SUPERPOSICIONES

Hace como veinte años de la cámara de fotos, elemental, que entonces tenía, salió eso. Una superposición o la exposición de dos improntas en el mismo fotograma, que no sé cómo llamarlo, no soy técnico...

Hace como más de veinte año, cuando el taller de teatro Paraíso de Tlaloc. Iba yo entonces a sacar fotos al ensayo, que era en la destartalada iglesia de de la Merced, que antes había sido del colegio de los jesuitas, luego de los mercedarios, almacén de maderas, y de grano, y no sé cuántas cosas, y ahora auditorio del centro cultural la Merced...
Y cuando el Abuelo, José Gabriel Mena Miranda, preparaba un truco del almendruco mediante el cual echaba flores por la boca, lo que fue motivo de sello para el grupo, le hice una foto. Creo que corrí el carrete, pero no querría, y entonces salió superpuesto a la foto que hice al tío Vicente, ya muy anciano, que me encontré en una de las calles de camino al ensayo, como una hora antes.
Cuando revelé, al día siguiente, mi sorpresa fue mayúscula, pues deseaba tener una foto de Vicente, solo, tal como se la hice; y me encontré lo que sucedió, que dos eran uno. Y no dejé de admirarme por la casualidad, y si ese azar tenía algo que decirme, alguna cosa oculta o misteriosa. Lo he pensado siempre, y he pensado a menudo en esta foto extraña, rara, del destino, no una composición de juego, sino pura y dura casualidad...