Mi padre había convertido en objeto de permanente meditación la siguiente sentencia: Si Dios no existe, Cervantes no se ha enterado, ni podrá enterarse jamás, de que es Cervantes. Como se ve, este pensamiento distingue y separa, en Cervantes, al sujeto real, de carne y hueso, que vivió, escribió y murió, del autor glorioso que es para nosostros. Y, al hacerlo así, muestra la mentira y el engaño inevitables de la Cultura, que cuanto más celebra un nombre, tanto más olvida a la persona designada por él. Pues, para cultura, el hombre vale menos que su obra; en realidad, nada vale comparado con ella.
Juan Espinosa
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ResponderEliminarbueno, en un sentido, que no es el despachado por la suprema ignorancia del asunto, hoy día, Miguel Espinosa y un servidor y su hijo, e incluso algunos hijos ideales del mismo, creemos en dios como idea y realidad completa, sin la cual el mundo carece de todo sentido, y con el mundo nuestro mundo..., es una cuestión de mera fe, pero -repito- esa palabra ha sido explicada por mamelucos y entendida por simios, mera cuestión de fe y de inteligencia del universo, tanto personal como de fuera..., confundir dios con moral, curas, iglesias, talibanes o hechos similares es confundirse, liarse..., pa mí todos los valores de la progresía de hoy son propaganda vacua, nada
ResponderEliminarun inmenso abrazo y un año presente de lo major, amigo mío, y gracias por tus comentos