10 de febrero de 2014

LIBROS




Dicen que hubo un tiempo en que lo importante, necesario, el saber y todo eso se ponía en libros libres como liebres. Y que si los querías pillar deberías correr con ellos, amar con ellos, estar con ellos.

Dicen, también, pero esto lo estamos averiguando, que hubo, como siempre que surge algo verdadero, bueno y hermoso, los listillos, los impostores, los enanos mentales, muy prácticos ellos, como siempre, muy votados ellos, como siempre, muy admirados ellos, como siempre, muy adorados ellos, como siempre... Y se adueñaron del mercado de libros, y dieron gatos por libres, digo liebres, y la trapacería se nos coló -una vez más- por el colon. Digo eso..., que nos porculizaron.
Desde entonces no pocos andan perdidos, llenos de turbación y masturbaciones diversas. No saben a qué considerarse unidos, qué amar u odiar; qué merece respetos y qué desprecios... Siendo los semejantes insufribles del to por toas partes. Todos contra todos.
Desde ese día, tamién (sic), los libros no son lo que eran, y el BelenEstebanismo es una corriente, y moliente, costumbre para que la masa y los más impongan su voz total y firme, democrática, sobre lo que es y debe ser lo mejón der mundo mundiás. Porque es verdad verdadera lo que los más dicen e imponen, no lo que la razón, la sabiduría, los valores y el amor marcan y dicen y atestiguan.
Y de ahí al Nobel para ese mercado, con los disimulos pertinentes, que aunque el grueso del pelotón es merde, de cuando en vez se cuela algo verdadero, bueno y bello, claro, que en eso consiste el mercado de la cultura, como to, convertido en mercado raso.


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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.