24 de mayo de 2008

LOS PECES Y SU CÓPULA


Cuando la primavera está en su plenitud y la tierra se cubre de flores, los animales se llenan misteriosamente de estímulos sexuales, piensan en boda y se pirran por copular unos con otros: los de los montes, todos los que habitan los mares y todos los que vuelan por los aires. Por lo que a los peces toca, unos frotan contra la arena la hueva que es densa y pegada entre sí, y otros, según van nadando, sueltan una cantidad de hueva como todas las arenas del mar, ¡la intemerata!, pero los peces machos que nadan detrás engullen lo más de ella. Y hasta a veces van delante los propios peces machos que van echando un chorro de lecha que las hembras que los siguen engullen muy insaciablemente y, así, quedan fecundadas. Y en esto consisten los varios modos que tienen los peces de copular. Más arriba dije que algunos peces hasta cohabitan con las hembras ofreciéndoles todos los honores de esposas, que las guardan y que en ciertas especies de peces hasta se enciende en los machos su aquél de celos.
Historia de los animales, Claudio Eliano, Libro IX, 63 (edición de José Vara Donado, 1989, Akal)
Esta hermosa adquisición, este libro de Claudio Eliano, la hice mientras esperaba coger el tren Sevilla-Llerena, de las tres y cuarto de la tarde, el viernes pasado, en una librería Beta que está por Nervión, y relativamente cerca de santa Justa. Había llegado de Barcelona en el tren-hotel que arriba a Sevilla sobre las ocho menos cuarto de la mañana, luego de una noche de traquetreo y sueño. Hay en ella, por fortuna, restos de libros descatalogados, y muchos de esta incomparable colección de Akal/Clásica. También adquirí otros de los que dejaré buena cuenta por este sitio. Lo merecen tanto como éste que comento, en su uso y lectura, sorpresas y juegos. Otra manera de ver esto de los libros, aparte de la académica de relamidos, comerciantes y vanidosos culturetas, cuando no ya gente que los usa contra el aburrimiento, mala cosa para usar los libros esta última, mala cosa y muy común para desgracia de los mismos.
Es lo que sucede que, en su día, este texto de Eliano era algo considerado científico, serio, algo real sobre los animales, y hoy no lo parece, sino que por el estilo, recursos y forma resulta todo un relato, ensayo o como se le quiera llamar, que es una delicia. No dejo de leerlo a salto de mata, esto es, lo abro y leo, siempre encontrando amabilidades y sorpresas sobre el mundo animal, que más bien parecen pertenecer a algún tratado meramente literario, creativo, inventivo, lúdico y poético que toma los animales como excusa para crear un texto, que resulta siempre sorprendente, inventivo, o llena de una inventiva sorprendente, y pese al autor, que seguro que no pretendía ello cuando lo escribía, sino que lo que derrama en sus páginas es producto de las muchas creencias, opiniones y formas de ver y tratar a los animales en el mundo antiguo, desde tiempos antiguos, digamos que como humanizándolos en lo mejor y más humano. O sea, el libro se erige como recopilación de toda la mítica animal, la llamo así, que se cuece en el mundo antiguo, griego y romano, y aun beréber o celta.
Pero no creo que lo lea del tirón. Así sería demasiado manido, demasiado fácil, y no es para eso. Para percibirlo, como quiero, necesito leerlo como lo estoy haciendo, al azar, a ojo de buen cubero, como aquel que pasea por el mundo y ahora se le presenta un pez, luego una rana, más allá un elefante y allá una perdiz de lujuria, o una oca, cuando no un korokótta (Eliano dixit), un perro de Dafnis o un oxirrinco, la esfinge u otra oca egipcia, o la foca enamorada de un buceador, los camellos de Bactria, un grifo, una viuda negra, saber de la continencia de la paloma y de la lujuria de la perdiz, el basilisco y el león que no se cría en el Peloponeso, de que el elefante blanco defiende a su amo, el incesto involuntario de un camello, como atraviesan los lobos un río, el tarando, el pez piloto que guía las naves, o el origen de las serpientes, de que al elefante le agradan los perfumes, como ahuyentar a los perros, lana irritadora de la piel de león, perfumes intolerables a ciertos animales y a ciertos hombres, de como las aves protegen contra hechizos, en dónde nacen las avispas, la manera de efectuar la cópula la víbora, los deliquios amorosos del mújol, la edad de las abejas, los animales enamorados de hombres, el cuervo como ave adivinadora, zahorismo del mulo, o cómo respira la cabra, dando esta lista al vuelapluma impreciso y el ojeo del libro... Sorprendente en verdad.
Y nada, nada, pese a los trajineros de la cultura, ese culturetariado indigente, editorial y mercachifle que tiene tomada la universidad y los ministerios por poetas de la zeta a la a, considero la obra de Claudio Eliano una obra maestra de la pura literatura, sobre todo cuando se refiere a animales que existieron hasta hace poco, y que esa locura, del trepaje y el progreso capitalino y capitalista y oscuro de refinerías, que hoy posee a los del culturetariado, los eliminó, víctimas del mercado y el ansia de poder.
Pero reconozco que lo que me movió a leerlo fue parte del texto de contraportada, y eso hojeo sorprendente: Eliano (en torno a 170-249 d.C.), exponente del helenismo tardío que se resiste a morir y raíz de la variopinta floración de motivos animalísticos que adornan las diversas manifestaciones del arte medieval, escritor de fácil pluma a caballo entre el rigor de la ciencia (Aristóteles) y las fantasías de la imaginación (tradición fabulística), representa, por su cálido y fraternal amor hacia los irracionales, un significativo precedente de su paisano Francisco de Asís, por su condición de inspirado cantor de las virtudes ejemplares de los animales, prestigiosos modelo de nuestro Fray Luis de Granada, y, por su denodado esfuerzo en pro de estos seres privados de razón pero muy razonables, noble antecesor de los modernos apóstoles de los débiles e indefensos.

1 comentario:

  1. Anónimo2:33 p. m.

    Los peces, como cualquier otro animal, tienen su baile, su manera, Pero me gustan más los pingüinos en ese terreno. Aunque creo que los hombres somos más peces que pingüinos.

    Creo que te he dejado un comentario algo extraño jajaja.

    Un beso y gracias por invitarme a leerte :)

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.