hay tanta malaleche suelta tanta iniquidad
no sólo la de esos que se votan su misma perdición
entre ellos los hay con carreras y carreritas
supuestamente gente inteligente y mucho más
los hay incluso que se creen dios mismo
hay gentes que no sabe de enfermedades
pero sí sabe usar todo el mal cuando sabe
si alguien padece algo y es su mal y sufre
entonces averigua y se doctora para dañarle
en todo lo posible si considera supuestos privilegios
privilegios de salir cada día del sueño a duras penas
de darle cara a la gente y a los otros que están
fieros como animales esperando morderle
si saben que ese miedo existe si saben que lo sufre
no hay piedad en ello ni pausa ni fin ni nada que respire
si uno está enfermo ha de pedir permiso para estar
permiso para padecer y para ser y hacer y vivir
gracias que no tiene que ir al tajo que dé gracias
eso es lo que regurgita miserable casi toda la gente
no ya envidiosa sino zafia de sus fondos
de esos fondos sale también la infamia que se cure
estar mal no es bueno y que sea otro más en la cadena
a cierta altura eso no tiene disculpas a esta hora
no saber no exime de hacer mal ni limpia nada
ni nadie está libre si esa justicia en la que creo actúa
NOTA
Este poema forma parte -es un borrador provisional, síntesis imperfecta y perfectamente perfectible- de un poemario de apoyo, arropo, comprensión y ayuda a todos aquellos que sufren, sufrieron o sufrirán enfermedades síquicas o mentales, desde una simple depresión exógena, ansiedad hasta esquizofrenia; y hoy han de soportar estigmas, marginaciones horrorosas, tratos inadecuados y marginales, no sólo de la llamada sociedad, sino de casi todos los organizados en esa sociedad. Lamentablemente sobre esto no se enseña nada en la escuela, ni en las casas de las llamadas familias, ni siquiera la tele o los medios enseñan a ser buenos, sabios, respetuosos con personas que alguna vez tuvieron, tienen o tendrán alguna enfermedad de esa llamadas mentales -pues toda enfermedad es mental siempre-. Y esto no forma parte de ninguna campaña de reivindicación de nada. Pues el simple respeto humano no se puede reivindicar. Si es así estamos perdidos de antemano y mucho. No se admiten agravios comparativos con las marginaciones de otras enfermedades.
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