25 de septiembre de 2013

QUITAR LA PALABRA






Summers, de Dell, Destaca la dificultad para expresarse por escrito y de palabra

Sorensen, de la LSE: Valor añadido será hacer algo que una máquina no pueda

Garicano: Hay un barniz de cultura que en España pasa por erudición

El País

La noticia sólo confirma lo que sabemos de sobras y de largo. El Poder desprecia, odia, trata de esclavizar, chanchullear y confundir a la palabra. Porque la palabra es expresión de la inteligencia, que siempre es verdad, bondad y belleza. Y de esto sabemos los poetas certeros. Porque a este altura de mi vida no puedo engañarme ni tratar de estafar a nadie. Y con el Poder todos sus garitos, se llamen bancos, mercados, negociantes, políticos o escuela. Se llamen votos, mayorías, sindicatos, dineros, y todo eso de las palabras certeras que definen o entienden al poder. Sí, también la escuela odia y desprecia la palabra.

Los antiguos siempre creyeron que aprender a leer y escribir, a saber expresarse, sea oral o por escritura, con corrección, saber entender lo que se dice y leer lo escrito, y que saber también hablar con claridad y corrección era motivo de liberación y grandeza de los hombres. Luego añadían aquello  de saber las cuatro reglas. 

Algo tan evidente y nítido para que las personas sean personas, libres y honestas, sabias e iguales no podía caer bien al entramado de construcción de la necedad que constituyen las instituciones políticas todas: desde el matrimonio hasta la NASA o la OTAN. De manera que siempre ha habido una intencionada zancadilla para que la gente aprendiera a usar con corrección la lengua liberadora, como manifestación del discurrir inteligente y del entendimiento del mundo.

Científicamente sabemos que la lengua, cualquier lengua, es vehículo único y estructura esencial sobre lo que va montado en pensamiento. O directamente es el mismo pensamiento. Ese que tanto se desprecia en aras al sentimiento o las emociones. Pero eso es otro de los cuentos del poder para cepillarse lo esencial, que en su momento trataré. Sin lengua no hay pensamientos. Al igual que si no hay lenguaje informático -un alter ego de la lengua, por ello se llama lenguaje- no hay posible operación, ni nada, en un ordenador. El pensamiento es el mismo lenguaje, o la misma lengua, se pudiera decir. O ésta opera de esa única forma. No hay otras. Y si las hay son meros tránsitos de la matricial o nutricia lengua.

En fin, todo eso lo encontrarán en los sabios pertinentes y expertos del asunto. Poco difundidos, poco estudiados, poco amados.

Y precisamente por eso, en los últimos planes de enseñanza, maquinado por la casta y costra política y sus mesnadas de sabelotodos, han eliminado todo aprendizaje adecuado al del dominio de la lengua. Bien sea para hablar, escuchar, leer o escribir. Han mareado la perdiz y difundido que si la filosofía, que si historia, que si religión, que si la educación pa la ciudadanía y otras paparruchas, que enmascaraban el ardid trufado y tramado para eliminar la más adecuada forma de quitarse de en medio lo que realmente les importa que desparezca: una adecuada y eficaz manera de que la gente sepa expresarse, sepa pensarse, sepa entender y entenderse, sepa leer y leer todo y entender todo escrito. Ese ha sido el objetivo del Poder y sus servicios al mal que llamamos el terrorismo del capitalismo. En todas sus manifestaciones. 

Cuidado, no me estoy refiriendo a la cuchipanda de saberse la normativa de la Real Academia Española, en relación con el uso debido, a su entender, de la lengua. O a esas compulsivas y enfermas formas como la mayoría de docentes se toma eso, no. Hablo de lo esencial, no de la manera de vehicularlo o hacerlo real y operativo. Que a las veces entorpece ese aprendizaje, pues el dedo no permite ver la luna. Esto lo digo por el dicho popular de que cuando -al necio- se le señala la luna, el necio se fija en el dedo

Ha habido una evidente y clara forma de gobernar y mandar, o mangonear, para que en la escuela el aprendizaje de la lengua no fuera el adecuado de fluidez, libertad, importancia y vida que debe tener. Siendo, como es, enseñanza vertebral o transversal o como lo llamen ahora los expertos en trapacerías diversas. Pues que esos expertos son los que han liquidado y jivarizado esa enseñanza de la lengua, como vehículo único del saber. 

Y estas consideraciones las expongo en la creencia bondadosa de que esa mayoría silenciosa lo sea porque no puede manifestarse en su libertad de hablar, escribir, leer, escuchar. Ha sido manipulada para el silencio y por el silencio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.