LAS PALMAS Y LAS LETRAS
(sobre la cosa literaria)
Aunque yo pienso que conciencia en mercader es como virgo en cantonera.
Francisco de Quevedo
Estábame en mi aposento, y se me apareció mi señor don Luis Zapata, acompañado quedamente de Jean Paul Sartre, el escritor francés que rechazó el premio Nobel de Literatura, muy circunspecto y sin apenas hablar, al contrario que cuando estaba en el mundo de los vivos, que no paraba de parlar y escribir y de moverse. Fue charlatán dichoso y comprometido. Eso fue la misma noche de san Juan. Al pronto me asusté hasta que su mano saludadora me puso en calma, y su dedo índice sellándome su boca. Ganas tenía de decirle a don Luis, en vivo, lo que el Quijote debe a su pluma, como antecedente de no pocos aspectos. Ya que don Luis, en su Carlo Famoso, no hace historia, que, en su buena formación humanista no considera sino género menor, sino que es un poema épico, entreverado de cómico, en no pocas partes, y muy crítico, lo que no es raro que fuese la culpa de su cárcel. Lo malo son los malos editores y los estudiosos, con el sida de la histori(et)a, que no hacen estudio literario de algo que fundamentalmente lo es. Pero no se le pueden pedir peras al olmo. Y más a gente ignara, historiada y costumbrista.
Don Luis Zapata (DLZ): Aquí me tenéis, mi amigo y colega de las musas. Tal como os prometí, por vía telepática, he venido a veros y hablar con vos. También os lo confirmé con el correo electrónico…
Agustín Romero Barroso (ARB): Joder, ya veo, ya, don Luis, y habéis cogido esta noche de encantamientos para presentaros, sin más ni más. Es que uno no está preparado para fantasmas… Y todavía, que sepa, no ando muerto. Veo que venís en compañía que conozco. Poco leí de él, sino Las manos sucias, La Náusea, que no acabé, y Los caminos de la libertad. ¡¡¡¿Es monsieur Jean Paul Sartre?!!!
DLZ: Tiempo al tiempo, amigo. Pero parlemos de ese último libro tuyo, El alto vuelo del gato, con gran acierto titulado. He leído todo, pues llevo invisible por Llerena unos días. Y he querido presentarme ahora. Sois persona asaz incorrecta en vuestra escritura, que los palurdos denostan con pasión, si no fuere con brutalidad tabernaria. No pertenecéis a ninguna cuadra, equipo, partido o partida. Hoy la literatura es lo que realmente se han cargado en los planes de enseñanza. No las lenguas antiguas o clásicas, no la filosofía y aún ese género menor llamado historia. Lo que realmente no existe es la formación literaria de las gentes. Es claro que al mercado no le interesa que el personal ande espabilado, tenga gusto y criterio en ese arte. Interesa que se tire a la pura mierda que ofrecen las editoriales. Por eso no interesa que la gente tenga formación literaria. Igual que lo que llaman música de consumo: toda esa morralla de los 40 principales y ruidos similares. Es evidente que Manolo Escobar, o Yenifer López, o cualquier pardillo de Operación Triunfo no son músicos. Pero la industria de Consumo de Masas hace que así ocurra. Es demasiado evidente que todo eso no es música. Pues lo mismito tratan de hacer con la literatura. Crean premios literarios para engaño, como el Planeta, que está ya dado antes de convocarse, y lo dan al bodrio concertado. Y así producen en serie besseler y toda esa quincalla para consumo de mediocres aburridos, para entretener funcionarios, amas de casa hastiadas, toda esa bazofia de novela con adjetivos: histórica, negra, del oeste, y etc.
ARB: Bueno aparecéis. Pues menos mal que estáis muerto, que si fueseis actual y tuvierais que padecer a los contemporáneos en su insolente y diaria ignorancia, ya diríais…
DLZ: Vale. Hablemos de literatura. Bien sabéis que todo arte exige dos premisas: rigor y riesgo. Todo lo que no sea eso es falso, circo, engaño, mercadeo. También tener muy claro que sobre los pies de otros andamos. Díselo al paisano Cervantes, con quien compartí habitación en Brooklin (NY), y desde entonces no he vuelto a verle. Será que anda escondido, avergonzado por tanto homenaje oficial, hipócrita y cretino como le dan los que no saben apreciar ni una sóla línea de su ingenio. Sobradamente sabéis, por haberlo visto en nuestros anaqueles, que uno de los orgullos de mi obra es haber puesto calzado a don Miguel de Cervantes para que diera no pocos pasos. Ahí tenéis el estudio enjundioso de don Francisco Márquez Villanueva, Fuentes Literarias Cervantinas, donde me dedica un trabajo, en consideración de mi influjo en Cervantes, y para su Quijote. Mal llevo que en ese trabajo me llame autor secundario, dandy, narrador y erasmista. Pero lo uno sea por lo otro, como dicen. Que en gran gloria tengo a Miguel, siendo su Quijote el único libro de compañía durante años, ya que jamás me encontré, en este mundo de muertos, a don Quijote a Sancho o a cualquier personaje de la donosa novela. Tampoco me satisface que airee, el señor Márquez Villanueva, mi cárcel, aunque tengo en honra y en otro aspecto me une a Miguel. Aunque mi cárcel fue más bien destierro, como sabéis.
ARB: Permitidme que os ofrezca asiento y estaremos más cómodos…
DLZ: Déjese la comodidad para los vivos, que monsieur et moi bien podemos resistir de pie. Esté quedo y bien apoltronado en su sillón. Veo que habéis tomada la espinela, o décima, como estrofa para despotricar sobre la parafernalia y las estupideces reinantes en este mundo, y, para vuestro desasosiego, de los otros. Que os lo confirmo. La usáis como honda de David contra la cocorota tozuda y mastuerza del Capital, el Mercado y el Estado. No está mal abarcarlo todo en uno. Veo, igualmente, que habéis sido luengo en la escritura, habéis tocado todas las formas, habéis hecho todos los juegos y todas las combinaciones con esa estrofa. Me agrada sobremanera e indica vuestra universalidad. Pues sabéis que la décima es estrofa popular en toda la patria del castellano: desde la Tierra de Fuego, en Patagonia, hasta los chicanos de New York. En fin, en cuanto a la temática os lo digo pronto y claro: habéis soltado todo el veneno contra los gigantes que hacen la vida de los hombres infeliz: las aspas de los políticos, torpes, zafios, mandones, manipuladores, poderes y peligrosos criminales, aunque premiados, correctos y reconocidos por esas mayorías que dominan y engañan a gusto. Es noble intento, aunque extremado, ya que la servidumbre voluntaria es la condición real de vuestros contemporáneos. Prefieren la cárcel llena de frigoríficos, cocheras, aparatitos, dinero y útiles de consumo, a la pura y clara libertad desnuda. Ese es el fondo de vuestra temática: la libertad y el miedo que provoca en lo más profundo de los humanos.
Monsieur Jean Paul Sartre (MJPS): Bueno, también existe eso del compromiso del artista, del escritor que se ensucia las manos, si es preciso. Y, sobre todo eso, aunque ahora sean fantasma, bien puedo opinar. C´est vrai, perdón, es verdad que Manolo Escobar es músico como los ganadores del Planeta son escritores, creadores. Los impostores están al acecho. Evidentemente no lo son. Son, en todo caso, productores de mercancía para un mercado atiborrado de consumidores alienados…
ARB: Mi señor don Luis, si Monsieur Sartre inicia una de sus exposiciones filosóficas intempestivas, me gustaría anotarlo y poder tenerla, es privilegio…
DLZ: No te preocupes, que luego te doy un CD con todo lo que estamos hablando. Y no me preguntes cómo lo he hecho. Poseo programas e instrumentos que tú todavía ni sueñas, ya que vengo del futuro, a veces.
MJPS: Digo que hoy está estropeado el paladar de la gente. Se ha suprimido sistemáticamente la formación literaria, sobre todo en áreas como Extremadura, donde apenas se lee como hábito, y que en los días que llevo visitándola, de la mano de don Luis, estimo que su secular atraso estriba en eso del poco leer, que esa es la mayor miseria y cerrazón a un futuro mejor. Si las gentes de Extremadura leyera, más y mejor, otro gallo cantaría. Pero se notaría en una o dos generaciones de lectores voraces.
DLZ: Ya te lo dije, Jean Paul, y estoy de acuerdo contigo, gabacho. Acá no han salido del folletín del siglo XIX, con motivos costumbristas y pintoresquismo cañí, adobado con un poco de retrohistoria patatera… Algo impensable después de obras como A la busca del tiempo perdido, de Proust, de Ulyses, de Joyce, Kafka; y por llegar más acá, citar obras como Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, la obra de Alejo Campentier, Paradiso, de Lezama Lima, Bajo el volcán, de Lowry, la misma Cien años de soledad… Y viniendo a solar hispano, algunos no parecen enterarse de que se han hecho monumentos como Tiempo de silencio, de Martín Santos, La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez, Escuela de mandarines, de Miguel Espinosa, la obra de Juan Goytisolo, y muy reciente ese artífice literario llamado Fernando Aramburu, y eso que no cito Borges, Cortázar, Calvino, Arreola, y etc. Pues eso, aquí el personal sigue conservador, mojama pura, y atrasado en los gustos y disgustos. Si es que los tiene. A veces comparo ese atraso con el que se hubiera producido en lo espectadores del cine, al usar ciertos estilos y estructuras narrativas cinematográficas. Imagínense que aparece en un pantalla la cara de un anciano, en primer plano, y la cámara la va acercando, y de pronto se hace un fundido, y aparece un niño jugando en un patio. A ningún cineasta se le ocurre poner un cartelito que diga: ESTÁ RECORDANDO. Porque el espectador ya conoce y asume las técnicas narrativas, los guiños creativos, el lenguaje cinematográfico. Sí se ponían esos tipos de carteles en los inicios del cine. Es el ejemplo que siempre pongo cuando alguien me viene con que Paradiso, de Lezama, es un tocho inentendible y aburrido, con que si el Ulyses lo mismo, por no decir de Cortázar o Goytisolo. Son lecturas que exigen al lector ser protagonista creativo, esfuerzo creador. Y es que hay mucha incultura literaria y el esfuerzo es mal visto, ya que puede espabilar al personal, desalienarlo, como diría Sartre. La gente se ha quedado apolillada en la novela cuchufletera de ese realismo pastoso de letra grande, cuando no de estructuras decimonónicas periclitadas y de telenovela. Y ahí han encontrado el filón los negociantes, interesados en que el paladar no suba de nivel, en que el lector sea un consumidor y nunca apueste por obras creativas de aliento, creativas y arriesgadas…
ARB: Vale, señor don Luis, que os veo con tal pasión que no sé, si seguís así, si eso no os llevará otra vez a otra muerte. De acuerdo total con vos. Y no digamos en poesía. Todo se reduce a premio y a no leerla. Con ese caudal riquísimo que tenemos en los llamados clásicos… Pues sepa usted que hay una estúpida afición a leer muy malas traducciones de poetas en otras lenguas. O a gilipolleces como el haiku japonés, cuando aquí tenemos unas hermosísimas jarchas, que no han tenido continuación. En fin, modas y falta de cabalidad, inteligencia e ingenio, y novelería tonta. Por otro lado la nómina de los poetas leídos en las escuelas es obsoleta. Me malicio que al ser la poesía género que exige atención y despertar de la conciencia, inteligencia, dominio de la lengua, que es su forma, sus sentidos y un cierto esfuerzo de la persona, que es agradable, y más atención, y dado que eso no es afán principal de las sociedades presentes ni de sus gentes, pues eso, que es actividad, la buena poesía, semiclandestina, como ya expuse en 1986, en el prólogo a Quaderno de dexados, tomándolo del gran Cernuda, vuestro tocayo y amigo.
DLZ: Por cierto, y hablando del Quijote, nadie destaca que es una novela inagotable sobre el fracaso. Don Quijote, Sancho y el propio Cervantes, autor de la misma, fracasan en sus intentos. Don Quijote en el de cambiar el mundo, desfacer entuertos… Sancho en su pasión por tener mando, empleo y sueldo, plaza fija de gobernador y político profesional y rico… Cervantes acaba escribiendo una ruda novela de caballería, cuando pretende acabar con ellas… Por cierto que el fracaso destaca más hoy, pues la gente sigue leyendo bazofia consumista que los pone alocados. Hoy día serían los besseler de la novela histórica y de series de misterio costumbrista cañí y demás. Cervantes como fracasado. Y con homenajes. ¡No te joroba!
ARB: Sí, y nadie usa el humor en narrativa. Todo es serio y funeral. Y menos en poesía, donde la circunspección de la reflexión de la experiencia mortal de la vida, se encarna en algo aburridísimo en versos libres, aunque yo diría que más bien descabalados y mal puestos. He observado como la gente no entiende lo que es la sátira literaria. Lo equipara a la burla personal y de taberna de amigotes o enemigotes. Confunden el arte poético satírico con la burla soez de alguna persona. En mi poemario El alto vuelo del gato, la sátira aparece como algo genérico. Jamás va dirigida a alguien concreto. Es el equivalente a la caricatura en el dibujo o en pintura. Si en mi sátira hay burla es contra males –valorados así por el yo poético- generales, contra vicios, usos, prototipos, estereotipos, personajes, costumbres… Pero no sólo eso es mi libro. Es un ejercicio verbal y poético y una aventura de riesgo por agotar todas las visiones de la décima, como mundo y forma poética. Tal vez, más adelante trabaje, en otra línea, con el poso de experiencia y del mental, que me ha llevado a este ejercicio. Pues El alto vuelo del gato es el resultado de un ejercicio que va a algo más alto e importante, es un ejercicio más en el afán de todo poeta de dar en la clave de su voz y de su obra. Y forma parte de un eslabón, el último, de mi obra poética completa, que se inicia a publicar con este poemario. Esa clave que no encontró Virgilio para su inacabada Eneida, y que sin duda tampoco halló Homero en su Iliada o la Odisea, por poner congruos ejemplos clásicos de obras inacabadas en poesía.
DLZ: En fin, amigo Agustín, estaréis de acuerdo conmigo que pocos paisanos están a la altura de vuestro vuelo y anhelo. Ellos están en otra cosa, en otros asuntos más, digamos, que normales, más cotidianos. Y, tal vez no tengan paladar para degustar tan exquisito manjar intelectual. Pero sé de mucha gente que os adora, por expresarme en el lenguaje de mi época. Y eso es lo que os debe importar, lo que cuenta. Que nunca escribís al gusto de los mediocres, siempre apostáis por la creación, el riesgo, lo nuevo… Cosas que hoy no hacen los ganapanes que se dedican, de propio, a la escritura. Y eso os engrandece y os vincula con los grandes. Lamentablemente el arte está secuestrado por los dineros, que tienen en sus manos la propaganda y la mentira; tanto como para hacer que un majadero ilustrado emborrone papeles y sea escritor. Como se ha dado en el caso de cierta escritora de medio pelo; hecha marca por editorial arrimada a los mandos políticos y bancarios, falleció, y hete aquí que una su hermana surge como genial y brava novelista, por supuesto histórica, y escribe un publicitada novela, que, por supuesto sólo tiene el mérito de venderse mucho. Porque también se venden mucho las compresas, o cigarrillos o cervezas y nadie los considera un mérito literario ni artístico. Que, como debemos saber, no es mérito literario. A eso se llama oportunismo comercial, que usa de la literatura para vender. Esos oportunistas, que van al hilo de las modas, son el peligro de toda la creación. Son como los pintores de esos cuadros aberrantes de caballos para los salones y demás… Hoy está de moda la cosa que llaman novela histérica, la novela sobre la memoria histérica, sobre todo de la llamada guerra civil, sus secuelas y oportunismos. Y hay oportunista largo en ese negocio. Que ahí no importa bando, sino la banda de tontos que pican, confundiendo en culo con las témporas.
MJPS: Pues he ahí la maldad, estupidez e insolencia de estos terribles tiempos para la lírica. Por ello vayamos al grano joven…
En esto se apagó la luz y vi cuatro cuencas fosforescentes y verdosas, que me dieron repeluz. Luego oí a don Luis como me decía, por telepatía, tranquilizándome, que no me asustara, que Jean Paul tenía cita con enamorada y que debía acompañarlo. Pasé como media hora en la oscuridad. Me levanté, encendí la luz como pude y vi sobre mi mesa el libro de Francisco Márquez Villanueva, Fuentes Literarias Cervantinas, de la Biblioteca Románica Clásica, de Gredos, Madrid, edición de 1973, abierto por la página 107, donde ponía: Don Luis Zapata o el sentido de una fuente cervantina. Lo revisé pausadamente en sus apartados: Un autor secundario, Género y peculiaridad de la Miscelánea, Don Luis Zapata, narrador, Integración de la personalidad, Don Luis Zapata, dandy, El erasmismo de Zapata, Don Luis Zapata y los príncipes, Orden de prisión, Zapata en la obra de Cervantes, donde me quedé, en la página 162, en donde se reproduce un discurso libertario de don Luis, tomado de su Carlo Famoso, y que tuvo eco directo en el discurso, o mitin revolucionario, panfleto libertario, como destacó Federico Urales, padre de Federica Monseny, en la Revista Blanca, a los cabreros, que don Quijote les suelta en la primera parte de la verdadera historia quijotesca. Zapata expone así su edad de oro o utopía, su paraíso político y social resumido, que lo sitúa en un tiempo pasado, y que lo emparenta con Cervantes, en donde el Manco de Lepanto casi copió literalmente:
Don Luis Zapata (DLZ): Aquí me tenéis, mi amigo y colega de las musas. Tal como os prometí, por vía telepática, he venido a veros y hablar con vos. También os lo confirmé con el correo electrónico…
Agustín Romero Barroso (ARB): Joder, ya veo, ya, don Luis, y habéis cogido esta noche de encantamientos para presentaros, sin más ni más. Es que uno no está preparado para fantasmas… Y todavía, que sepa, no ando muerto. Veo que venís en compañía que conozco. Poco leí de él, sino Las manos sucias, La Náusea, que no acabé, y Los caminos de la libertad. ¡¡¡¿Es monsieur Jean Paul Sartre?!!!
DLZ: Tiempo al tiempo, amigo. Pero parlemos de ese último libro tuyo, El alto vuelo del gato, con gran acierto titulado. He leído todo, pues llevo invisible por Llerena unos días. Y he querido presentarme ahora. Sois persona asaz incorrecta en vuestra escritura, que los palurdos denostan con pasión, si no fuere con brutalidad tabernaria. No pertenecéis a ninguna cuadra, equipo, partido o partida. Hoy la literatura es lo que realmente se han cargado en los planes de enseñanza. No las lenguas antiguas o clásicas, no la filosofía y aún ese género menor llamado historia. Lo que realmente no existe es la formación literaria de las gentes. Es claro que al mercado no le interesa que el personal ande espabilado, tenga gusto y criterio en ese arte. Interesa que se tire a la pura mierda que ofrecen las editoriales. Por eso no interesa que la gente tenga formación literaria. Igual que lo que llaman música de consumo: toda esa morralla de los 40 principales y ruidos similares. Es evidente que Manolo Escobar, o Yenifer López, o cualquier pardillo de Operación Triunfo no son músicos. Pero la industria de Consumo de Masas hace que así ocurra. Es demasiado evidente que todo eso no es música. Pues lo mismito tratan de hacer con la literatura. Crean premios literarios para engaño, como el Planeta, que está ya dado antes de convocarse, y lo dan al bodrio concertado. Y así producen en serie besseler y toda esa quincalla para consumo de mediocres aburridos, para entretener funcionarios, amas de casa hastiadas, toda esa bazofia de novela con adjetivos: histórica, negra, del oeste, y etc.
ARB: Bueno aparecéis. Pues menos mal que estáis muerto, que si fueseis actual y tuvierais que padecer a los contemporáneos en su insolente y diaria ignorancia, ya diríais…
DLZ: Vale. Hablemos de literatura. Bien sabéis que todo arte exige dos premisas: rigor y riesgo. Todo lo que no sea eso es falso, circo, engaño, mercadeo. También tener muy claro que sobre los pies de otros andamos. Díselo al paisano Cervantes, con quien compartí habitación en Brooklin (NY), y desde entonces no he vuelto a verle. Será que anda escondido, avergonzado por tanto homenaje oficial, hipócrita y cretino como le dan los que no saben apreciar ni una sóla línea de su ingenio. Sobradamente sabéis, por haberlo visto en nuestros anaqueles, que uno de los orgullos de mi obra es haber puesto calzado a don Miguel de Cervantes para que diera no pocos pasos. Ahí tenéis el estudio enjundioso de don Francisco Márquez Villanueva, Fuentes Literarias Cervantinas, donde me dedica un trabajo, en consideración de mi influjo en Cervantes, y para su Quijote. Mal llevo que en ese trabajo me llame autor secundario, dandy, narrador y erasmista. Pero lo uno sea por lo otro, como dicen. Que en gran gloria tengo a Miguel, siendo su Quijote el único libro de compañía durante años, ya que jamás me encontré, en este mundo de muertos, a don Quijote a Sancho o a cualquier personaje de la donosa novela. Tampoco me satisface que airee, el señor Márquez Villanueva, mi cárcel, aunque tengo en honra y en otro aspecto me une a Miguel. Aunque mi cárcel fue más bien destierro, como sabéis.
ARB: Permitidme que os ofrezca asiento y estaremos más cómodos…
DLZ: Déjese la comodidad para los vivos, que monsieur et moi bien podemos resistir de pie. Esté quedo y bien apoltronado en su sillón. Veo que habéis tomada la espinela, o décima, como estrofa para despotricar sobre la parafernalia y las estupideces reinantes en este mundo, y, para vuestro desasosiego, de los otros. Que os lo confirmo. La usáis como honda de David contra la cocorota tozuda y mastuerza del Capital, el Mercado y el Estado. No está mal abarcarlo todo en uno. Veo, igualmente, que habéis sido luengo en la escritura, habéis tocado todas las formas, habéis hecho todos los juegos y todas las combinaciones con esa estrofa. Me agrada sobremanera e indica vuestra universalidad. Pues sabéis que la décima es estrofa popular en toda la patria del castellano: desde la Tierra de Fuego, en Patagonia, hasta los chicanos de New York. En fin, en cuanto a la temática os lo digo pronto y claro: habéis soltado todo el veneno contra los gigantes que hacen la vida de los hombres infeliz: las aspas de los políticos, torpes, zafios, mandones, manipuladores, poderes y peligrosos criminales, aunque premiados, correctos y reconocidos por esas mayorías que dominan y engañan a gusto. Es noble intento, aunque extremado, ya que la servidumbre voluntaria es la condición real de vuestros contemporáneos. Prefieren la cárcel llena de frigoríficos, cocheras, aparatitos, dinero y útiles de consumo, a la pura y clara libertad desnuda. Ese es el fondo de vuestra temática: la libertad y el miedo que provoca en lo más profundo de los humanos.
Monsieur Jean Paul Sartre (MJPS): Bueno, también existe eso del compromiso del artista, del escritor que se ensucia las manos, si es preciso. Y, sobre todo eso, aunque ahora sean fantasma, bien puedo opinar. C´est vrai, perdón, es verdad que Manolo Escobar es músico como los ganadores del Planeta son escritores, creadores. Los impostores están al acecho. Evidentemente no lo son. Son, en todo caso, productores de mercancía para un mercado atiborrado de consumidores alienados…
ARB: Mi señor don Luis, si Monsieur Sartre inicia una de sus exposiciones filosóficas intempestivas, me gustaría anotarlo y poder tenerla, es privilegio…
DLZ: No te preocupes, que luego te doy un CD con todo lo que estamos hablando. Y no me preguntes cómo lo he hecho. Poseo programas e instrumentos que tú todavía ni sueñas, ya que vengo del futuro, a veces.
MJPS: Digo que hoy está estropeado el paladar de la gente. Se ha suprimido sistemáticamente la formación literaria, sobre todo en áreas como Extremadura, donde apenas se lee como hábito, y que en los días que llevo visitándola, de la mano de don Luis, estimo que su secular atraso estriba en eso del poco leer, que esa es la mayor miseria y cerrazón a un futuro mejor. Si las gentes de Extremadura leyera, más y mejor, otro gallo cantaría. Pero se notaría en una o dos generaciones de lectores voraces.
DLZ: Ya te lo dije, Jean Paul, y estoy de acuerdo contigo, gabacho. Acá no han salido del folletín del siglo XIX, con motivos costumbristas y pintoresquismo cañí, adobado con un poco de retrohistoria patatera… Algo impensable después de obras como A la busca del tiempo perdido, de Proust, de Ulyses, de Joyce, Kafka; y por llegar más acá, citar obras como Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, la obra de Alejo Campentier, Paradiso, de Lezama Lima, Bajo el volcán, de Lowry, la misma Cien años de soledad… Y viniendo a solar hispano, algunos no parecen enterarse de que se han hecho monumentos como Tiempo de silencio, de Martín Santos, La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vázquez, Escuela de mandarines, de Miguel Espinosa, la obra de Juan Goytisolo, y muy reciente ese artífice literario llamado Fernando Aramburu, y eso que no cito Borges, Cortázar, Calvino, Arreola, y etc. Pues eso, aquí el personal sigue conservador, mojama pura, y atrasado en los gustos y disgustos. Si es que los tiene. A veces comparo ese atraso con el que se hubiera producido en lo espectadores del cine, al usar ciertos estilos y estructuras narrativas cinematográficas. Imagínense que aparece en un pantalla la cara de un anciano, en primer plano, y la cámara la va acercando, y de pronto se hace un fundido, y aparece un niño jugando en un patio. A ningún cineasta se le ocurre poner un cartelito que diga: ESTÁ RECORDANDO. Porque el espectador ya conoce y asume las técnicas narrativas, los guiños creativos, el lenguaje cinematográfico. Sí se ponían esos tipos de carteles en los inicios del cine. Es el ejemplo que siempre pongo cuando alguien me viene con que Paradiso, de Lezama, es un tocho inentendible y aburrido, con que si el Ulyses lo mismo, por no decir de Cortázar o Goytisolo. Son lecturas que exigen al lector ser protagonista creativo, esfuerzo creador. Y es que hay mucha incultura literaria y el esfuerzo es mal visto, ya que puede espabilar al personal, desalienarlo, como diría Sartre. La gente se ha quedado apolillada en la novela cuchufletera de ese realismo pastoso de letra grande, cuando no de estructuras decimonónicas periclitadas y de telenovela. Y ahí han encontrado el filón los negociantes, interesados en que el paladar no suba de nivel, en que el lector sea un consumidor y nunca apueste por obras creativas de aliento, creativas y arriesgadas…
ARB: Vale, señor don Luis, que os veo con tal pasión que no sé, si seguís así, si eso no os llevará otra vez a otra muerte. De acuerdo total con vos. Y no digamos en poesía. Todo se reduce a premio y a no leerla. Con ese caudal riquísimo que tenemos en los llamados clásicos… Pues sepa usted que hay una estúpida afición a leer muy malas traducciones de poetas en otras lenguas. O a gilipolleces como el haiku japonés, cuando aquí tenemos unas hermosísimas jarchas, que no han tenido continuación. En fin, modas y falta de cabalidad, inteligencia e ingenio, y novelería tonta. Por otro lado la nómina de los poetas leídos en las escuelas es obsoleta. Me malicio que al ser la poesía género que exige atención y despertar de la conciencia, inteligencia, dominio de la lengua, que es su forma, sus sentidos y un cierto esfuerzo de la persona, que es agradable, y más atención, y dado que eso no es afán principal de las sociedades presentes ni de sus gentes, pues eso, que es actividad, la buena poesía, semiclandestina, como ya expuse en 1986, en el prólogo a Quaderno de dexados, tomándolo del gran Cernuda, vuestro tocayo y amigo.
DLZ: Por cierto, y hablando del Quijote, nadie destaca que es una novela inagotable sobre el fracaso. Don Quijote, Sancho y el propio Cervantes, autor de la misma, fracasan en sus intentos. Don Quijote en el de cambiar el mundo, desfacer entuertos… Sancho en su pasión por tener mando, empleo y sueldo, plaza fija de gobernador y político profesional y rico… Cervantes acaba escribiendo una ruda novela de caballería, cuando pretende acabar con ellas… Por cierto que el fracaso destaca más hoy, pues la gente sigue leyendo bazofia consumista que los pone alocados. Hoy día serían los besseler de la novela histórica y de series de misterio costumbrista cañí y demás. Cervantes como fracasado. Y con homenajes. ¡No te joroba!
ARB: Sí, y nadie usa el humor en narrativa. Todo es serio y funeral. Y menos en poesía, donde la circunspección de la reflexión de la experiencia mortal de la vida, se encarna en algo aburridísimo en versos libres, aunque yo diría que más bien descabalados y mal puestos. He observado como la gente no entiende lo que es la sátira literaria. Lo equipara a la burla personal y de taberna de amigotes o enemigotes. Confunden el arte poético satírico con la burla soez de alguna persona. En mi poemario El alto vuelo del gato, la sátira aparece como algo genérico. Jamás va dirigida a alguien concreto. Es el equivalente a la caricatura en el dibujo o en pintura. Si en mi sátira hay burla es contra males –valorados así por el yo poético- generales, contra vicios, usos, prototipos, estereotipos, personajes, costumbres… Pero no sólo eso es mi libro. Es un ejercicio verbal y poético y una aventura de riesgo por agotar todas las visiones de la décima, como mundo y forma poética. Tal vez, más adelante trabaje, en otra línea, con el poso de experiencia y del mental, que me ha llevado a este ejercicio. Pues El alto vuelo del gato es el resultado de un ejercicio que va a algo más alto e importante, es un ejercicio más en el afán de todo poeta de dar en la clave de su voz y de su obra. Y forma parte de un eslabón, el último, de mi obra poética completa, que se inicia a publicar con este poemario. Esa clave que no encontró Virgilio para su inacabada Eneida, y que sin duda tampoco halló Homero en su Iliada o la Odisea, por poner congruos ejemplos clásicos de obras inacabadas en poesía.
DLZ: En fin, amigo Agustín, estaréis de acuerdo conmigo que pocos paisanos están a la altura de vuestro vuelo y anhelo. Ellos están en otra cosa, en otros asuntos más, digamos, que normales, más cotidianos. Y, tal vez no tengan paladar para degustar tan exquisito manjar intelectual. Pero sé de mucha gente que os adora, por expresarme en el lenguaje de mi época. Y eso es lo que os debe importar, lo que cuenta. Que nunca escribís al gusto de los mediocres, siempre apostáis por la creación, el riesgo, lo nuevo… Cosas que hoy no hacen los ganapanes que se dedican, de propio, a la escritura. Y eso os engrandece y os vincula con los grandes. Lamentablemente el arte está secuestrado por los dineros, que tienen en sus manos la propaganda y la mentira; tanto como para hacer que un majadero ilustrado emborrone papeles y sea escritor. Como se ha dado en el caso de cierta escritora de medio pelo; hecha marca por editorial arrimada a los mandos políticos y bancarios, falleció, y hete aquí que una su hermana surge como genial y brava novelista, por supuesto histórica, y escribe un publicitada novela, que, por supuesto sólo tiene el mérito de venderse mucho. Porque también se venden mucho las compresas, o cigarrillos o cervezas y nadie los considera un mérito literario ni artístico. Que, como debemos saber, no es mérito literario. A eso se llama oportunismo comercial, que usa de la literatura para vender. Esos oportunistas, que van al hilo de las modas, son el peligro de toda la creación. Son como los pintores de esos cuadros aberrantes de caballos para los salones y demás… Hoy está de moda la cosa que llaman novela histérica, la novela sobre la memoria histérica, sobre todo de la llamada guerra civil, sus secuelas y oportunismos. Y hay oportunista largo en ese negocio. Que ahí no importa bando, sino la banda de tontos que pican, confundiendo en culo con las témporas.
MJPS: Pues he ahí la maldad, estupidez e insolencia de estos terribles tiempos para la lírica. Por ello vayamos al grano joven…
En esto se apagó la luz y vi cuatro cuencas fosforescentes y verdosas, que me dieron repeluz. Luego oí a don Luis como me decía, por telepatía, tranquilizándome, que no me asustara, que Jean Paul tenía cita con enamorada y que debía acompañarlo. Pasé como media hora en la oscuridad. Me levanté, encendí la luz como pude y vi sobre mi mesa el libro de Francisco Márquez Villanueva, Fuentes Literarias Cervantinas, de la Biblioteca Románica Clásica, de Gredos, Madrid, edición de 1973, abierto por la página 107, donde ponía: Don Luis Zapata o el sentido de una fuente cervantina. Lo revisé pausadamente en sus apartados: Un autor secundario, Género y peculiaridad de la Miscelánea, Don Luis Zapata, narrador, Integración de la personalidad, Don Luis Zapata, dandy, El erasmismo de Zapata, Don Luis Zapata y los príncipes, Orden de prisión, Zapata en la obra de Cervantes, donde me quedé, en la página 162, en donde se reproduce un discurso libertario de don Luis, tomado de su Carlo Famoso, y que tuvo eco directo en el discurso, o mitin revolucionario, panfleto libertario, como destacó Federico Urales, padre de Federica Monseny, en la Revista Blanca, a los cabreros, que don Quijote les suelta en la primera parte de la verdadera historia quijotesca. Zapata expone así su edad de oro o utopía, su paraíso político y social resumido, que lo sitúa en un tiempo pasado, y que lo emparenta con Cervantes, en donde el Manco de Lepanto casi copió literalmente:
Dichosos fueron bien los que nacieron
en aquella hermosa edad dorada,
quando aunque en abundancia lo tuvieron
la plata no tenían ni el oro en nada.
La tierra más les dio que le pidieron,
no por fuerza como hoy, sino rogada,
y sin tantas astucias tan malinas
sudavan miel y leche las enzinas.
Ni se havía suertes hecho y dividido,
de todos y de nadie era la tierra,
ni havía pena ni ley, ni el cruel sonido
de aquesta bestia fiera de la guerra,
que sobr'este mío y tuyo, un apellido
que el hombre los sentidos tapa y cierra,
a se despedaçar tan diligentes,
lo que leones no hazen, van las gentes.
en aquella hermosa edad dorada,
quando aunque en abundancia lo tuvieron
la plata no tenían ni el oro en nada.
La tierra más les dio que le pidieron,
no por fuerza como hoy, sino rogada,
y sin tantas astucias tan malinas
sudavan miel y leche las enzinas.
Ni se havía suertes hecho y dividido,
de todos y de nadie era la tierra,
ni havía pena ni ley, ni el cruel sonido
de aquesta bestia fiera de la guerra,
que sobr'este mío y tuyo, un apellido
que el hombre los sentidos tapa y cierra,
a se despedaçar tan diligentes,
lo que leones no hazen, van las gentes.
(Carlo Famoso, XXII, f. 116r.)
NOTA. Este relato es uno de los muchos de una serie que inicié en 1994, con el arranque del movimiento zapatista en Méjico, por una parte, y por el Luis Zapata de Chávez en Llerena, Extremadura, España, escritor del siglo XVI poco estudiado, por otra parte..., y publicados en revistas varias de todo el mundo. Principalmente los publiqué en la Torre Túrdula, aquella revista mítica con que arrancó el siglo XXI, nacida en Llerena, libre y clara, amable y grata, inteligente e interesante. Así que, en la medida que pueda, voy a ir publicando la serie completa, que tal vez dé a luz en libro, oportunamente, enriquecida con entregas inéditas de la misma. Así que nueva etiqueta: Zapata en sus mundos.
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.