CARADURA

Estoy vivo todavía. Hoy es el DÍA DE LA CARADURA, que algunos llaman extremadura.

Pa mí Extremadura es algo mucho más serio que pa tener un día como una nación, noción, país o to eso... Es algo vivo a diario, algo que trisca fronteras, sin banderas, sin himnos, sin escudos y por supuesto sin esa horterada criminal que enfrenta unos contra otros, que se llama medalla de extremadura. Semejante horterada y barbaridad, a imitación de los vencedores de siempre, que han sumido a la gente de esta tierra en las ignorancias, miedos y odios. Bueno, y del planeta Tierra todo.

Es penoso seguir asistiendo por normativa, ley, costumbre impuesta, mandato, imitación y estupidez al cubo a to esto del festorrio inventado tomando el nombre de esta tierra, que si los tiene son tos los días. Cosas de los políticos garraferos del terruño, esos profesionales que molestan todo a la hora de ser y estar. Es su chiringuito, su excusa, su memez, su invento. Que la extremadura real, la tierra que así se llama va más allá de sus fronteras mentales e inventadas, más acá de sus intereses y sus banderas. 

Pasa que el personal anda alienado, que diría el siquiatra y el sicoanalista y cualquier observador de la salud mental de la llamada mayorida que apoya eso. Y no sólo lo apoya, sino que lo otorga e impone por cojones. Porque va resultar ahora que toda verdad, bondad y belleza la encuentra y la casca y la descubre y la sabe, ve, diquela y masca la mayoría, oye.

Y eso del medalleo. Algo cretino, criminal, cataplasma, algo inventado por la sociedad fascista para premiar contra la gente verdadera, buena y hermosa. Porque los premios sólo valen si son una labor claramente continua, verdadera, buena y bella de alguien en vida y de por vida. To lo demás son cochinadas, guarradas y crímenes que los criminales políticos -todos lo son en eso- inventaron hace muchos siglos para derrotar los valores, el saber y el amor.

Y todos los partitócratas pastando semejantes mamadas vergonzosas, oye.