13 de agosto de 2006

TORRE TÚRDULA Y TURISMO

Ya hace que está en la calle como dos semanas la revista que codirijo, Torre Túrdula. No siento ese especial contento por ello, aunque estoy satisfecho. Tal vez sea que en mi vida personal, por este tiempo, hay cuestiones que me absorven, me ocupan muy gratamente, y la revista la hago como algo mecánico, ma non troppo.
El poder tiene un concepto nulo del ridículo y del gasto del dinero de todos, o sea de los dineros que nos recauda a todos. Sobre todo los políticos muy votados, que son los que más gastan y sin dolor, porque mientras más votos más caradura. Y lo convierten todo en espectáculo chulesco. Una cosa entre circo y teatro del malo, algo así como decimonónico. Porque no más que hay que asomarse a una página web de algún municipio para ver el pobre panorama mental. Se han empeñado en hacer de lugares agradables destinos turísticos, en la España rural. O sea a utilizar lo que el franquismo no mancilló con un turismo de alpargata. En un uso franquista de la industria turística, cómo no, pues a la postre todos estos alcaldillos no son más que alguacilillos y aprendices del Caudillo. Sean del patido que fuere. No es creíble que lo que hagan lo hicieren por desvelos por sus pueblos, que no se les ve, ni de lejos, esa noble intención. Lo hacen porque les dan dinero para eso y el dinero lo tienen que gastar, como sea y qué mejor lugar que los bolsillos de los amigos que tienen empresas dedicadas al espectáculo del turismo, ese gran invento fraguista.
Vivir para ver y el poeta sin poder hacer más que dar fe de la barrabasada, de la malísima fe, la ignorancia suprema y esa enorme soberbia que inviste a todo cateto vestío de limpio que se cree que es como un dios porque lo votan con leyes trucadas y publicidad engañosa. Además eso de poner todos los recursos municipales al servicio de la industria privada del turismo, es algo más perverso que la prevaricación, puesto que, en igual medida, podría ponerlos al servicio de otras industrias y negocios. No veo la razón por la que los gobiernos municipales hayan de gastarse ingentes cantidades de dinero en promocionar el turismo o la fabricación de galletas, por ejemplo. Y es que como no hay oposición...

2 comentarios:

  1. Resulta interesantísimo lo que escribe. Seguiré visitándole.

    No me riña por favor. Mi profesión no es la de poeta a tiempo total. Solo soy un aficionado.

    Profeso otro oficio tan arriesgado como el de poeta.

    Saludos.

    PD. Soy extremeño

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  2. Admiro todo lo que vuele, menos los misiles y las moscas (éstas no siempre). Cuando niño tenía un sueño reiterativo: resultaba que tenía un águila enorme, presa en una alta torre. Y montaba sobre su cuello y volaba, volaba placenteramente sin caerme... Ese sueño desapareció con la adolescencia larga, y alta... Es lo que más lamento. Creo que desde entonces tengo conciencia de que quiero hacer poesía. Visité su sitio alguna vez. Agradezco su parco comentario, para mí muy valioso, pues el poeta urde en el vacío de un vuelo, en esa soledad (o soledades) necesaria y dura de roer. Esta tarde roe especialmente pues tras la fiesta asola la peste todo el campo.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.