
Esta casa me agrada. Aunque me hubiera gustado un patio más grande y un pequeño huerto… Pero no es así porque el paraíso en la tierra todavía espera. Aunque todo se andará. Con el patio que tiene es más que suficiente.
Desde el principio pensé en tener un jazminero. Primero uno corriente, de esos que cuajan de flores, en los veranos, las noches, de esos que dan puñados generosos que se reparten por toda la casa, dando olor, sembrando de alegrías olfativas. De jazmines grandes y muy blancos. Aparte que espantan a las moscas e insectos. Porque lo que más me extrañó, de la nueva casa, fue la abundancia de moscas, aunque ya me dijeron que el año pasado fue generoso con ellas. O debe ser que en el piso donde vivía no había ninguna, no sé por qué extraño misterio. Ahora apenas veo una.
El hecho es que me hice con un pequeño jazmín en primavera, lo transplanté en la maceta más grande que tengo y lo puse en la parte soleada del patio. Y ahí ha ido creciendo, creciendo y creciendo, en su rincón, acompañado de otras plantas, y ha ido dando flores, jazmines, jazmines y jazmines, con esa generosidad sin cuento con que sólo estas plantas saben y quieren.
He sido testigo diario, y veraniego, de ese don. Y casi cada noche he recogido un buen manojo de flores blancas que he distribuido por la casa, o dejado en la mesa de la cocina, o a la entrada, o para el dormitorio, el baño… Y cada noche el aroma sencillo y vital, relajante y agradable de los jazmines me ha acompañado. Y al día siguiente persistiendo y llenando el espacio, levemente, de perfume natural.
Soy poeta. Y los poetas simbolizan a veces en alguna flor su trabajo, su arte, su labor. Unos en una rosa, otros hablan de nenúfares, bien que sin haberlos visto nunca ni saber lo que son, otros de amapolas, algunos adelfas… Yo hablo del jazmín. Bien me gustaría que fuera moruno, por su olor más intenso y penetrante, más duradero. Ya lo conseguiré de mi amigo Marcelino, que bien sabe. Por ahora este está bien escrito. Popular, sencillo, simple, claro, corriente…
Sí, cuidar mi huerto, mi obra, mi vida, mi mundo.
cuidar mi huerto tal como poeta
que recuerde a Voltaire y al personaje
de su Cándido vivo y maridaje
en mi ser para mí como un asceta
y tratar de luchar al abordaje
no soluciona al mundo su andamiaje
si no hacemos una obra como treta
como fin como campo contenido
como flor y su olor como florida
cultivar mi jardín en la medida
de su belleza toda seducido
A M, que sabe
Acabo de descubrirte en Pido la palabra, somos compañeros de comentario, y me ha llamado la atención que seas de Llerena, yo viví allí un par de años cuando era pequeño, un abrazo desde Málaga de un emigrante extremeño.
ResponderEliminarEntraré a verte más despacio.
besinos
Los jazmines morunos, son más empalagosos. El que tú tienes es el que alguna vez que otra, ha adornando mi pelo.
ResponderEliminarUna entrada muy bonita, Señor Poeta, lo más bonito, como en toda poesía, lo que se transmite más que lo que se lee.