MODELNO&NEGOSIO

Por lo visto ser moderno y estar moderno es estar y ser para el mercadeo y la cucufatez de lo diver, desmochao y el trajinismo mercachifle y circense o de mero espectáculo de la cabra y er gitano. Con tos mis respetos pa ambos artistas de la cuerda floja de la subsistencia callejera.

A eso reducen los expertos la literatura. Bueno, la literatura y todo lo que han reducido a arte, o sea: jivarizado, parte del negocio de chupachups que venden por tal. A cuatro cucamonas para el gentío mayoritaria. Esa mismita chusma que se vota contra ella, al hacerlo a la PP$OE o similares. Esa chusma que se gasta contra ella tamién, su poca pasta al comprar libros o cualquier otra cosa que llaman de consumo culturá. 

Les va la cosa de usar y tirar. Ese masoquismo compulsivo y trapacero. Reducir lo que llaman cultura a papel higiénico, compresas, tampones, pañuelitos de papel, palillos mondadientes y cazcarrias diversas del mundo cultureta. 

De manera que Cervantes es viejo y sin futuro. Y Galdós. Tamién lo lleva mucho tiempo siéndolo Miguel Espinosa Gironés, y otros ancianos pal consumo de la gente casquivana que pide priva, croquetas de pollo, piza, bocata de choped y tele o circo por interné.

Lo que pasa está clarito. La gente que escribimos, por ejemplo, que creamos y no queremos perder la dignidad, no nos rebajamos al la pésima calidad que anhela la gente que dicen que consumen cultura. El problema no somos los creadores, sino que entre la gente mayoritaria que pueda leer, degustar lo que se llama cultura, hay muy mala formación y calidad. Y como decir eso, que el público español es de pena, que son una partida de mostraganes, incultos, vagos para recrerarse y crear, con los propuestas que los creadores de altura ofrecen, como están abotargados y dominados por cuatro jangadas de cucamonas para estupidizar, como obviamente son meros consumidores de una cultureta de circo y hamburguesas de pollo de granja artificial y de plástico, pues no vale, no sirve, no está a la altura. No sólo es un público viejo, o aniñado, que se bambolea entre esa escila y ese caribdis, y sin futuro, sino que lo han matado los artificieros de la industria cultural con coñas y rebajas y productos y mentiras y falsedades, fomentos de sus ignorancias, miedos y odios a tope. Eso pasa.

Pasa que la destrucción y derribo, por el Poder y el Capital, de la creación fuerte, pura, clara, ingeniosa, llena de verdad, bondad y bellezas ha acontecido, sucede. Para entregar ese público a parques temáticos de consumo al estilo de Jarri Poter o Gringolandia Muerta. No interesan creadores vitales y verdaderos, sino productos que amuermen, maten, asilvestren, engañen, vuelvan gilipollas. Productos tipo futGOLeros o similares.