ARDE DE PASIÓN EL CIRCO DEL CULTURETARIADO POÉTICO

Los poetas, de un sexo u otro (o de usanzas sexuales comolesdélagana); pero de indudable fama, triunfo y gloria, amén de tronío que otorga el poder, no la calidad, se reunen, subvencionados del todo, ¡no faltaba más, pues en ello, y para eso, va el galardón!, a sueldo total, mercenarios y bendecidores, asilvestrados y veraniegos, serviles y siniestros, sacabuches y sacamantecas, formando parte del circo del culturetariado. Porque la jeta hay que lavarla con estas poses o pasos de comedia ligera.
La cruda verdad. Y al que le pique, que rasque, y el incrédulo que husmea, que vea, que coteje, que compare, que estudie, que lea, que dirima, que critique con criterio no con opinión o creencia.
Que hay un circo de moda, que hay una espectáculo de poder y mando, de amos y trinque, pues allá que acuden los poetas del culturetariado en masa, misa y mesa y, como es verano, en camisa floreada tal vez.
Porque eran otros tiempos aquellos en los que había poeta y bufón en las cortes. Ya pasaron y no hay que arrastrarse al poder para ser poeta, lo de bufón pasó, salvo los que lo hacen con una dedicación, pasión y vocación loables.
Hoy los poeta o estamos contra el poder y la podre, contra el mando o la autoridad, siempre perversas, o no son poetas los que se acercan tanto y tan la sombra del poderoso, del amo, del Capital, del Estado y su Mercado y mercadeo. Ya lo decía Platón, que expulsaría a los poetas de la república, entendiendo república como lugar donde se cuece el mando y trinque al unísono contra la gente, la verdad y la dignidad del hombre... Realmente los poetas estamos expulsados de ella. Y el que está en ella, en esa cosa fea de ringorrangos, premios, ser más que otro, ser únicos para el poder, ser culturetariado, es que no lo es. Eso claro.
Sobre todo ellas, ellas, las que adoran el orden del macherío en mando, las que lo sostienen con sus votos, las que luego se me quejan y lloran del maltrato. ¡Ay!, vivir y ver.