28 de abril de 2013

ATENTOS A LA JUGARRETA





Ante la penosa situación social, económica, política..., uno se plantea si retirarse definitivo a cuidar su huerto. Tal como aconseja el cuento de Voltaire, Cándido, o seguir encendiendo luces en la oscuridad. O tratando de prenderlas para ver claro. Con el peligro, consecuente, de que me tiren zapatos, palos, piedras, bombas, desprecios, insultos, jugadas, goles y otros usos enrevesados, que ahora saben los del lindo batallón o equipo de apagafuegos del régimen.
Ayer, como otros días, paseo o voy a alguna cosa, o salgo a la calle, por lo que fuera. Noto ese extraño silencio, del que resuenan lejanos, a veces, otras veces cercanos, rumores de televisores en expectación. Como el gorigori de misas y oficios religiosos extraños y ritos repetidos como hipos, o regüeldos, o exabruptos, o vómitos. A veces es muy agradable estar en ese silencio, que demuestra que no hacen falta los que lían  a diario la zapatiesta cotidiana de la calle o del mundo cercano. Y, sobre todo, los autos o motos zumbadoras, son casi nulos. Lo cual demuestra -una vez más- su innecesario uso desmedido. Tal vez sobran. Las calles están casi vacías y apenas se atisba ese murmullo del acontecimiento que se sigue devoto, fiel, como si la misma vida se fuera en ello. Como lo esencial de todo y a todo. Incluso, en esos estados de éxtasis social, he entrado a comprar o interesarme por algo, y casi me lo regalan y a mi interés, pese a ser su negocio, se me ha respondido con trato zombi, por la otra parte, claro.
Pero ya, cuando alguna vez resuena una voz alterada y cuchufleta, en grito de saqueo o guerra de mentiras y mamarrachos, con esa histeria contagiosa de saqueo, entre chulesca y barragana de guerra de mentiras y vozarrón catatónico, entre airado y de arrebatiña, me voy dando cuenta del asunto. Hay deporte telelevisado y está casi to dios atento a la jugarreta, muy devotos del asunto, poniendo los cinco sentidos, perdiéndolos en la treta y pajarraca. Nunca doy crédito a tal suceso y procuro evitarlo. Me abochorna mucho ver a la gente, gran parte de la gente, atiborrada de esa demencia que consideran normal, incluso necesaria y de la que tienen mono. Peor que lo que llaman droga
En mi paseo paso ante la puerta de un bar y contemplo una tropa -no parva- de personas mirando, encandilados, las pantallas, con los ojos y los sesos perdidos en la jugarreta. Tomando su opio, su consuelo, su medicina, su educación y atracándose de esos usos para descargarlos en otros aspectos de la vida, que sí importan, que sí son importantes, que son vitales. Pero que, vistos con esos ojos competitivos del futGOleo, no hacen ver bien y hacen mucho mal. No se apuesta por la solidaridad, la libertad y la igualdad, sino a ver dónde se meten goles. En todos los aspectos de la vida. Desde meterle goles al vecino hasta a la misma coima o compañera, o a los hijos, o los hijos a los padres, el banco a la gente, los mercados a todos, ganarnos por goleada, y los políticos rematando la perfecta jugarreta con sus tropelías descabelladas, que a todos los afisionados les parecerán normales y justas en el juego, en la jugarreta. Porque lo más sanguinario y atroz es que nos predican que el futGOL y los deportes son como la vida misma. ¡Toma ya verdad bíblica y traga!
Como poeta pienso, me reflexiono, me digo, me consuelo: ¿no sería más saludable tomarse tanto énfasis, afición, amor, pasión, entrega -sólo un poquito- en reflexionar, dialogar, organizarse, actuar contra esos de Arriba, que nos machacan a diario en todos los órdenes de la vida? Pues noooooo(ollllll), me responde -en eco- que me parece escuchar, lejano, de otro gol que se han metido y que resuena como locura en la tarde anochecida en donde llevo mis pasos lejos de la barahúnta.
Por escribir esto ya me sé demonizado, despreciado, ninguneado, machacado, goleado,  vencido, perdido sobre to eso, goleado y echado a los infiernos. Ya lo sé. El fanatismo siempre fue ciego, sordo, de poco tacto, sin gusto...  Y el futGOL es algo más siniestro que el opio del pueblo.  Mucho más perverso en esas formas despachado. Sobre to si recordamos y miramos a los capitostes que lo manejan. Que por ahí ni entro. Cavernas del asco y del mal supremo. Y que deben una tira bastante suculenta al erario público. Y a esa gente no se les incauta, ni se les desahucia, ni nada. Patente de corso por dar droga a la gente. O el pan más envenenado y el circo más drogado que se pueda. 
Sé que los pobres y de abajo, de buena voluntad y mejor intención, me dirán aquello de que tú lo que quieres es quitarnos el futbol que es lo único bueno que nos queda, el único consuelo, el único entretenimiento ante eso, eso... Como sé que soy anulado por decir que los únicos responsables de todo mal son los votantes, votambres o lo que ya llamo, votambras, de la PP$OE y entornos del terror capital. Lo de capital lo escribo en todo sentido real.  No ya son los malos sus electos políticos o cargos y manijeros. Siento que sea domingo. Y que tal vez digo lo evidente e inevitable. Porque a la gente no se les ha dado opciones. O mejor, ella no las ha sabido ni quiere tomarlas. Y no voy a a cambiar el mundo y todo eso que me sé de sobras. Según predican los obispos de esas teologías.

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