Este escrito lo quiero dedicar especialmente a todos aquellos y aquellas con los que tuve una comunicación, casi siempre por carta, mientras ellos estaban en la cárcel. El contacto con ellos fue aleccionante y libertador.
España es un país muy carcelario, y muy hospitalario, manicomial, cuartelero y escolar, aunque algunos confunden con pueril, a secas. De siempre aquí se pensó la cárcel para el diferente. O que entraría en verea con el manicomio, la escuela, el hospital o lo entraría el cuartel... Fue cuarenta años cuartel, cárcel, escuela, hospital de pobres, manicomio de ansiosos de libertad..., que todas esas instituciones tienen lo esencial en común, como es ahormar al personal en lo que llaman lo social, y lo que debe ser lo social de esa manera entendido por el Orden estatal al servicio de la producción Capital y sus Mercados. Porque, claro, como a aquel ginebrinofranchute se le ocurrió decir que el hombre era social por naturaleza, aquí al que no hiciera sociedad, según la verdad establecida por los de Arriba, se le ponían las tuercas a la fuerza para que fuera sociable. Que no ser sociable es aberración extrema y error y desprecio, sobre todo de las damas. Se le socializaba mediante la escuela, el cuartel, y si todo eso fallaba, pues la cárcel, pasando si la cosa era dura al manicomio, depósito que todo lo salva y cura, lo mismo que el hospital. Y entre medio todos esos garitos de adaptaciones; desde la familia hasta las cenas de sociedad, o el club de fútbol y la peña, el mismo banco depura la convivencia natural sociable del hombre, ¡mire por dónde!, que las oficinas, abiertas al público, de todos los bancos, mueven a natural y cuidado decoro en el trato, las formas, y la corbata, el traje, las manos limpias y todo eso relamido de la apariencia de buen animal social por naturaleza, es el espejo en que se mira la gente, y sobre lo que suspiran las donas, viendo todo en orden y seguro, que ellas para el parto, y posterior crianza de nenes, necesitan toda esa seguridad, y aun más, mucho más.
Claro que la perogrullada de que el animal hombre es social, es de cajón de madera de pino autóctono. Pero lo mismo que el gatito que necesita a los otros gatitos. La necesidad biológica no es indicativo de socialidad, o no debería ser argumento.
El hombre es un animal que por naturaleza debe tender a la libertad, su libertad humana y en su medida, usando de su racionalidad y de su emocionalidad más limpia, desde el amor, pues "sin amor no hay inteligencia", que dice Alfonso Reyes.
Pero en lo que llaman España, en esta sociedad "natural", a la que por "naturaleza" debemos tender, so pena de no ser hombres -pues debemos ser sociables, según el aserto del librepensador aquel, sino no, nos cae el tantarantrán de los demás y la recriminación de que no lo somos, y si no lo somos, somos condenables, carne de cañón, digo de cárcel-. En España, digo, es un decir, las opciones suelen ser dos, a manera de socialización de la natural sociabilidad del natural social del hombre: o se sirve o se manda. Y no hay otra. O votas o te votan. Todo lo demás está condenado a la oscuridad, la sospecha, lo utópico como menos malo, pero con ese regusto y retrogusto de decirte tontolaba-íntegrate-en-esto-y-comerás-guevo..., sino la marginalia.
Y claro, en la lucha entre tanto que quiere servir y tanto que quiere mandar, la cosa termina como es: muchos de ellos en la cárcel. Y cómo cada vez son más enconados los encuentros y la supervivencia, por eso de servir o mandar, pues cada día hay más gente en el trullo. Y va cada vez más in crescendo. Y eso que los castizos dicen que no están todos los que debieran estar, que si no lo mismo toda la península era un patio de recreo de la misma cárcel, que toda era patio ya. Que es lo que dice un amigo, que anda anclado en el mako mental de aquellos gloriosos cuarenta años de cuartel de Franco, que la gente piensa que es libre, cuando en realidad es que les están dejando rular por el patio de la cárcel enorme en que se ha convertido todo esto. Y en eso, España pionera, ¡oiga, señora!, como dice mi amigo, al actor Luis Felipe Alegre, glorioso bululú donde los haya, cuando actúa por esos pub y garitos de mala muerte, y predica algo, el "¡oiga, señora!" como admonición de alarma, alerta total de la importancia de lo expuesto, como puede decir ¡oiga usted!
Suficiente reflexión hay en la peli Todos a la cárcel, del más claro Berlanga, sobre el asunto carcelario y sus entrañas.
Cárcel y Estado todo es uno, que al Capital no se anda con tonterías a la hora de poner su orden social natural, también, que eso viste muy bien, tan natural por naturaleza naturante como la sociabilidad -esa- del ser humano.
Por ello, entendiendo la libertad como de otras maneras, algunos hemos optado por no desarrollar demasiado nuestro natural social, no vaya a ser que nos pase algo. Y estar todo el rato posible en la celda que nos ha tocado, por naturaleza, y desde ella erigir nuestro imperio de libertad. Que en lo más hondo la mano de ese Estado, con su cárcel, escuela, hospital, cuartel y manicomio no puede entrar de ninguna forma. Ni sus votadores o votados manipulando y gobernando ese patrimonio carcelario, manicomial, escolar, de hospital y cuartelario.
En fin que ese apunte de hoy, en todos los medios publicitarios, propagandísticos, y serios, sobre la cárcel y su dureza, en esta hermosísima democracia española, es aleccionante para decidir hasta no asomarse a la red, o a la calle de la puerta de la casa en que uno se recluye, por ese imperativo social y natural.
La abundancia o necesidad de esos elementos de sociabilidad, como son la prisión, el cole, el hospital, el siquiátrico o el cuartel son muestras claras de la mayor o menor libertad que hay o que se lucha. Y España en eso, ¡oigan, seños!, siempre ha sido una proverbial sociedad por naturaleza.
No falta decir que para mí esas instituciones no sólo son la muestra patente de la canallada del Poder y de su Capital y Mercados, sino la palpable vergüeza del servilismo voluntario de los más ante hechos consumados, y la más que contumaz malicia de los que aspiran al mando, de que son los más ineptos y peor dotados de inteligencias y amor, por ende los más votados siempre.
Sin dejar de considerar, así de soslayo, que todas esas instituciones, han sido siempre un lindo negocio, necesario para el Capital Moderno: digo que la escuela, el manicomio, la cárcel, el hospital y el cuartel -como males innecesarios-. Y a que aquí las cárceles de la democracia dan puesto de trabajo, y hacen gastos derivados, a costa de erario público, que cae en bolsillos de los amigos del Orden Establecido y de los partidos únicos que mandan... Y que mientras más cárcel más negocio y efectividad y miedos y control. Lo mismo que mientras más ETA -bien temperada- más control social y político, más negocio para los seguretas y sus empresas millonarias...
Quien sepa y quiera entender que entienda, quien no, que se tape los oídos, los ojos, la nariz, quede quieto; pero sobre todo que calle la boca.
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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.