Los gatos no hablan, aunque lo parezca.
No son personas, aunque sus dueños quieran que lo sean, incluso son usados para sustituir personas, con trato de persona, amor de persona y una serie de tratos que les vienen anchos... Y, por lo general, la gente que por esta época tiene una mascota (como la llaman), la tiene para autoafirmarse y mandar, ejercer autoridad sobre algo vivo, que les gusta mandar y controlar a todo dios viviente. Son, por lo general, personas manifaceras, esto es, que les encanta controlar y estar en un estado de preeminencia sobre los otros, para ellos como sus mascostas. Es una curiosa sicología, o relación sicosocial, que vengo estudiando con paciencia, y que depara sorprendentes resultados que poco a poco iré explayando. No es la relación limpia y natural con los animales domésticos que siempre se ha tenido, no. Y su uso y abusocomporta una cierta alteración en el trato con los demás humanos. Hasta tal punto que se llega a decir la aberrante afirmación que los animales (mascotas) son mejores que las personas, y que tienen todos los derechos de persona, amores, atenciones y todo más que las personas. Ya me entienden... Es algo enfermo, perverso y nefasto. Y eso acaba entonteciendo al animal, si lo unimos a que lo convierten en un consumidor más de los atestados estantes de productos preparados que ocupan ya hasta una tercera parte de un supermercado...
Si los gatos hablaran, y los perros, los pájaros...
Y los gatos se drogan. Interesante dato hallado en mis prospecciones gateriles...
No son personas, aunque sus dueños quieran que lo sean, incluso son usados para sustituir personas, con trato de persona, amor de persona y una serie de tratos que les vienen anchos... Y, por lo general, la gente que por esta época tiene una mascota (como la llaman), la tiene para autoafirmarse y mandar, ejercer autoridad sobre algo vivo, que les gusta mandar y controlar a todo dios viviente. Son, por lo general, personas manifaceras, esto es, que les encanta controlar y estar en un estado de preeminencia sobre los otros, para ellos como sus mascostas. Es una curiosa sicología, o relación sicosocial, que vengo estudiando con paciencia, y que depara sorprendentes resultados que poco a poco iré explayando. No es la relación limpia y natural con los animales domésticos que siempre se ha tenido, no. Y su uso y abusocomporta una cierta alteración en el trato con los demás humanos. Hasta tal punto que se llega a decir la aberrante afirmación que los animales (mascotas) son mejores que las personas, y que tienen todos los derechos de persona, amores, atenciones y todo más que las personas. Ya me entienden... Es algo enfermo, perverso y nefasto. Y eso acaba entonteciendo al animal, si lo unimos a que lo convierten en un consumidor más de los atestados estantes de productos preparados que ocupan ya hasta una tercera parte de un supermercado...
Si los gatos hablaran, y los perros, los pájaros...
Y los gatos se drogan. Interesante dato hallado en mis prospecciones gateriles...
Yo nunca he tenido mascotas, ni me he visto (por cierto) en la necesidad de tenerlas.
ResponderEliminarPero la sociedad tiene un déficit, creo que no sobra precisamente autoestima, quizá justo lo contrario, se carece de lo necesario.
En fin, qué le vamos a hacer.
gracias, muchas gracias, joan
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