo por la fuerza, lo cual le trajo problemas que no supo resolver, debido a su temprana edad. En este libro, quedan plasmados algunos de sus sentimientos, como el amor y desamor, odio, libertad, soledad y otros muchos sentimientos que encierra una persona. Todos mis poemas, considero que son parte de mi vida, puesto que cada uno de ellos los he sentido en la carne de mi propia persona, hasta poder grabarlo en este papel desde mi cerebro.
Con esas palabras se abre el cuadernillo de poemas. Se divide en tres apartados: amoroso, social y plegaria. Trata de ser testimonio personal de sus sentimientos en esas parcelas temáticas. Si bien predomina la amorosa, en extensión, está claro que Cañamares estaba más preocupado por lo social y por el ruego, la plegaria, de preguntarse y responderse las razones de algunas acciones en la vida, de la dureza por errores, de la falta de clemencia del ser humano cuando alguno cae, yerra, se equivoca, está ofuscado... Hay evidentes muestras de sufrimiento y dolor en algunos, que no parece que sea postura de poeta al uso. Cañamares no lo era. Él eligió la poesía para vehicular su estado, su pasión, su sufrimiento, sus sentimientos de amor y sus ruegos. Lo conocí lo suficiente como para asegurar que la Justicia fue demasiado tremenda con él, demasiado injusta y cruel, tal vez por el tiempo que se vivía y donde se vivía, en esta Extremadura sumida, entonces hasta las trancas, en un tratamiento severo por según qué errores se cometían. La Justicia y sus ejecutores. En la vida cotidiana de una población como Llerena eso se convierte en una ley muy pesada para recuperar la igualdad de trato y respeto de los demás. Esa maldita moralina de estrecheces de miras, esa inveterada costumbre de que por una vez que se mata un perro, y de casualidad o por error, ya te llaman mataperros de por vida y muerte.
José Manuel Cañamares Martín descansa ya en la paz que a todos nos debe llegar, la de más allá de la vida. Yo siempre lo creí un hombre bueno, amable conmigo siempre, generoso en lo poco que le di ocasión, es la verdad, aunque siempre adivinaba el dolor que llevaba dentro.
De ese poemario estos poemas. Predomina el dolor y el sentido de ser un marginado injustamente. Por lo que conozco sé de la maldad excesiva de la justicia y sus ejecutores, repito. Y con eso lo digo todo. Tal vez Cañamares en esta hora goce de esa libertad, de esa felicidad y bondad, tan anheladas en sus poemas, que le negaron los que todo parecen poderlo en esta vida, y que algunos confunden con la propia vida.
Por ser hombre bueno
lo perdí todo
y ahora que necesito
me miran de mal modo.
Todo por el dinero
que en mí sufre su ausencia,
pero soy rico
de cuerpo y alma entera.
Y no saben los que me desprecian
que torres más altas cayeron a tierra,
pues el dinero no lo es todo
en la vida que es tan incierta.
Sólo quiero tener amigos
que me tiendan sus manos,
y no quiero al dinero
que hace a los hombres malos.
La perversión de la vida
por el dinero está forjada,
con él se compran a las personas
y con ellas su alma.
Y no es digno
quien tan poco valga,
pues no hay dinero en el mundo
que pueda comprar mi alma.
Y la vida da muchas vueltas,
el que antes no tenía nada
teniendo muchas perras.
El dinero
a los hombres los cambia,
de ser bueno
a hacer acciones malas.
Cuando tenía dinero
con todos lo compartía
y ahora que no lo tengo
ni siquiera me miran.
--- --- ---
El miedo me invade
entre agonías perversas,
que tratan de alejar mi llanto
y llevarse mis tristezas.
Quisiera ser feliz en la tierra
que me traten como a las personas buenas,
que no maten a mi vida
como se mata a la mala hierba.
Por donde paso veo el desprecio
mas yo quiero seguir pasando
demostrar que tengo corazón
y que soy un ser humano.
Bajo el manto de la noche callada
la muchedumbre está paseando,
a la luz de la luna
que como una farola está brillando.
Calle de la Aurora,
plaza de España,
tranversal de Santiago
y paseo de las Armas.
El paseo abrupto de la vida
marcado te queda para siempre
y aunque quiera subir para arriba
te van clavando los cuchillos hirientes.
--- --- ---
Cada vez que me acuesto en la cama
y siento la angustia de mi alma,
se envara todo mi cuerpo
y tiembla toda mi cama.
Después de espasmos y temblores
mi cuerpo se relaja
entre sudores fríos
que como ríos, corren por mi espalda.
Siento terror y miedo
cuando esto me pasa,
lleno de dolor todo mi cuerpo
que nunca descansa.
Y cuando pienso en la vida que me arrastra,
me da miedo vivir en esta vida tan amarga...
llena de engaños y mentiras
por decirlo y hablarlo en plata.
Yo he vivido la vida
y ha sido fracasada,
pues no vive más la vida el que se engaña
sino el que vive la vida ignorada.
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.