12 de diciembre de 2006

CANALLAS DE NEGRA ENTRAÑA O QUIEN A HIERRO MATA...

A veces el poeta tiene que interrumpir sus desvelos, porque la vida, la vida se ve invadida por la muerte, por lo mortal de los indecentes, los corruptos que mandan. Que siempre lo son. Y ante la mentira, la infamia, la mendacidad y la maldad, producto de inmensas ignorancias, miedos y odios que se manifiestan, están detrás y explican casos como el que se trae aquí, aunque se preferiría hablar de los ángeles. O apostar por la belleza. Esta entrada no entra en ningún juego político. Pero a veces el poeta se tiene que manchar las manos (Sartre dixit) por causas que claman al cielo. Bien se puede leer esto como un relato de alguien que deseó la justicia tanto y tanto que el destino le atiende, siendo los verdugos de hoy, víctimas mañana. Jodido destino justo. Que diría un Borges.


CANALLASDENEGRAENTRAÑA

Tengo un buen amigo que recibió un acoso tremendo, un injuriante trato público en uno de estos pueblos extremeños puestos en servicio de la estupidez mandante, que puso en peligro su vida, y, por supuesto, destrozó su buena fama, su honor y su imagen personal, aparte de profesional. Pido, a quienes estos lean, que hagan un humilde acto de empatía, esto es, ponerse en el lugar de mi amigo. Luego juzguen.
Todo ocurrió cuando volvió a Extremadura, luego de una larga tira de años fuera, emigrado para buscarse la vida. Y volvía como profesor de Lengua y Literatura de un instituto de secundaria de su pueblo. Había ganado, hacía años, la oposición libre, y siendo el número uno de su promoción. Su trabajo había discurrido mayoritariamente en Andalucía, Madrid y poco más.
Ya su madre siempre le advirtió: Hijo, no vengas por aquí, aquí no tienes nada que hacer, nada. Ya sabes lo que hacen aquí, como son por acá. Pero nunca le hizo caso. La experiencia de su madre, la memoria histórica de su madre lo advirtió: A su padre –el abuelo de mi amigo- lo asesinaron los fachas de siempre, aquellos nacionales, y quedó huérfana, y luego la posguerra peor. Su otro abuelo, y su familia, vejados y condenados, fue de aquellos a los que obligaron a poner un cartel con la vergüenza de haber sido comunista en su puerta de su casa... No es raro que toda la familia y parientes de mi amigo emigrara. No ya por falta de recursos sino por el acoso social, tan propio de estos pueblos extremeños. Hoy manipulado y organizado –ese encono a lo distinto a lo honesto, a lo justo- en lo que llaman pesoe. Ayer en torno al Movimiento. Memoria histórica del tiempo presente. No es demagogia política, sino certeza personal. Todo se mantiene, todo permanece.
Mi amigo es escritor, aparte de docente. Hizo una reseña de una revista local en un diario regional, el Hoy. Su crítica era mesurada, inteligente, certera, positiva. Pues bien, recibió la respuesta de sus desvelos literarios, en forma de carta, firmada por un secretario local de organización del pesoe, como carta al director. Y en esa carta se le llamaba: Terrorista, mataniños, ponebombas, etarra, se hablaba de su pelaje… Aparte de los muchos vejámenes vertidos en la misma.
Ante lo peligroso de la carta, ya que mi amigo el mismo día de aparecer la carta injuriante del cargo del pesoe, recibió siete llamadas telefónicas de amenaza de muerte, entre otras lindezas colaterales.
Ya, ya sé que eso, visto desde lejos por los bienpensantes pesebreros de Extremadura, no tiene importancia alguna. Como no lo sufren en sus carnes… Porque todavía, al día de hoy, sigue recibiendo alguna llamada de amenazas e insultos, aparte de otros acosos.

Ante esto, mi amigo no dudó en escribir carta al fiscal general del Estado, como funcionario que era, para que lo protegiera, conminándole que no estaba al servicio del Gobierno (el fiscal), ya que temía que al ser entonces el Gobierno de esa partía pesoetera, pues no le hiciera caso. Bien, pues ante la sorpresa de mi amigo, el fiscal general le contestó con celeridad. El caso no era para menos. Asimismo supo que la cosa se sabía en todos los foros del país. Que en el pueblo de mi amigo, en Extremadura, había un peligrosos terrorista etarra. Y hasta la radio se hizo eco de ello. Y mi amigo fue a la radio y retó a los del pesoe a mantener su acusación terrible, injuriante, vergonzosa. No dieron respuesta. Los del pesoe no aparecieron por la radio, ante la honestidad de mi amigo para debatir la acusación de terrorista, etarra, mataniños y ponebombas con ellos. Como ratas nunca dieron la cara. Como vampiros actúan en las sombras de la cobardía del grupo. El acoso es así. Que nadie se extraña del sufrido por mujeres o escolares. Mi amigo pidió el amparo del pleno del ayuntamiento de su pueblo, que se lo ofreció. Menos los concejales del pesoe, que no sólo no lo hicieron, sino que apostillaron las injurias peligrosas del colega de organización del partío, y no acudieron al pleno en que se trataba el asunto, pese a que en él se trataba, asimismo, temas de mucho interés para le localidad a que me refiero. Con lo cual nada de aquello fue una lamentable pasada del secretario de organización local. Sino algo orquestado por la alta instancia partidista. Sino de un infamante acoso social, una injuriante forma de tratar a un ciudadano honesto, una terrible forma de eliminar a alguien crítico y respetuoso con los de mando en Extremadura. No era algo aislado, sino que todo el pesoe era injuriante y caciquil y fascista y que arrebata a alguien lo único que tiene como valor: su honestidad personal, su honradez. Propio en Extremadura. En la Extremadura de Ibarra. Y este es un capítulo desconocido más de lo mucho que hay.
Y miren como lo protege la justicia, cuando de alguien de a pie se trata.
Forma parte de la acción del pesoe en Extremadura esto de los ataques, acosos, agresiones personales, en los pueblos extremeños. En esas distancias cortas que actúan los caciques y sus sicarios. Ese es el poder, eso son sus votos.

Claro que mi amigo puso en conocimiento de don Juan Carlos Rodríguez Ibarra el caso. Ante el que se amparaba, por ser secretario general del partido. Pues ni siquiera contestó. Y quien calla, otorga.
La acción de la fiscalía sí fue eficaz, hasta que llegó a cierto punto, claro es. Mi amigo fue llamado a declarar ante el destacamento de la fiscalía en Zafra. La fiscal le aconsejó que hiciera una denuncia por lo penal, ya que –y se lo dijo como consejo personal- aquello podría despistarse en la administración de Justicia, dominada por el pesoe.
Asimismo, al iniciar el curso escolar aquel año, mi amigo fue citado en el juzgado de la población en la que vivía, ya que la fiscalía de Zafra lo había puesto en manos de los juzgados. Allá lo recibió una juez amable. Mi amigo declaró, todo lo tranquilo que lo dejó el abogado del señor secretario del secretario de organización del pesoe, cuyo nombre mancha, y de todo el entramado pesoístico. Ya que el tipejo acosó a mi amigo en el despacho de la juez, que le conminó callar y largarse si mantenía su actitud. Mi amigo solicitó, entonces verbalmente, que el delito había sido cometido en el diario Hoy, y por tanto entendía que el asunto debería llevarse en Badajoz, que era la sede del diario. La juez, que estaba muy apurada por el asunto, y hostigada por el pesoe y su abogado, parece ser que le hizo caso, porque luego se supo que así se había hecho. La juez se había inhibido ante los tribunales de Badajoz, como competentes para juzgar el caso.
Y nada se supo por parte de mi amigo. Nada. Y pasaron los años, como diez. Y nada.

Y mi amigo, un buen día volvió a escribir al lenguaraz Juan Carlos Rodríguez Ibarra, contándole su caso, buscando amparo otra vez, porque los daños a su trabajo docente, a su persona y su dignidad habían quedado mermados a ojos vista. Esta vez Ibarra le contestó largamente, por supuesto no amparándolo, sino vejándolo más, acosándolo mejor, ratificando lo hecho por sus compinches delincuentes. Tengo esa respuesta del señor Ibarra y da vergüenza ajena, no sólo por las ingentes faltas ortográficas. ¿Es raro si se dice que son fascistas, acosadores, caciques, ignorantes, miedosos, llenos de odio…?
Mi amigo siguió rastreando qué fue de su denuncia ante el fiscal, qué fue de los juzgados de Badajoz que llevaban el caso. El abogado de la parte delincuente le informó que había sido sobreseído. Antes el pasmo de mi amigo al saberlo, años después, le dijo que seguro que habría recibido la decisión. Por supuesto mi amigo no recibió nada de los juzgados de Badajoz, y era parte personada en el caso, por supuesto, y deberían haberle comunicado la decisión, del juzgado de Badajoz, para, a lo menos, recurrir ante instancias superiores. Tener el derecho de recurso que tiene todo ciudadano ante la justicia, y que así se le vulneraba, y precisamente por la justicia mangoneada por los del pesoe, ya que fue el fiscal del juzgado de Badajoz el que solicitó el sobreseimiento, al servicio del pesoe, no de la verdad y la justicia.
Investigaciones posteriores le aclararon la iniquidad y la parcialidad de la justicia en este caso, y siempre que sea a favor del pesoe, según ha ido comprobando e a lo largo de su vida. El caso está archivado, ilegalmente, en un juzgado de Badajoz. La secretaria de ese juzgado le ha informado puntualmente, y amablemente, de que consta que no se puso en su conocimiento, cuando es obligatorio hacerlo por parte de la administración de justicia, de que aquello está archivado irregularmente y que a petición del interesado –mi amigo- aquello puede ponerse en marcha cuando éste quiera, y recurrir ante la instancia superior, que deberá considerar la gravedad del trato de la administración de justicia, y la gravedad de las consecuencias del hecho que se encausaba. Porque llamar terrorista, etarra, mataniños, ponebombas en una carta al director de un medio tan conocido en la región como el diario Hoy, y a un particular, máxime si es alguien que se dedica a la enseñanza, es una infamia canallesca, hecha por gente de negra entraña, tan negra como esos caciques asesinos, esos criminales de guante blanco que mangonean, que matan y roban conciencias, famas.
Por ello, y por otras cosillas similares, o peores, porque los del pesoe han continuado mangoneando las instituciones contra mi amigo, de forma y manera que en su trabajo lo han acosado vergonzantemente, y desde la alcaldía de la población en que vive, con testimonios falsos de polícías serviles municipales, canallas pagados por el erario público para dañar a ciudadanos honestos, trabajadores, honrados, inteligentes, como mi amigo, que lo es.
A partir de esto nadie puede seguir pensando y manteniendo que en el pesoe hay gente honesta, y demás cánticos cretinos. No como organización, que es terrible, no sólo caciquil. Y de botón traigo esta muestra.
Y cada día será más difícil reponer el buen nombre de mi amigo, hacer justicia.
¿Por qué escribo esto, tan largo y, seguro, pesado para el lector medio lleno de preocupaciones, que no quiere líos?
Porque lo único que queda es la memoria, personal siempre, del tiempo presente, y eso debe servir para no cometer errores de apoyar eso en elecciones. Que deben saber todos para impedir que gentes así, organizaciones así, sigan mangoneando todo en Extremadura, con ese totalitarismo caciquil y cicatero de negra entraña, y que no sigan votándoles las gentes para que lo hagan, para que sigan mandando y dañando esas gentes de negra entraña y peor y oscuro caletre.


Todo esto viene por la justa indignación que me trae y provoca, en mi honestidad e inteligencia de las cosas, las acciones del cacique mayor, para ponerse al amparo de la fiscalía. Pues, como poco, sólo deseo que le den el mismo trato y caso que a mi amigo. Es de justicia de destino. Hoy por mí (o mi amigo), mañana por tí (o Ibarra). O sea, la iniquidad. Que ello fuera justicia equitativa y de destino. Y que pasaras por la mitad de su calvario, como poco. Y aun usando largamente todo el poder del cacicato, y todos los recursos del erario público de tu cargo, para irte a ver al señor fiscal, y mostrar tu dolor ante la prensa amiga y cómplice, ante tus televisiones y tus radios amañadas por esa agresión del director de El Mundo, que no entro a valorar, pero que en justicia de las cosas mereces, porque justicia pide el caso de mi amigo hace años. Y tú has sido arte, parte, cómplice y amparo de la suya. Donde las dan las toman, y quien a hierro mata a hierro muere. Existe, pues, justicia universal del tiempo y del destino.

Por ello celebro esta trifulca entre esos perros de partido, apaleándose. Las dos caras de los fascismos presentes.


1 comentario:

  1. Anónimo12:20 p. m.

    Certero y claro. Es muy raro encontrar gente como tú. Gracias.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.