29 de enero de 2015

PALABRA






El llamado lenguaje no es comunicación. O, mejor, no todo es comunicación o se usa de tal, vale y etc., para comunicación. Como no todo el aceite es nutrición, o el mismo pan, cuando no toa la cera es la que arde, ni tol monte orégano ni tol cielo nubes. Hay aceite que se usa pa incendiar, arder, dar calor o lustre, Pan para hacer miga y con ella figuras y de la cera mil y una cosas antes que velas y útiles de luz. No digamos del monte ni del cielo. 
Eso de que la lengua sea para comunicarse como esencial es un cuento de los utilitaristas, los que piensan que to ha de servir pa algo, según un orden utilitario esecial del mundo, según sus molleras precapitalistas o precavidas, para justificar eso de que toda necesidad justifica el negocio. Que derivan en capitalistas, que derivan en mercaderes y que nos llevan a hacer de esa necesidad sus negocios. Y el peor de todos es que has de entender la lengua como ellos digan: poca, parva de riquezas y matices, pobre de léxico, simplista o lo que llaman sencilla y chabacana. Calculada a tope. Para expresar cuatro ideas mamarrachadas y poco más. O pa contar chistes que mantengan el fuego del ideal vigente y sus valores, que los chistes son el mejor método para ideologizar y no requieren de recursos lingüísticos hábiles ni complejos.
Como poeta tengo la lengua como pura y grande, sacrosanta materia de curro y trabajo. No tanto me quita el sueño que comunique algo sino que exprese -expresar es algo bien distinto a comunicar-. La expresión requiere también vida y connivencia del otro con quien se hace la poesía. Que la poesía no se hace sóla sino que la hacen dos, como mínimo, y si no hay esa doble vía mínima el poema se queda en la meta, es meta, salida, semillita. La lengua como juego y fuego, como simple relumbrón que nada dice,  ni hace, sino que luce. 
Por ello esos poetas ruina que estriban todo en su mensaje, su sentimiento, su cantiña predicadora..., al no haber una formación para la recepción y acción poética creativa en la más de la gente, se suelen llevan la admiración de los otros, el mercado, el usufructo, el negociado, la fama, el premio y abolengo..., que no esperan otra cosa que la poesía espectáculo social, político, económico, como la Tele o una novela o el cine, en que ellos no se pringan, ni hacen na sino consumir, consumar, admirar y disfrutar y sentir tal y como le dicen, ordenan, mandan, comunican, parlan, cantan, imponen, publicitan, monsergan, chalanean, cascan, triscan, endiñan, consuman... Todo en ese tétrico orden que remeda el votambreo como que la verdad es de los más. Y quien dice esa verdad esa bondad y esa belleza toda la nombra, canta, baila, es dueña, posee esa mayoría toda.
Y los pocos, los no votaos, los que no comunicáis, los errados y fuera del paraíso, los que usáis la lengua pa lamer los cielos o ese suelo sucio que limpiáis del órdago y la borrachera de los más enfangados. Esa lengua incluso de mimo del sexo o del saxo arrancando sonidos hermosos es de minorías. Cada vez menores.
Que no ponen la semilla primera, ni siembran en la tierra de los otros, ni se corren o plantan cara o culo. No, ellos ya echan sus flores de plásticos, sus orondos y premiados floripondios encima de la gente, como comunicación de lo buenos que son. Como golpetazos comunicativos tipo telelediario o pantallazo publicitario del mejor, pa abotargar la pasividad obediente el votante y consumidor de mensajes, sentimientos, verdades, bondades y bellezas como esa flores de papel, plástico, cristal incluso o digitales en pantalla que suplantan lo inesperado de la semilla y la mata en un transgénico bienestar democrático, claro.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.