PARA TODOS ELLOS
Disfruto la alegría
de saber que están muertos.
de saber que están muertos.
Disfruto la alegría
de saber que no siento,
que nunca escribí nada,
que mi nombre es tan sólo
olvido para el viento,
que no existe mi vida,
que no viven mis versos,
que he llegado a la gloria
miserable y gozosa
de estar entre sus muertos.
Disfruto la alegría
de todo su desprecio.
Galopo cada tarde
a lomos del silencio
viendo pasar los bueyes
con su carga de estiércol.
(Dedico ahora este poema al amigo Agustín Romero Barroso, que ha sufrido un burdo intento de silencio. Por si las moscas.)
NOTA.- Reproduzco el poema que Jaime Álvarez Buiza
tiene a bien dedicarme en una entrada de su blog,
el día 6 de octubre. Y desde aquí agradecer
en el alma y con el cuerpo su solidaridad ante
el supremo silencio de los muchos. Gracias.
Hay prácticas que no desaparecen. Es típico en estas tierras silenciar al que habla más de la cuenta, a pesar de la supuesta libertad de expresión; acusar sin pruebas, a pesar de la presunción de inocencia; y otras tantas cosas. Así nos va.
ResponderEliminarEsta vez voy a callar y aplaudir a los poetas.
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