10 de enero de 2012

GUSTO


Pues que estamos depositados en la historia, atenazados por la necesidad y sobrecogidos por la muerte. Todo lo trasciende la respiración del ser, y así su palabra, la sola, la desconocida y prodigiosa, milagrosamente identificada palabra, alza en su ímpetu único todas las palabras juntas y las unifica destruyendo irremediablemente. Ya que en el ser humano lo que trasciende abate y anula; nadifica.
María Zambrano, Claros del bosque

1.- El sentido del gusto va referido a lo que se percibe por la lengua, o la boca en general, como materia física exclusivamente. Y va referido asimismo a la andorga o lo que se mete en la barriga de condumio, o se traga para sustento y digestión, o incluso se toma para lo genital, y sus consumos, que llaman sexo, porno y todo ese comercio, y es discutible...
2.- Por eso el uso del verbo gustar, referido a todo lo que se percibe, sea por el sentido que fuere, es, aparte de cansino e impreciso, cargante, inexacto, pobre mental y conlleva una cierta forma bastante rala e pueril de ver y valorar el mundo y las artes. Un artista que se precie debe eliminar esa palabra, lo mismo que otras, como bonito, interesante y etc., del manido lenguaje de los pardillos aficionados y que tanto dañan la labor artística en general. No sé si de esto le hablan en esos talleres literarios en los que todos recalan y se forman. Es un decir.
3.-Aparte del gusto y del gustar existen tropecientas maneras, formas, usos para expresar que una obra literaria atrae la atención, interesa en su noble sentido, tira, llena de pasión variada, que no tiene que ser sólo por sus valores estéticos o éticos, sino a veces por sus muchos defectos para reír, aprender, gozarlos. Concebir la recepción de lo artístico como circo, espectáculo mero y simple, o película de cine o tele, a veces como telediario histórico, ha sido una manera endemoniada y triste de manipular el arte por parte del Capitalismo y sus tretas. Reducir su valoración sólo al gusto o gustirrinín, algo perverso y tremendamente empoblecedor del ser humano, del arte y de la gente en general, en aras de la simple liga del fútbol a que es reducida la llamada vida y existencia.
4.- Por ello cuando alguien me utiliza alegremente el verbo gustar o la palabra bonito o cualquiera otra manida expresión del mundo, supuestamente creativo, ya me da la pauta de su amueblamiento mental y artístico o de expectativas.
5.- También, por otra parte o sitio, considero que por mucho a que a uno o una le guste el vino, no quiere decir que lo haga bien. Todo lo más puede terminar borracho. Y eso pasa a no pocos presuntos creadores y escribidores de consumos al uso y moda. Y si trasladamos la alegoría al arte literario ya está dicho todo. Gustar algo no supone hacerlo bien, en manera alguna. Y referido a esto no pocas veces maldigo esta especie de trampa y cárcel en la que uno se mete como creador, nunca por gusto, sino a veces por simple condena de una justicia que ni sabe ni ve. Por derroteros que los más no entienden y uno mismo ve oscuros.
6.- Pero tengo claro que esta labor no es de gustos, sino de pasiones, de leer y escribir apasionadamente y con certeza y amor a la patria exclusiva de la lengua en que se hace o te deshace. Muchas veces como si fuera un niño que la juega y la divierte. Otras como el venero donde surge la luz de la verdad provisional, síntesis imperfecta y perfectamete perfectible de lo adecuado, en el camino del conocimiento de uno mismo y del mundo. Muchas veces como asombro sonoro y musical, repleto de sentidos filosóficos y mentales, que dan armonía a mi mundo y al mundo, la vida y sus aconteceres. O caos e infiernos, que depende.
7.- En general abomino de toda visión del arte como objeto reducido a los valores del sistema capitalista simplón: bancario, mercachifle, especulativo, publicitario, mediático, político, sindical, rentable, vendible, fungible y todo eso a que la literatura, y sus presuntos creadores, se ven atados y valorados por los que Mandan en todo, y la obediencia a ello, desde la escuela a la tumba, de todos los serviles votantes y masas consumidoras. Hay que tener mucha entereza y honestidad, aparte de respeto por sí mismo y por el arte, para adoptar esa actitud que se paga duramente con el ostracismo, cuando es auténtica, y no posturita para medrar y trepar, como hacen no pocos mendas de la llamada Linda Progresía, demasiado famosos y conocidos en esos usos de ser críticos con los valores de lo Impuesto y luego morder con la boca cerrada.
8.- Por ello huyo de todo lo institucional que llaman cultura, arte, literatura, poesía y similares... El Poder y sus covachas necesita, para dulcificarse y autentificarse, del concurso de los tarados que se prestan a ese juego de imagen por unos platos de lentejas o lentejuelas, acompañados de milloncejos de euros a veces, que ellos justifican para tener tiempo y medios que dedicar a su creación, que siempre es, invariablemente, creación para justificar lo impuesto y los valores del Cotarro en Mando: la caterva de políticos al servicio de la Banca, los Especuladores, los Mercados y todo eso para dominar a la gente, convertida en meros consumidores -bien cierto que son su concurso cuando vota a los mismos siempre que para que manden-.
9.- No deseo de esos triunfos, esas glorias, esos premios y todos esos ringorrangos que detentan los más de poetas, escribidores y similares, pagados como si fueren políticos en servicios, mercaderes y banqueros en rentas y ganancias. Huyo de que mi arte sea convertido -industrialmente- en objeto de cambio y mercado vulgar. Como si fuera una barra de pan o un lingote de oro, o un muñeco de disney, una tablet o una baraja de cartas..., da lo mismo.
10.- Tampoco soy un pardillo inocente, un triste adolescente utópico -usada esa palabra en su perversa significación que le da la Linda Progresía-, ni un tonto... Simplemente me niego a hacer el caldo gordo a este tinglado que ha hecho esto que llaman Crisis, como la enésima y aberrante manera de asesinar al ser humano libre, al espíritu que lo late, reduciendo todo a valor de cambio y de carencias, una vez que lo ha asilvestrado en usos y necesidades que encadenan. Es demasiado horrible este mundo, señores, del llamado capitalismo, occidental o impuesto, que vivimos, como para ser ajeno a sus tretas y tratas.
11.- Quien sea honesto me entenderá sobradamente. Más allá de amaneradas formas de percepción de derechas, izquierdas, arriba, abajo, ideologías y demás inflamaciones de las meninges.

(CONTINUARÁ)

1 comentario:

  1. Pues esperando que continúes, quiero leer más. Es genial. Huyo también de tanta impertinencia y me parece de lujo esta reflexión tuya..Un abrazo

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.