2 de abril de 2008

ZANDAULA

El objeto de esta obra es reunir dichas premisas para ofrecer una explicación clara y probable del sacerdocio de Nemi.
J.G. Frazer, La Rama Dorada

Reunión, ayer, en el Zurbarán, con la peña de la Plataforma Autovía Sí, Por La Sierra No; que hacía dos jornadas que no pude asistir. Pleno total de la gente de la comisión. Y, como siempre, muy interesante, grato, amable, necesaria esta movida de la gente por lo razonable, lo justo, lo que debe ser. De destacar a los miembros del grupo conservacionista local ANCEX, explicando su postura y desmintiendo al concejal, mentiroso e intoxicador, que andaba levantando la calumnia de que ellos defendían el trazado oficial. De ese señor no cabe esperar otra cosa que torpeza y eso, calumnia y mentira. Él allá. Aquí ni lo nombro. El innombrable desde ahora. Sin nada personal; pero todo contra sus métodos, contra sus mentiras, infundios e intoxicaciones. Y carta de Perozo, Xosé Antonio Perozo, personal y a Antonio Iñesta, declarándole su posición incondicional a que la autovía vaya por el pie de la sierra de san Miguel, y que hará todo lo posible porque le oígan algunas personas con responsabilidades de Gobierno, a las que tiene acceso directo, desde Zapatero al futuro ministro de Fomento, pasando por quien estime. ¡Bravo por el paisano en las alturas! Y, a vuelapluma, destaco la formalización de la Plataforma Autovía Sí, Por la Sierra No, como organización legal, con sus estatutos y todo eso. Fue, entre otras cosas, de las que hay información puntual en otros lugares, el plato fuerte.

Y, como siempre, uno aprende mucho de la gente que sabe. Humilde esponjita a mis años, estudios, y formación. Santiago Herrojo me enseña, lo escucho. Todo lo completa el amigo Peña luego, y mi reflexión después.

De siempre creo que anduve atento a la cultura de mi entorno. Cultura entendida como cultivo de ese entorno, cuidado, adaptación, al cómo se vive, se desvive, cómo se está en relación, como se adopta, se adapta, se maneja, nos maneja, se piensa, se usa, nos usa… Atento a que el hombre lleva sobre la superficie del planeta miles de años, como tal animal inteligente. Atento a que millones de seres humanos han interpretado, han creado, han usado todo lo que entendemos por entorno y han creado una cultura, en su más noble sentido. Cultura como adaptación al medio, y adoptar el medio para la vida, el arte, incluso la muerte, la alegría, la subsistencia... Todo eso es cultura, la Cultura con mayúsculas. Lo que de siempre he entendido por cultura. No a la libresca o erudita, que también lo es, con ser, no a la de estudios universitarios y galerías de arte y conciertos musicales con música arrancada de sofisticados instrumentos llamados violines o pianos, tal cultos y convencionales como la chirraera o el rabel de pastores. No la cultura del ministerio, que eso es seca burocracia huera y vana, ganas de gastar dineros y dar poltronas y cargos, y menos, muchísimo menos la cultura que despacha la cConsejería del Ramo de la Jungla de Extremadura, que eso no es sino cultureta para sicarios y advenedizos, estómagos agradecíos y apreveníos, gente de toma y daca, trinque y alquiler de almas, poltronas y carrerita solventá pa tontos, escribidores, poetillas de ringorrangos y sacapechos onerosos al erario público, para sus famas y bolsillos… De siempre, y aplicando los métodos adquiridos en los libros y en la universidad, sofisticados usos de la cultura de base de que hablo, he publicado trabajos sobre esa cultura que llaman popular, y que prefiero llamar de la gente. Sobre aspectos concretos.

Y es que somos los últimos testigos de los vestigios de nuestra cultura popular o de la gente, de corte campesino y ganadero, nuestra cultura, esa cultura, se muere en su sentido amplio, profundo, de fondo, nuestras artes no tangibles también, nuestro patrimonio más necesario para sabernos quienes somos y de dónde realmente venimos. Que esa sería la Gran Memoria Histórica que olvidan, la que debe importar primero. La sabiduría popular en donde están todas las memorias, todas las historias, todos los saberes, la sabiduría. Ya sé que estoy cometiendo un error mayúsculo. El de dar todo el valor a eso. Siempre se ha acusado de tal cosa a los etnólogos, antropólogos y filólogos que decimos tal. No me extraña. Pero reconozco que, a fuer de exagerado, digo la verdad, esa verdad móvil y provisional con que se trabaja en la buena dirección en todos los ámbitos de la vida. No la verdad cerrada del titulado universitario que hace carrera para conseguirse el chusco, ir de sobrado y enteradillo a piñón fijo y de metomentodo contra la cultura de la gente..

Digo que he hecho y publicado trabajos que bien se pueden encuadrar en la etnología o la antropología, en mi admiración por esos vestigios de la cultura de la gente, inmemorial, que se pierden. Consciente de que era un último testigo. Los medios publicitarios y divulgativos del pensamiento único y de la única cultura se están encargando de la quema de las otras culturas diversas, autóctonas, enraizadas con los lugares, las llamadas por los soberbios burócratas de las alturas, cultura local, que es algo como decir de locos, en el sentido peyorativo que dan al término. Realmente esas culturas se han perdido en su totalidad en lo que llaman Europa, y quedan flecos inconexos, perdidos, descabalados. Y en esa partición y pérdida nos resultan extraños, sinsentidos, raros, para algunos risibles o equiparables a la cultureta del motor de explosión y la tele, el inglés práctico como lengua de mercado en todos los sentidos mercachifles, el bombo y el platillo de lo más, el que más, quien más y del autoritarismo democrático y la vesania del líder de esto y de lo otro y siempre líder napoleónico, la cultura de las marcas y marcos, la de los actores y los infamentes mentideros de la tele y sus habladurías de patio de vecinas a lo bestia, la cultura del chichilicuatro como zapatero remendón mu inteligente y lo mejón de lo mejón porque lo dice la chusma, ¡y yastá!

Santiago Herrojo apenas era conocido por mí, siendo, como somos, vecinos de Llerena. Él trabaja en el campo, se dedica al campo, como dicen ampliamente. Y ayer echamos un breve párrafo en donde me habló de las Puertas de Murcia, la Puerta del Sollar, de pelos para vigorizar plantas, de pelos que se convierten en culebras, de cómo sabe seguro si lloverá o no, si frío o menos, y acabó por algo de las cabañuelas de agosto. Forma premonitoria del clima que hará en los siguientes doce meses, de origen hebreo y cabalístico. Y como íbamos a la reunión que nos traía, pues le emplacé para mejor ocasión y que me cuente, despacito, que todo era muy interesante, en verdad.

Que si a los sarmientos, cuando se plantan, se les espachurra un poco para que tiren mejor, y si les atamos unos pelos, entonces óptimo, que les dan fuerza. Que si metemos un pelo de mujer en una botella se convierte en culebra. Y sale el mito de la serpiente y la dona. Que encierra mucho más que eso, que sería simpleza si me quedo ahí. Toda una visión del universo comenzada por un pelo: cosmovisión pilórica. Y se me ocurre que lo mismo que en La Rama Dorada, de J.G. Frazer, que el autor indaga sobre el mito de Nemi y tira de la cuerda, del hilo y de la manta, o de los pelos y descubre toda una cosmovisión.

Finalmente vino lo de las habas, sí, la humilde haba de nuestras huertas que ahora granan, y hace unas semanas comí tiernas y verdes. Resulta que Peña me dice que en los años bisiestos vienen los granos en inversa posición en su vaina. O que cada cuatro años las habas se dan invertidas en su cubierta natural y vegetal, coincidiendo en bisiestos. Que ya aguzaron los creadores de la convención e invento de la medida del año, para hacer coincidir el que cada cuatro años se inviertan las habas en su vaina, y que sea bisiesto, ya. Cábalas y matemáticas agudas, a todas luces. Que ni por ordenata, ¡oíga, señora!, ni por ordenador. Y recordé, mientras se me contaba lo de las habas, lo de Pitágoras, el matemático antiguo y grande sabio, que murió en un campo de habas, huyendo del tirano al que servía, y Pitágoras las odiaba y tenía prohibido su consumo a sus seguidores, y por él mismo. Ironías del destino. Y que eso, los pitagóricos no las comían, lo tenían prohibido. Y el dicho popular de la gente de Llerena: Las jabas tienen bichos, referido a que la cosa no está clara, alguien intenta engañar, esto no va bien y expresiones similares, que me vienen al pelo para decirlo sobre la autovía: ¡qué las jabas tienen bichos, Valentín!

De Las Puertas de Murcia y de Las Puertas del Sollar hablaré en otra ocasión más certera, en cuanto me recupere de tanta cosa nueva y la digiera.

Y sí serán brutos estos manijeros de la Administración, que quieren poner un cincho de autovía alrededor de Llerena, destrozando una de las zonas más hermosas que la circunda, a esta población que está declarada conjunto histórico, artístico y monumental. Y con los inmensos dineros y esfuerzos que esa misma Administración hace y deshace para potenciar un turismo que ya no verá, ni disfrutará, ni se atraerá la hermosura prístina del entorno llerenense sino asediada por el zumbido de autos y demás motores de explosión, por una autovía elevada sobre la más hermosa línea y visión del horizonte. Y todo el negocio al garete, a la mierda pura y dura, todos los esfuerzos por ese turismo no verán sus frutos, pues se mata la gallina de los huevos de oro, rodeándola con autovía por la sierra.

¿Habrá mayor falta de incoherencia? ¿O es que los ocultos intereses en lo que, desde ahora, llamamos Triángulo de las Bermudas –lo que se encierra desde la carretera de los Labradores hacía el sureste, por donde hay placas solares y eso- impiden que la autovía vaya por donde debe ir? Esto es por la zona norte de Llerena, kilómetro arriba o abajo y más allá, eso da lo mismo siempre que se impidan daños mayores y beneficio común.

Y también nombro, con delicadeza, la zandaula, esa misteriosa y aromática planta, que de momento creo autóctona, a lo menos la forma de nombrarla, que Peña me dice con satisfacción, y que crece por los brocales de los pozos, y en los humedales, y que me promete darme para plantar y hacerme ver cómo es. Lo emplazo y así llamo a la entrada. Y me voy, que mañana tengo habas con alcanciles, guisadas con su culantro verde y demás, y quiero ver si los granos vienen, en la vaina, invertidos, como año bisiesto que es. Y que quiero hacer la comparativa foto del suceso mágico y natural, o fotos, a fin de esperar al año que viene y ver si, efectivamente, vienen, o vendrán, en distinta posición a la de éste, envainadas. Salud.

2 comentarios:

  1. Quien escribe, creo, es ante todo un testigo, sea de un mundo que se acaba o de un mundo que se empieza a figurar.
    Me ha gustado mucho que las habas sepan de estrellas y que estéis ahí Santiago Herrojo y Agustín para decirlo.
    Saludos y duro con la Plataforma.

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  2. Anónimo11:11 p. m.

    hola Agutiño, soy carliños.
    que dice peña que esta muy agradecido por poner lo referente a la "jabas". tambíen le gustarí que lo invitases a un vino y prestases un par de bolis BIC naranjas (azul), de esos que tu tienes. Vale.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.