14 de julio de 2012

HUMOR/AMOR




La realidad es siempre sospechosa de haber sido inventada por los que mandan, detentan, inventan el dinero y su valor, ya desde los cubículos de sacros lugares, ya desde despachos impolutos, de lujo y seriedad, ya desde el engaño del partido, el escaño, la poltrona del sindicato. La realidad, las realidades, son un invento de los poderosos, siempre. Tened cuidado con lo que llaman realidad, siempre también.
Pero existe un mecanismo que sólo el hombre posee, que no se usa en su potencial y amplitud para desmontar esas realidades inventadas. La risa, el humor y su sentido. Se puede repetir aquí aquello de que el hombre es el único animal que ríe, y eso lo hace bueno, bello e inteligente. Si visitamos los grandes clásicos de la literatura universal encontraremos el humor en todas sus vertientes, y la risa como consecuencia del despliegue de sus creaciones, de sus inteligencias, de sus mecanismos para conocer realidades más profundas, las reales, que nada o poco tienen que ver con la realidad impuesta del inicio de este escrito. Es curioso como en las versiones de la Biblia, que leemos en castellano, se nos hurta la risa o lo humorístico de algunos de sus pasajes. ¿Es que no aparece algo tan humano en tan hermoso libro? Pues sí, seguro que sí, pero los creadores de realidades a su medida la tapan. Seguro que Cristo fue un hombre risueño, según creía Francisco de Asís, que invitó a sus frailes a tener el voto de alegría en tanta consideración como los demás.
De todos los autores es Cervantes quien abre la modernidad de la risa, del humor, con su Quijote. El uso indeleble y perfecto de la ironía consagra al Príncipe de lo Ingenios como piloto de los derroteros literarios que usan la risa y el humor, en general, como mecanismos de conocimiento, crítica y arte. Delante de él tal vez convendría situar a Rabelais. Después de Cervantes, en todas las grandes obras literarias de la modernidad, aparece la risa y el humor, resuena la carcajada de la alegría. Desde Laurence Sterne, y su Tristan Shandy hasta el Ulyses de James Joyce.
Un antiguo maestro del colegio, antiguo, de Ntra. Sra. De la Granada, don Antonio Martín, dedicó la última clase de aquel curso a darnos unos consejos para la vida, cosa que siempre hacía con todos los cursos. En mí ha quedado en el recuerdo el inicio de su interesante exposición: No confiéis de un hombre triste, generalmente un hombre triste no tiene buenos pensamientos. Tampoco estéis tristes, eso no acarrea bienes. Desde entonces procuré hacerle caso; pero los hombres serios que encontré en la vida daban abrazos de guadaña siempre y no rompían mis alegrías. Con esas palabras también identifiqué humor y amor.
Existen personas que confunden el humor o la risa, incluso la alegría, como la consecuencia del mal de otros. Así nada produce tanta risa como ver a alguien caer al suelo de culo, etc. No es ese el humor del que hablamos, es del HUMOR con mayúsculas. De ese que hace al hombre y a la mujer más hermosos, nobles, generosos, vitales, geniales, sanos, solidarios, amables, dignos, lábiles, alegres... Porque el humor y la alegría son el cuarto voto de los franciscanos y clarisas de Guadalupe. Deber y virtud. Salud y alegría a todos, todas y todo.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. he ido al spam y, amigo mío, había una sóla cosa, que inmediatamente he situado bien, creo, en manera alguna censuro nada, sí pido identificación, pues de anónimos recibo malos ánimos...,

    buen verano y salud, un abrazo y siempre agradecido por tus comentos, siempre, que lo sepas de una vez, no te moleste eso del spam, no sé cómo evitarlo..., bloguer sí y a ello pongo atención

    lo dicho, salud y alegría

    agustín

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.