
6/ Jueves 30 de Marzo de 1995 OPINIÓN
Archivos de la República
En primer lugar, habría que preguntarse si la Generalitat actual es la heredera de la Generalitat republicana. Evidentemente no, ya que su estatuto no recoge lo más importante: su ser republicano intrínseco. Por lo tanto, no es heredera de los documentos depositados en Salamanca. Y si se cree heredera de esos documentos tendríamos que concluir que el régimen actual, el Estado actual, en el que está encuadrada la Generalitat de Cataluña, es el responsable de otros expolios que tiene que restituir. Si concluimos esto sería innumerable el cúmulo de cosas, personas, daños personales y un etcétera largo de reivindicaciones: por ejemplo, restituir o indemnizar por la matanza y asesinato de un hombre bueno y libre, inocente, como fue mi abuelo, que ni siquiera el régimen franquista, ni el actual, del que forma parte la Generalitat, han concedido el simple derecho de inscribirlo en sus registros civiles como fallecido, supongo que por no poner la forma y causas de su asesinato.
Y hablando de expolios, cuando la desamortización, la abolición de la Inquisición y etcétera, en Llerena (Badajoz) donde existía un lamentable tribunal de ese Santo Oficio, también fueron expoliados sus documentos, que no sólo eran del Tribunal, sino que también eran del pueblo de Llerena y de su extensa jurisdicción. Bien, pues la mayoría se perdieron en el traslado, casi todos. Cosa que puede ocurrir ahora. Así que hasta que no se demuestre que la Generalitat es la heredera directa de la Generalitat republicana, los documentos en Salamanca son de los que los rapiñaron, y no pueden ser rapiñados de nuevo por don Jordi Pujol, ni ningún heredero del Estado franquista tras el hábil truco de la transición, como llamaron en su día a la transformación del régimen cuartelario del Generalísimo en esto tan corrupto que tenemos hoy.
Los herederos de ese archivo de documentos de instituciones republicanas somos exclusivamente los militantes republicanos, los que hemos reivindicado desde siempre la instauración de la República como única legalidad, en ruptura total con el régimen franquista y su hijo bastardo actual. Esa y no otra martingala electoralista y provinciana es desde donde se ve mejor el famoso caso del Archivo de Salamanca. Porque si «la dictadura impuso el silencio, esta democracia ha impuesto el olvido», parafraseando a Agustín Gómez Arcos, escritor republicano que reside en Francia.
Agustín Romero Barroso. Llerena (Badajoz).
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