Luego de comer he fregado toda la cocina, que falta le hacía. Suelo mojar bien el suelo y luego lo voy recogiendo, cuando entiendo que al agua ha podido hacer su efecto, con el detergente y demás. A veces dejo el suelo bien mojado un rato, ya que el producto que uso, en el agua, limpia y actúa, dejando los suelos resplandecientes y limpitos, que dice y recuerdo del sabio anuncio publicitario.
Mi gati me ve y está muy atento al juego de la fregona. Cree que lo que quiero es jugar, y me mira como diciendo que no toca, no toca juego a esta hora, que es por la tarde. Aunque él está siempre dispuesto. Así que voy un rato al salón mientras dejo toda la cocina mojada. Vuelvo y me veo a Gurruñau que trata de correr al patio, desde el pasillo, ha de pasar la cocina con el suelo encharcado. Y lo hace y el resultado es cómico. Lo veo, en un momento, patinar, dar costalazo, levantarse, resbalar otra vez, decir miau y cabrearse, volver a ponerse a cuatro patas, dar un salto y volver a resbalar hasta ir a darse con los bajos de la encimera, correr patinando, que parecía gato de dibujos animados y dar, por fin, un salto mojado y ponerse a salvo en el patio. Y desde allí me mira riendo, sorprendido del suceso, extrañado, moviendo las orejas atrás y adelante, y el rabo a un lado y otro, como cuando juega muy contento, con ese mosqueo que coge en tales sucesos, mirando como si no fuera con él, ya que también parece haberse dado cuenta que ha hecho un poco el chorra y ridículo comiquero, pues me ve reír y sabe lo que es...
Voy otra vez al salón a algo, vuelvo y me lo encuentro tratando de patinar en la cocina otra vez; pero esta vez con gusto e intención, desde el patio, y da un salto, se encarama en el suelo mojado y patina casi hasta donde estoy, en el pasillo ya seco, salta al pasillo, va hasta la puerta del salón, sacudiendo patas y cabeza, y coge carrerilla, se monta otra vez sobre sus pies encima del suelo encharcado y se me planta en el patio, de vuelta, y luego vuelve a hacerlo y así como cuatro veces más...
Me mosqueo y pienso en el detergente con lejía o con algo similar, y en que le puede dañar las patas, y todo eso..., le riño y sólo consigo que patine por toda la cocina con intención y habilidad grandes, que me pasmo del gato y su juego. ¿ A lo mejor se me ha colocado con los efluvios del producto y anda borrachete perdío y llevado del viaje y grogui total? En poco tiempo ha llegado a dominar el patinaje artístico a cuatro patas sobre superficie mojada de baldosas. En fin, lo increíble de todas-todas...
Sé que quien lea esto estará como mínimo de una sonrisa de oreja a oreja, condescendiente con la imaginación que le echo al asunto del resbalón de un gato. Lo que cuento es totalmente cierto y ha ocurrido. Tal vez con más comicidad y soltura de las que expongo.
Pero como este es mi sitio, pues lo cuento. No para credulidad del personal que lo lea, no. Sino que con esta crisis uno anda a la busca de dinero donde pueda. Y espero que si alguien de un circo me lee, esté interesado por un gato patinador de esa forma..., pues bueno, que se lo piense... Que si tenemos contrato y sale algo, prometemos preparar saltos acrobáticos, diversas jugarretas y cabriolas, ejercicios rítmicos diversos, patatetas y todo aquello que consideremos oportuno para un buen espectáculo circense que haga reír y asustarse, sin mayor daño, al personal del público. Mientras tanto espero la llegada del sábado para continuar la instrucción y estreno, y a ver si me animo y hago alguna pirueta con mi persona, que como entrenador y amaestrador de gatos, debo dar ejemplo, y a ver si con eso traemos la lluvia, que este año se está haciendo de rogar, y salimos por esas calles titireando, aunque sean de suelos rasposos y poco dados al desliz y el patinaje...
A ver si ocurre algo excepcional...
Mi gati me ve y está muy atento al juego de la fregona. Cree que lo que quiero es jugar, y me mira como diciendo que no toca, no toca juego a esta hora, que es por la tarde. Aunque él está siempre dispuesto. Así que voy un rato al salón mientras dejo toda la cocina mojada. Vuelvo y me veo a Gurruñau que trata de correr al patio, desde el pasillo, ha de pasar la cocina con el suelo encharcado. Y lo hace y el resultado es cómico. Lo veo, en un momento, patinar, dar costalazo, levantarse, resbalar otra vez, decir miau y cabrearse, volver a ponerse a cuatro patas, dar un salto y volver a resbalar hasta ir a darse con los bajos de la encimera, correr patinando, que parecía gato de dibujos animados y dar, por fin, un salto mojado y ponerse a salvo en el patio. Y desde allí me mira riendo, sorprendido del suceso, extrañado, moviendo las orejas atrás y adelante, y el rabo a un lado y otro, como cuando juega muy contento, con ese mosqueo que coge en tales sucesos, mirando como si no fuera con él, ya que también parece haberse dado cuenta que ha hecho un poco el chorra y ridículo comiquero, pues me ve reír y sabe lo que es...
Voy otra vez al salón a algo, vuelvo y me lo encuentro tratando de patinar en la cocina otra vez; pero esta vez con gusto e intención, desde el patio, y da un salto, se encarama en el suelo mojado y patina casi hasta donde estoy, en el pasillo ya seco, salta al pasillo, va hasta la puerta del salón, sacudiendo patas y cabeza, y coge carrerilla, se monta otra vez sobre sus pies encima del suelo encharcado y se me planta en el patio, de vuelta, y luego vuelve a hacerlo y así como cuatro veces más...
Me mosqueo y pienso en el detergente con lejía o con algo similar, y en que le puede dañar las patas, y todo eso..., le riño y sólo consigo que patine por toda la cocina con intención y habilidad grandes, que me pasmo del gato y su juego. ¿ A lo mejor se me ha colocado con los efluvios del producto y anda borrachete perdío y llevado del viaje y grogui total? En poco tiempo ha llegado a dominar el patinaje artístico a cuatro patas sobre superficie mojada de baldosas. En fin, lo increíble de todas-todas...
Sé que quien lea esto estará como mínimo de una sonrisa de oreja a oreja, condescendiente con la imaginación que le echo al asunto del resbalón de un gato. Lo que cuento es totalmente cierto y ha ocurrido. Tal vez con más comicidad y soltura de las que expongo.
Pero como este es mi sitio, pues lo cuento. No para credulidad del personal que lo lea, no. Sino que con esta crisis uno anda a la busca de dinero donde pueda. Y espero que si alguien de un circo me lee, esté interesado por un gato patinador de esa forma..., pues bueno, que se lo piense... Que si tenemos contrato y sale algo, prometemos preparar saltos acrobáticos, diversas jugarretas y cabriolas, ejercicios rítmicos diversos, patatetas y todo aquello que consideremos oportuno para un buen espectáculo circense que haga reír y asustarse, sin mayor daño, al personal del público. Mientras tanto espero la llegada del sábado para continuar la instrucción y estreno, y a ver si me animo y hago alguna pirueta con mi persona, que como entrenador y amaestrador de gatos, debo dar ejemplo, y a ver si con eso traemos la lluvia, que este año se está haciendo de rogar, y salimos por esas calles titireando, aunque sean de suelos rasposos y poco dados al desliz y el patinaje...
A ver si ocurre algo excepcional...
¡Qué no diría Gurruñau de ti!, ya que por lo que veo es el gato el que te tiene a tí... Ju, ju.
ResponderEliminarMe ha gustado.
ResponderEliminarRasaji
¡Que si le tiene! Solo que ahora, con la llegada de Ggruá, el creador de este blog a lo mejor va a tener celillos por ser humano y no gato...
ResponderEliminarEspero ansiosa la siguiente entrada de "un gato callejero" hablando de "el nuevo".