El poeta pasa el domingo callejeando en Badajoz, como casi siempre que esto hace, sin prisa y sin compañía. Callejear es algo solitario y para solitarios. Reside, en estancia provisional, por la zona castiza de la parte alta, cerquita de lo que llaman el cruce de los Cabezones, con sabiduría y malaleche popular. Lo mismo que en Huelva llaman al Hospital de la Seguridad Social, la Tonta, porque su nombre oficial es el de Infanta Elena… Los Cabezones es un monumento a tres poetas pacenses del siglo XX: Manuel Pacheco Conejo, Jesús Delgado Valhondo y Luis Álvares Lencero, creo, así de memoria... (Pasa algo similar en Mérida).
Bueno, pues cojo la calle Luis de Morales, que fue un pintor genial del sigo XVI, llamado el Divino, de esta ciudad, y voy hasta la calle de san Juan, y salgo a la plaza del ayuntamiento… Camino sembrado de pintadas: Que si libertad para los gitanitos, turismo al peo o a tomar por culo, y eso de que: ESAMINATE PORQUE DIOS VIENE, o la terminal de DIOS VIENE PRONTO ESTAS PREPARADO… Toro republicano de Orborne con cuernos sangrientos, se mezclan, por las paredes, con una irónica felicitación orwelliana de 1984, cuando no eso de LUCHA OBRERA YA!, enmarcando la A en el redondel taurino de la anarquía, o esa calle dedicada a Meléndez Valdés, literato eximio del siglo XVIII, que en una placa resulta que es escritor y poeta, y en la siguiente sólo poeta…, visita casi obligada al club taurino… Esa sala llena de fotos del toreo, con firmas de toreros famosos, esa virgen de la Soledad, patrona de esta ciudad (y de mis recuerdos infantiles y juveniles, a mi paso por la calleja de la Soledad, en Llerena, casi a diario, donde sólo habitaron una casa de citas, una fábrica de aguardientes, licores y jarabes, y una señora, a la que abandonó el marido, camionero que se fue y nunca vino, y a la que la casa se le derrumbó, y como la mujer bebía para olvidar, pues le llamaron Granada la Borracha, que recuerdo con mucho afecto y emoción), ese rincón del torero, me conmocionó religiosamente y me confirmó que el toreo es un arte de la muerte, con la muerte, para la muerte. Pero sin asustarse, que así es la vida misma, la misma vida.
El poeta se detuvo una buena parte de la mañana en el Museo Provincial de donde obtuvo esas cuatro fotos de pinturas. Eduardo Naranjo, el pintor de Monesterio, con ese realismo sobrecogedor y superior a la llamada realidad. Aparece en un autorretrato desnudo de cintura arriba, y es autor de la pintura que semeja una señora de sofá desnuda y hermosa. Pero eso no es una señora, que diría el francés. Son dos pinturas de la exposición pasajera con que se oferta al visitante. Por cierto que a media mañana el poeta visita a solas las instalaciones, pues no hay apenas público… Casualmente se encuentra con el concejal del ayuntamiento de Cáceres, por IU, que visita las instalaciones, asimismo, señor Santiago Pavón, y lo saluda, pues cuando estudió en Cáceres, el poeta, recuerda que ya andaba por el mismo afán el concejal. Y le comenta sobre un amigo común, Arístides García, astur de pro en Norba Caesarina. Y el poeta no puede dejar de recordar que maquinó ayer estar en Cáceres...
Y no puede callar las fotos de las pintadas, llenas de ese halo que le recuerdan su estancia, por más de un año, en esta ciudad fronteriza, allá por 1976-77. Este es el único Badajoz que pervive de sus sensaciones de entonces. Porque en la actualidad se configura como la gran ciudad de Extremadura, con barrios llenos de ese acicalamiento impersonal que tanto abunda, saciados de impersonalidad y cutrerío de funcionarios y gente de medio pelo de las clases medias acomodadas, muchas de ellas venidas del resto de la región al arrimo de esta ciudad, que dicen que todavía necesita el AVE para recibir la bendición y convertirse en algo caro, insufrible, un habitáculo del Capital y del Mercado en donde la gente compita entre ella al uso de otras ciudades…, en fin, en una gran ciudad similar a Madrid, que es parámetro por el que los tontos babean y se corren, o corren.
Bien me hubiese gustado pormenorizar este texto en detalles, que a buen seguro el lector agradecería; pero falta inspiración, o mejor: prefiero dar la crónica de mis reflexiones sobre esta capital en otras entregas, en los próximos días. Con detalle de personas, incluidos, con más fotos, que creo que hice casi doscientas que se pueden mirar, al menos. Así me dejaré caer con la historia de la calle de las putas, Encarnación. Putas que ya no hay en ella, que están repartidas por toda la ciudad y ejercen de otras variadas y discretas maneras…
Y de pronto me viene a las mientes que tal vez convendría recomponer todo el paseo pacense al estilo del maestro James Joyce (Ulyses dixit), en una especie de odiseíco periplo, en una suerte de laberíntico vivir por Badajoz, en esa forma interiorizada y con múltiples tentáculos, recuerdos, futuros, culturas, escarceos, bendiciones, maldiciones, tomas y dacas, tiras y aflojas, fornicios, pajerías, pintadas, aclareos, fronteras, aburrimientos..., en fin, todo lo que pueda dar de sí lo que pasa por la cabeza, en esa conversación interior, ese diálogo interno, esa cháchara sobre lo que se ve y lo que se oculta, que uno lleva consigo mismo, en un día por Badajoz. Y un día de domingo, como lo fue. Alea jacta est...
Bueno, pues cojo la calle Luis de Morales, que fue un pintor genial del sigo XVI, llamado el Divino, de esta ciudad, y voy hasta la calle de san Juan, y salgo a la plaza del ayuntamiento… Camino sembrado de pintadas: Que si libertad para los gitanitos, turismo al peo o a tomar por culo, y eso de que: ESAMINATE PORQUE DIOS VIENE, o la terminal de DIOS VIENE PRONTO ESTAS PREPARADO… Toro republicano de Orborne con cuernos sangrientos, se mezclan, por las paredes, con una irónica felicitación orwelliana de 1984, cuando no eso de LUCHA OBRERA YA!, enmarcando la A en el redondel taurino de la anarquía, o esa calle dedicada a Meléndez Valdés, literato eximio del siglo XVIII, que en una placa resulta que es escritor y poeta, y en la siguiente sólo poeta…, visita casi obligada al club taurino… Esa sala llena de fotos del toreo, con firmas de toreros famosos, esa virgen de la Soledad, patrona de esta ciudad (y de mis recuerdos infantiles y juveniles, a mi paso por la calleja de la Soledad, en Llerena, casi a diario, donde sólo habitaron una casa de citas, una fábrica de aguardientes, licores y jarabes, y una señora, a la que abandonó el marido, camionero que se fue y nunca vino, y a la que la casa se le derrumbó, y como la mujer bebía para olvidar, pues le llamaron Granada la Borracha, que recuerdo con mucho afecto y emoción), ese rincón del torero, me conmocionó religiosamente y me confirmó que el toreo es un arte de la muerte, con la muerte, para la muerte. Pero sin asustarse, que así es la vida misma, la misma vida.
El poeta se detuvo una buena parte de la mañana en el Museo Provincial de donde obtuvo esas cuatro fotos de pinturas. Eduardo Naranjo, el pintor de Monesterio, con ese realismo sobrecogedor y superior a la llamada realidad. Aparece en un autorretrato desnudo de cintura arriba, y es autor de la pintura que semeja una señora de sofá desnuda y hermosa. Pero eso no es una señora, que diría el francés. Son dos pinturas de la exposición pasajera con que se oferta al visitante. Por cierto que a media mañana el poeta visita a solas las instalaciones, pues no hay apenas público… Casualmente se encuentra con el concejal del ayuntamiento de Cáceres, por IU, que visita las instalaciones, asimismo, señor Santiago Pavón, y lo saluda, pues cuando estudió en Cáceres, el poeta, recuerda que ya andaba por el mismo afán el concejal. Y le comenta sobre un amigo común, Arístides García, astur de pro en Norba Caesarina. Y el poeta no puede dejar de recordar que maquinó ayer estar en Cáceres...
Y no puede callar las fotos de las pintadas, llenas de ese halo que le recuerdan su estancia, por más de un año, en esta ciudad fronteriza, allá por 1976-77. Este es el único Badajoz que pervive de sus sensaciones de entonces. Porque en la actualidad se configura como la gran ciudad de Extremadura, con barrios llenos de ese acicalamiento impersonal que tanto abunda, saciados de impersonalidad y cutrerío de funcionarios y gente de medio pelo de las clases medias acomodadas, muchas de ellas venidas del resto de la región al arrimo de esta ciudad, que dicen que todavía necesita el AVE para recibir la bendición y convertirse en algo caro, insufrible, un habitáculo del Capital y del Mercado en donde la gente compita entre ella al uso de otras ciudades…, en fin, en una gran ciudad similar a Madrid, que es parámetro por el que los tontos babean y se corren, o corren.
Bien me hubiese gustado pormenorizar este texto en detalles, que a buen seguro el lector agradecería; pero falta inspiración, o mejor: prefiero dar la crónica de mis reflexiones sobre esta capital en otras entregas, en los próximos días. Con detalle de personas, incluidos, con más fotos, que creo que hice casi doscientas que se pueden mirar, al menos. Así me dejaré caer con la historia de la calle de las putas, Encarnación. Putas que ya no hay en ella, que están repartidas por toda la ciudad y ejercen de otras variadas y discretas maneras…
Y de pronto me viene a las mientes que tal vez convendría recomponer todo el paseo pacense al estilo del maestro James Joyce (Ulyses dixit), en una especie de odiseíco periplo, en una suerte de laberíntico vivir por Badajoz, en esa forma interiorizada y con múltiples tentáculos, recuerdos, futuros, culturas, escarceos, bendiciones, maldiciones, tomas y dacas, tiras y aflojas, fornicios, pajerías, pintadas, aclareos, fronteras, aburrimientos..., en fin, todo lo que pueda dar de sí lo que pasa por la cabeza, en esa conversación interior, ese diálogo interno, esa cháchara sobre lo que se ve y lo que se oculta, que uno lleva consigo mismo, en un día por Badajoz. Y un día de domingo, como lo fue. Alea jacta est...
La estatua de los cabezones es que es la caña, me encanta, y ojalá hicieran más así de sorprendentes.
ResponderEliminarY si, podrían hacer más esculturas de ese tipo, de personajes andando por la calle, de una mano grande saliendo por el suelo, de un átomo...yo que coño seeeeeee, pero llenar más nuestras rotondas, plazas y plazuelas, parques...
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=450530&page=27
Callejear no es sólo para solitarios... Sapienti sat...
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