10 de marzo de 2012

FINGIDOR



Toda mi vida llevo la pesada carga de tener que hacer frente a tanta incomprensión, por querer conocer la condición humana, para escribirla, pensarla, revivirla. Toda la vida condenado por mi renuncia a las pompas y los factos (de factótum), que los demás tienen por valores o realidad. Y ya escribí una parábola de eso con contundencia. Creo que llena de sensatez, comprensión, amor, valentía... No ya por la incomprensión como creador, sino como recreador o lector. Que también cuenta en la misma hazaña. Materia de poemas, relatos, novelas, cuentos, ensayos... Los que ni han rozado eso suelen ser muy duros, no ya de molleras, sino se apertura y generosidad del ser. Porque si quiero conocer al mismo demonio, me hago demonio, si quiero saber el profundo piélago del vicio, lo adentro, si del pecado pos lo mismo, si de la manipulación la visito, si de la vida la sorbo, poco a poco, si de la muerte, me muero... Sin ser ni estar jamás muerto, ni ser demonio, ni vicio o pecado, mentira o mal. Ética y estética son para mí palabras idénticas, ya. Y uno teatraliza lo que quiere conocer, finge qué es lo que no es o es más a fondo, que depende. Escribir en el día a día, en la vida cotidiana es cada vez más clandestino, se vuelve más difícil, pues en la cotidianidad todo se conjura contra eso y lo anula y destruye. Esto que llaman vida me ha ido mostrando que el enemigo aguzaba sus espadas cada vez más hábilmente contra mi intento.
Donde veo molinos los demás ven gigantes o viceversa. Ser juzgado, condenado, colocado,    hecho, ejecutado por meras apariencias. Y jamás seré escuchado por esos jueces severos, nunca un mínimo interés por mis razones y mi corazón. Sé que hay mucho impostor que ha causado tal locura en los otros. Y esos impostores triunfan y triscan, los adoran, por toda la parafernalia que abunda alrededor, no por el hecho de escribir.
Como me dijo mi hermano Pessoa, el poeta es un fingidor. Y hay que entender lo de fingidor en su más noble sentido, y jamás en el que los moralinos dan a esa palabra. Hoy la educación artística es nula, y por tanto al arte de verdad y a quienes queremos hacerlo se nos echa una losa inmensa de incomprensión, anulación y muerte. Hoy no hace falta Inquisición ni  prohibiciones censuras. La Inquisición son los otros, y la Censura, y la Cárcel, el Infierno tal como lo explica maravillosamente aquí otro hermano.
Escribir esto me duele y me huele mal, por la gracieta que se lanzó -en su día- contra ese dolor.

Autopsicografia

O poeta é um fingidor.
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.
E os que lêem o que escreve,
Na dor lida sentem bem,
Não as duas que ele teve,
Mas só a que eles não têm.
E assim nas calhas de roda
Gira, a entreter a razão,
Esse comboio de corda
Que se chama coração.

... ... ...


El poeta es un fingidor


El poeta es un fingidor.
Finge tan profundamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive,
Sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.