Ama y haz lo que quieras; si te callas, hazlo por amor;
si gritas, también hazlo por amor; si corriges, también por amor;
si te abstienes, por amor. Que la raíz del amor esté dentro de ti
y nada puede salir sino lo que es bueno.
San Agustín de Hipona
Esta tarde lloviznaba cuando traía al perro metido en esa cesta de plástico que tan bien me ha venido al efecto. Justamente cabe la esterilla, que parecía hecha a su media, encima de la cual pongo papeles de periódicos que casi se ajustan a su medida, abiertos en dos páginas. Parece como si en toda la historia el diseñador hubiese estado midiendo este momento para ajustarse a la esterilla que sostendría al perrillo, y que mediría lo justo para caber en esta bolsa de IKEA azul, que tan estupendamente tiene las asas grandes y pequeñas... Me he estado resistiendo a usar la palabra IKEA para no hacer publicidad, pero pienso que hasta el diseñador de esa casa estuvo, de alguna manera, pensando en que la medida de la misma se ajustara a este momento, al tamaño exacto de la estera y al de las hojas de periódicos abiertas al completo, para que este perro callejero cupiera perfectamente.
Lo encontré el sábado, yendo a comprar a un super. Estaba recostado de mala manera entre el bordillo de la acera y la misma acera. Lo llamé amable, no huía, como me hacía siempre, me miró triste y alerta... Otras veces, cuando iba con la recua esa de varios perrillos, era el que remataba casi siempre, invariable, con algún ladrido de regalo para mi persona, era el más vivaracho, el que se quedaba lejos cuando los otros se acercaban tanto a mí, y él díscolo. Y ahí estaba quieto, callado... Me acerqué y quise tocarle el morro. Sacó los dientes y gruñó. Miré el reloj y apenas tenía tiempo de la compra. Las ocho y media... Volví con dos bolsas llenas, y allí estaba todavía, Llegué a casa y llamé a la policía municipal, nada, a la Guardia Civil. Y que si un perrito herido, que si conozco vagamente al dueño, que si ellos lo han visto alguna vez por la zona del hospital, y que si de eso se encarga la perrera municipal; pero hasta el lunes no puede ser... Salgo de casa decidido a traerlo. Cojo la cámara de fotos. Llego al sitio y no está. Casi en su lugar un enorme todoterreno, del que al chófer ha debido bajar, y si quedó en el sitio que lo vi, ha tenido casi que pisarlo... Veo una conocida paseando su perro a lo lejos, pero pienso que es el que busco y se me alegra el corazón, pues zascandilea veloz... Me acerco y no es, es el perro de la conocida. Le pregunto. No ha visto nada. Le explico. Buscamos bajo los coches, en los contenedores de basura por si alguien lo tiró..., enfrente... Y nada... Hasta que ella lo ve detrás de las ruedas del todoterreno, arrastrándose. En ese sitio le hago las primeras fotos. Lo recojo y lo aparto. Le he cogido esta vez por el morro y el hocico, para que no me muerda, y con la otra mano por el pecho... Me lo llevo...
Cuando estoy a mitad de camino entre mi casa y el sitio del encuentro, en una rotonda, veo venir al coche de los guardias civiles, que me dicen que es que los municipales no tienen servicio hasta las once, y que se dan por enterados, que vaya tranquilo, pero que piense que a lo mejor el perro tiene dueño..., todo esto con un trato amable, muy de agradecer.
Llego a casa, le preparo un cubículo, lo ausculto provisional: se ha hecho caca, y los pegotes están, también veo un hilo de sangre por la zona del falo, en la panza... Las patas traseras están como flojas, muertas, aunque menea el rabo a veces el perrillo... Lo limpio, lo coloco encima de la esterilla dicha, periódicos abajo, caja de cartón abierta que lo sostiene...
Llamo a mi amiga R para contarle. Cuelga y al rato me llama otra amiga de ella que sabe de perros, N. Le cuento y me da unos consejos que agradezco: darle de beber, arroparlo con algo, darle de comer, llevarlo al veterinario... Hago las dos cosas primeras. La segunda fue el lunes.
El veterinario tiene mal presagio. El perro se sostiene en las dos patas delanteras, andando con ellas, y le recuelgan las de atrás, que en nada lo sostienen... Lo auscultan, lo observan..., los dos facultativos del centro. Me pregunta cómo hace todo... El no hacer caca es malo, lo peor, y desde el sábado que lo cogí, nada... Si ha bebido y meado, ha comido poco... En fin decidimos inyectarle antiinflamatorios y a ver cómo reacciona..., que lo ponga en tierra a ver si hace caca..., que beba, que coma...
Desde ayer lunes está en esas hasta que este martes lo he llevado de nuevo, casi a la misma hora, y lloviznaba cuando traía al perro metido en esa cesta de plástico que tan bien me ha venido al efecto, otra vez al veterinario. Retomo el principio. No se ha observado gran mejoría. Parece que las piernas traseras han respondido ligeramente, y están menos fráccidas, lo hemos echado a andar y se apoyaba apenas en una de ellas; pero seguía andando sobre dos y se sentaba, arrastrándose. Y lo de no hacer caca...
En fin, cuando lo he traído lo he puesto sobre tierra de un jardincillo a ver si cagaba y nada, se ha asustado por los coches lejanos y ha intentado huir arrastrándose imposible...
Y ahí está, ahí esperando mañana ya ver si evoluciona bien. El veterinario me dijo que le diera un margen de dos días, y que el hecho de no cagar... Tendríamos que sacrificarlo...
En fin, uno tiende a ver su destino en otros animales, en otras señales, en sucesos... Está en leyendas de miles de años, en la cultura sufí hay una leyenda que cree que el destino te habla por boca de alguien vivo, de un animal, a ese animal se le da un nombre que he olvidado, que he olvidado y he estado toda la tarde recordando cómo se llamaba... Releyendo cuentos sufíes de Idries Sha, que andaban olvidados. Uno tiene que saber leer estos encuentros con animales o personas, que generalmente aparecen desvalidos, perdidos, heridos, necesitados, pobres, marginales..., y ha de dar un respuesta a los mismos, un comportamiento. Este tipo de esquema aparece en muchas culturas antiguas: A encuentra animal desvalido B, que resulta que es el dios C, que porque no le ayudó, los castiga, o lo condena a algo, o lo mata, le regala, lo sorprende con, etc., etc... Cristo lo dice de alguna manera cuando recalca que todo lo que hiciéramos por los desvalidos por él lo haríamos, y no está claro que se refiriera sólo a personas desvalidas. Cristo y el evangelista recogen una enseñanza de la tradición mítica universal...
Ando estos días cabilando el significado de este encuentro con este perro. Las razones por las que lo he recogido en mi casa y lo cuido, alérgico como soy a los chuchos y me aguanto...
Mi gatito mira atento como lo cuido, en todo momento ha estado tranquilo, viendo y observando con una atención increíble, incluso acercándose y oliendo, mirando... A veces, cuando recojo el meado, limpio, le doy de comer, lo he observado mirando y mirando, con atención. Sé que está contento, pero zalamero a fuer de celoso. Esta tarde, no más, se me ha encaramado entre las piernas -estaba sentado- y se ha puesto a ronronear, algo que no suele hacer casi nunca, digo lo de subirse encima de mí..., sí a la mesa donde estoy o similar.
Continuaremos...
si gritas, también hazlo por amor; si corriges, también por amor;
si te abstienes, por amor. Que la raíz del amor esté dentro de ti
y nada puede salir sino lo que es bueno.
San Agustín de Hipona
Esta tarde lloviznaba cuando traía al perro metido en esa cesta de plástico que tan bien me ha venido al efecto. Justamente cabe la esterilla, que parecía hecha a su media, encima de la cual pongo papeles de periódicos que casi se ajustan a su medida, abiertos en dos páginas. Parece como si en toda la historia el diseñador hubiese estado midiendo este momento para ajustarse a la esterilla que sostendría al perrillo, y que mediría lo justo para caber en esta bolsa de IKEA azul, que tan estupendamente tiene las asas grandes y pequeñas... Me he estado resistiendo a usar la palabra IKEA para no hacer publicidad, pero pienso que hasta el diseñador de esa casa estuvo, de alguna manera, pensando en que la medida de la misma se ajustara a este momento, al tamaño exacto de la estera y al de las hojas de periódicos abiertas al completo, para que este perro callejero cupiera perfectamente.
Lo encontré el sábado, yendo a comprar a un super. Estaba recostado de mala manera entre el bordillo de la acera y la misma acera. Lo llamé amable, no huía, como me hacía siempre, me miró triste y alerta... Otras veces, cuando iba con la recua esa de varios perrillos, era el que remataba casi siempre, invariable, con algún ladrido de regalo para mi persona, era el más vivaracho, el que se quedaba lejos cuando los otros se acercaban tanto a mí, y él díscolo. Y ahí estaba quieto, callado... Me acerqué y quise tocarle el morro. Sacó los dientes y gruñó. Miré el reloj y apenas tenía tiempo de la compra. Las ocho y media... Volví con dos bolsas llenas, y allí estaba todavía, Llegué a casa y llamé a la policía municipal, nada, a la Guardia Civil. Y que si un perrito herido, que si conozco vagamente al dueño, que si ellos lo han visto alguna vez por la zona del hospital, y que si de eso se encarga la perrera municipal; pero hasta el lunes no puede ser... Salgo de casa decidido a traerlo. Cojo la cámara de fotos. Llego al sitio y no está. Casi en su lugar un enorme todoterreno, del que al chófer ha debido bajar, y si quedó en el sitio que lo vi, ha tenido casi que pisarlo... Veo una conocida paseando su perro a lo lejos, pero pienso que es el que busco y se me alegra el corazón, pues zascandilea veloz... Me acerco y no es, es el perro de la conocida. Le pregunto. No ha visto nada. Le explico. Buscamos bajo los coches, en los contenedores de basura por si alguien lo tiró..., enfrente... Y nada... Hasta que ella lo ve detrás de las ruedas del todoterreno, arrastrándose. En ese sitio le hago las primeras fotos. Lo recojo y lo aparto. Le he cogido esta vez por el morro y el hocico, para que no me muerda, y con la otra mano por el pecho... Me lo llevo...
Cuando estoy a mitad de camino entre mi casa y el sitio del encuentro, en una rotonda, veo venir al coche de los guardias civiles, que me dicen que es que los municipales no tienen servicio hasta las once, y que se dan por enterados, que vaya tranquilo, pero que piense que a lo mejor el perro tiene dueño..., todo esto con un trato amable, muy de agradecer.
Llego a casa, le preparo un cubículo, lo ausculto provisional: se ha hecho caca, y los pegotes están, también veo un hilo de sangre por la zona del falo, en la panza... Las patas traseras están como flojas, muertas, aunque menea el rabo a veces el perrillo... Lo limpio, lo coloco encima de la esterilla dicha, periódicos abajo, caja de cartón abierta que lo sostiene...
Llamo a mi amiga R para contarle. Cuelga y al rato me llama otra amiga de ella que sabe de perros, N. Le cuento y me da unos consejos que agradezco: darle de beber, arroparlo con algo, darle de comer, llevarlo al veterinario... Hago las dos cosas primeras. La segunda fue el lunes.
El veterinario tiene mal presagio. El perro se sostiene en las dos patas delanteras, andando con ellas, y le recuelgan las de atrás, que en nada lo sostienen... Lo auscultan, lo observan..., los dos facultativos del centro. Me pregunta cómo hace todo... El no hacer caca es malo, lo peor, y desde el sábado que lo cogí, nada... Si ha bebido y meado, ha comido poco... En fin decidimos inyectarle antiinflamatorios y a ver cómo reacciona..., que lo ponga en tierra a ver si hace caca..., que beba, que coma...
Desde ayer lunes está en esas hasta que este martes lo he llevado de nuevo, casi a la misma hora, y lloviznaba cuando traía al perro metido en esa cesta de plástico que tan bien me ha venido al efecto, otra vez al veterinario. Retomo el principio. No se ha observado gran mejoría. Parece que las piernas traseras han respondido ligeramente, y están menos fráccidas, lo hemos echado a andar y se apoyaba apenas en una de ellas; pero seguía andando sobre dos y se sentaba, arrastrándose. Y lo de no hacer caca...
En fin, cuando lo he traído lo he puesto sobre tierra de un jardincillo a ver si cagaba y nada, se ha asustado por los coches lejanos y ha intentado huir arrastrándose imposible...
Y ahí está, ahí esperando mañana ya ver si evoluciona bien. El veterinario me dijo que le diera un margen de dos días, y que el hecho de no cagar... Tendríamos que sacrificarlo...
En fin, uno tiende a ver su destino en otros animales, en otras señales, en sucesos... Está en leyendas de miles de años, en la cultura sufí hay una leyenda que cree que el destino te habla por boca de alguien vivo, de un animal, a ese animal se le da un nombre que he olvidado, que he olvidado y he estado toda la tarde recordando cómo se llamaba... Releyendo cuentos sufíes de Idries Sha, que andaban olvidados. Uno tiene que saber leer estos encuentros con animales o personas, que generalmente aparecen desvalidos, perdidos, heridos, necesitados, pobres, marginales..., y ha de dar un respuesta a los mismos, un comportamiento. Este tipo de esquema aparece en muchas culturas antiguas: A encuentra animal desvalido B, que resulta que es el dios C, que porque no le ayudó, los castiga, o lo condena a algo, o lo mata, le regala, lo sorprende con, etc., etc... Cristo lo dice de alguna manera cuando recalca que todo lo que hiciéramos por los desvalidos por él lo haríamos, y no está claro que se refiriera sólo a personas desvalidas. Cristo y el evangelista recogen una enseñanza de la tradición mítica universal...
Ando estos días cabilando el significado de este encuentro con este perro. Las razones por las que lo he recogido en mi casa y lo cuido, alérgico como soy a los chuchos y me aguanto...
Mi gatito mira atento como lo cuido, en todo momento ha estado tranquilo, viendo y observando con una atención increíble, incluso acercándose y oliendo, mirando... A veces, cuando recojo el meado, limpio, le doy de comer, lo he observado mirando y mirando, con atención. Sé que está contento, pero zalamero a fuer de celoso. Esta tarde, no más, se me ha encaramado entre las piernas -estaba sentado- y se ha puesto a ronronear, algo que no suele hacer casi nunca, digo lo de subirse encima de mí..., sí a la mesa donde estoy o similar.
Continuaremos...
Buena gente, Agustín. Ánimo y suerte. Salud
ResponderEliminarEl perrito resiste porque lo has salvado tú; lo que venga luego lo decidirá la Naturaleza, que es ya muy sabia por sí misma sin necesidad de mitologías ni destinos.
ResponderEliminarMe da mucha pena que la gente pasase como si nada, es terrible.
Tú puedes tener la conciencia bien tranquila y estar orgulloso, pase lo que pase, por tus cuidados, y si el perrito sobrevive te lo agradecerá siempre, sea cual sea su destino.
Tus faltillas de ortografía en esta entrada, viniendo de alguien tan culto como tú, permiten leer entre líneas algo más: que lo que te importa el fondo y no la forma, que es como debe ser; que has tenido más empeño en contarnos que en las letras, aunque al fin y al cabo sea la manera de comunicarse (la palabra). Pero te has comunicado con el sentimiento.
Mucho ánimo y mucha suerte, y también mucha calma ante esa tormenta interior ante una situación tan, lógicamente, desesperante y agobiante, además de difícil.
Besitos.
amiga Rosario, ¡pero qué dices! ¿dónde hay una falta de ortografía, mi querida acémila? en todo caso una errata, si la hubiera, que no es lo mismo, que no lo es...,
ResponderEliminarasí que yo que té borraría ese comento, o lo enmendaría, por dignidad personal y respeto..., y deja de sentar estéticas y poéticas sobre mí, ¿vale?
gracias
Demuestra que tienes un gran corazón Agustín.
ResponderEliminarUna preguntita: ¿te has quedado con el perrito??
Gracias por ser tan generoso. Juani
Al perrito lo sacrificaron.
ResponderEliminarRespecto a tu comento, Agustín, creo que no has leído tu propia advertencia del ¡ATENTO!, pero no importa; no soy rencorosa y menos cuando tengo la razón.