6 de agosto de 2009

DESTELLOS


De Ernesto Sábato leí a duras penas sus novelas, algunas veces insoportables para mí. Eso del realismo naturalista especial no me va mucho, y su lenguaje de narración no tiene juego y va encorsetado y como estreñido... Sin embargo disfruté y lo paso bien leyendo y releyendo todos sus ensayos. Especialmente el librito donde se despachan Hombres y engranajes, Heterodoxia, editado por Alianza... Más este ultimo, que cayó en mis manos, merced a una amiga con la que jugaba al ajedrez y las cartas, licenciada en filosofía y de nombre Julia, que me enseñó bastantes caminos, por algo era mayor que yo... Así que en 1980 lo leí del tirón y nota acá, nota allá casi rellené un cuaderno de ellas, lo cual supone como otro libro tan amplio como el leído. Como vuelvo por aquellos textos, pues no me resisto a reproducir acá uno de los destellos que me alegraron y enriquecieron, abriéndome la mollera a otras cositas, adornando mi bagaje formativo no de forma insustancial, y dándome la punta de inicio de indagaciones en las que aún ando. Ahí van estas entradas del libro Heterodoxia, especie de blog avant la lètre, en formato libro. Espero que sean tan provechosas para el cándido lector como lo son para mí.

ESCISIÓN MASCULINA DE LA REALIDAD
En el hombre el sexo es un apéndice, no sólo desde el punto de vista anatómico sino también fisiológica y sicológicamente: está hacia fuera, hacia el mundo, es centrífugo. En la mujer está hacia dentro, hacia el seno mismo de la especie, hacia el misterio primordial. En el hombre el semen sale, es proyectado hacia fuera, como su pensamiento hacia el Universo; en la mujer, entra. Esa proyección masculina implica separación, escisión, desvinculación del hombre respecto a su simiente. En la mujer, al contrario, implica unión, fusión.
Cuando el acto carnal termina para el hombre, para la hembra comienza. En cierto modo, la mujer es toda sexo. Por eso, tal vez, y como lo sostiene Jung, a pesar de ser la mujer una criatura esencialmente erótica, para ella la relación sexual tiene menos importancia que la anímica; en tanto que los hombres tienden a confundir eros con sexualidad y creen poseer a la mujer cuando la poseen sexualmente, siendo que en ningún momento la poseen menos, pues para ella sólo importa de veras la posesión erótica, es decir anímica, sentimental. Eros es, en suma, relación entre almas, y es el principio supremo de la mujer, así como el logos, interés por las cosas, es el principio supremo de la masculinidad. Como consecuencia de su caracterología sexual, centrífuga, el hombre tiende a crear otra realidad, que se añade a la natural: la realidad cultural, con su técnica y sus ideas, con su ciencia y si filosofía, con su arte y su literatura. En tanto que la mujer tenderá a reunificar la realidad escindida por el macho, volviendo lo cultural al seno materno, es decir, al seno de la naturaleza primordial y eternal, humanizando y animizando las cosas inertes, la técnica y los productos del arte y de la ciencia, psicologizando todo. Para la mujer las ideas puras no existen y no tienen sentido, son casi un juego descabellado, prolongación de la insensatez infantil.Y si las tolera, si las escucha y hasta si las admira es en virtud de su maternal ternura por los seres (los hombres) que quiere y que es capaz de admirar hasta en sus actos de demencia. Excepto cuando advierte que esos misteriosos sistemas de ideas confieren un misterioso poder a los hombres. Para entonces actúan sobre ella dos fuerzas, siempre admiradas, del misterio y del poder. En esos instantes cumbres se suele ver a las mujeres, perplejas, estáticas como ante un ídolo, boquiabiertas, musitando frases como: Y yo que lo creía un loco... Es, tal vez, la frase que ha de haber pronunciado la señora de Cristóbal Colón.

DEFECTOS DE LA MUJER
Dice La Rochefoucauld que los defectos nacen de la exageración de las virtudes. Las virtudes de la mujer son su altruismo por la especie, su capacidad de sacrificio personal por los hijos y los hombres bajo su cuidado. Por eso mismo su mundo es concreto y pequeño, personal, vital. Pero de ahí a las pequeñeces, y, lo que es peor, a la pequeñez hay un paso; y al egoísmo de hormiga, al comadreo, al chismorreo pequeño, a los celos viscerales. El hombre también se equivoca, pero al menos se equivoca haciendo una guerra mundial o un sistema filosófico.

SEXO Y DOMINIO

Adler y Freud no son tan independientes como ellos mismos pretenden, ni como podría parecer a primera vista. No es una casualidad que Adler haya sido engendrado por Freud: sexo y dominio son el anverso y reverso de la misma realidad.
Cuando un hombre entra en una mujer, lo hace como un conquistador en un país enemigo y exclama “eres mía”; así como el conquistador clava –con una simbología freudiana. una pica o una espada en el territorio que acaba de invadir. Esta bivalencia es constante y podría construirse toda una doctrina erótica de la conquista territorial; así como la posesión física de la mujer podría ser vista como una posesión territorial de ese animal sediento de poder que es el macho. Ha habido individuos en los que el sexo se transmutó casi íntegramente en ansia de poderío geográfico, como Napoleón. Y tanto en el coronel Lawrence como en Malraux, el combate militar y político está vinculado a una especie de pansexualismo. En toda la novelística de Malraux, la posesión carnal aparece unida al combate físico. Muchos críticos han señalado (cf. G Picon, C. Mauriac) la preeminencia que en él tiene el amor físico con relación a la violencia, a la tortura, a la angustia metafísica y a la muerte. Buena parte de sus personajes viven obsesionados por la impotencia. El orgullo del sexo no es únicamente la manifestación de su masculinidad personal sino el de la especie entera, que habla por él. Para Malraux, Les liaison dangereuses es una mitología de la voluntad y sus personajes no tienen sino cartas de dos colores: vanidad y deseo; una mezcla permanente de voluntad y sexo es su más poderoso medio de acción.

2 comentarios:

  1. Uh Agus! También me han dejado pensando hace años estos mismos y otros textos del "viejo Sábato". Muy bueno lo de de destellos. Un beso guapo.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.