9 de abril de 2008

DEL AMOR


TRATADO DE AMOR

( Restos)

Por Nerdo


Señora del Silencio
de la dulce jaula de
tu cuerpo
se alzó
en la sensitiva
noche
un pájaro veloz

E. E. CUMMINGS


Difícil es, y arriesgado, tratar sobre tan evanescente tema y engañoso. Lo último que oí, o que tan vez leí en un diario, es que el amor es una ideología de las mujeres para mantener sujetos y dominados a los hombres. Era una feminista la que tal decía. No , me parece una estupidez la consideración, pese a que me quedan mis dudas. Es chocante. Demasiado claro tras siglos de historia amorosa.

Lo que más me sugiere, lo que más me ha dado que pensar, lo que más me ha estremecido, ha sido la frase: “Cada pájaro vuela a su jaula”, aplicado al amor. Cierto que la he repetido hasta la saciedad a lo largo de mi vida desde que la leí, por vez primera, en una antología de amores imposibles. Por lo que no es raro que aparezca por todo este mundo. Su sentido reiterativo es como son los aletazos torpes de ese pájaro que vuela a cualquier jaula. Como la búsqueda de su porqué.

La jaula es también prisionera de sí misma, aunque no está completa hasta que no tiene un pájaro dentro. Es muy triste ver una jaula vacía, aunque paradójico, en el sentido metafórico que aquí damos a esa frase anteriormente mencionada. De todas formas, cuando llega la noche, la jaula no se ve o sus rejas son apenas perceptibles.

El amor sólo se alimenta de la pérdida, sólo persiguiéndolo, buscándolo. Cada jaula desaparece y así hay que buscar otra hasta el infinito.

Al fin y al cabo, un pájaro en su jaula, no es sino dos soledades juntas. En este sentido no sé qué es peor, si no saber volar para no alcanzar la jaula o no entrar en ella.

Algunos entenderán esa frase del pájaro que vuela a la jaula en su más estricto matiz sexual. Y no van por ahí estas consideraciones, aunque las engloba, claro. Con una determinada mentalidad, no ya madura, sino lógica, uno se da cuanta de la cantidad de tiempo precioso que perdemos estúpidamente por el sexo. Con esto no trato sino ponerlo en su lugar natural. En lo que llaman amor no deja de ocupar un sitial capital, y entre los jóvenes el único, quizás, que se merece. Sólo que el ser tan primario necesita dulcificarse con toda una ideología y galantería, usos e ideas, suspiros, sufrimientos, idealidades, sueños, fantasías y toda la cohorte similar, ya que el sexo a secas y desnudo, espanta a casi todos los humanos, menos a mí, que ya estoy un poco más allá de todo eso, liberado, el fin, del apremiante desgarro de las vísceras. Es crudo hablar así del amor, y un tanto engañoso, porque siempre alguien ilustra con un ejemplo de que no es tan animal ni primitivo: hablar de flechazos y paseos, de ternura y afecto. Los medios propios de introducir el pájaro en la jaula. En cada cultura adornado a su modo, y en cada persona un rito diferente. Aletazos de plumas que vuelan. Sinfonía mental cada vez más sofisticada para no reconocer, tácito, que cada pájaro busca su jaula de principio, y cada jaula desea su pájaro prisionero y arrullador, ardientemente, y que le trine.

Pero no conviene hacer ascos a todo eso, a toda la inmensa parafernalia que se encumbra en lo que llaman amor. Hablemos, breve, de ella y de las cavilaciones de este tratado, que siendo el tema tan escurridizo como un pez no requiere un trato sistemático y fijo, sino a salto de mata, como las correrías de amor de los cuentos medievales u orientales, del arcipreste famoso también y su amor bueno. Para amar, como para vivir, se necesita siempre alguna mentira; pero sobre todo para amar. Los más se conforman con la enorme mentira de la apariencia, del juego espejeante de lo apariencial.

Puede que las gentes que lean esto piensen lo peor sobre mí, y, sobre todo, que imaginan mi posible sufrimiento amoroso. Estarían en un error enorme, desde todos los puntos de vista. No soy más que un médico que diagnostica o un notario que levanta acta.

Cierto que el hombre y la mujer se necesitan, conviene que estén juntos y hayan creado todo eso que un proceso histórico largo llama amor, por cultura, con todos sus usos, ideas y embelecos. Que un hombre sea el espejo donde se mire la mujer y viceversa. Casi nunca terminan encontrándose en sus superficies, o les aterra hacerlo.

Cierto que aspiré a realizar el más elevado de los ideales; pero no hallé la pareja necesaria, el espejo en que mirarme. Tal vez es que perdí todo el tiempo en perfeccionarme, en mamar la leche nutricia de los simbolismos que nos hacen más sabios. Tal vez olvidé lo importante en el logro del amor, que no me interesa saber qué es, no arreglaría nada y acumularía sufrimiento. Escribo mi rebeldía.

Ya sé, ya sé que por mis veleidades estoy condenado a ser un perro guardián o bufón. Por eso huyo, aparte de porque me persiguen. Porque cuando uno no cuanta en su mundo, encuentra un lugar en otro. Es siempre maravilloso hacer cosas nuevas.

Buscamos en el amor el consuelo, conscientes de que somos animales inconsolables. En ese amor que explico antes.

Finalmente trataré del amor desde otra óptica que no sea el amor de la pareja, aunque se le parece. Lo que mantiene a la gente en esta vida es el amor a los otros, y el amor es una vocación, una llamada, a algo que apasione, con dignidad, con autenticidad, con entereza. Lo demás es circunstancial y pasajero: el amor carnal, el dinero, el trabajo, lo otro. Mi vocación, la fuerza por la que me he sentido llamado, ese amor que me vive todavía es la instauración de un imperio de perfección y justicia que no lograré tampoco. Y pensar como lograrlo ha sido mi entretenimiento, más mi fatal error, que sin embargo ha logrado grandes tiempos de dicha que salvan del naufragio total.

Tal vez amamos porque estamos condenados a muerte, y en el camino a ese cadalso nos preguntamos por nosotros y nos miramos, nos agarramos, nos tocamos, nos amamos, o amamos cosas sublimes para no perecer o apostar por una posible solución a esa muerte que se acerca. Amamos para huir de la muerte; pero eso también me suena a consuelo fácil. Tal vez si hubiese sido una mujer no habría escrito esta suerte de despropósitos sobre el amor y sus mundos. Hubiese callado durmiendo a un niño, mi hijo, y sonreiría leyéndolo.



De Los héroes huyen del enemigo, 2000. Novela

3 comentarios:

  1. El amor con minúsculas no tiene explicación. Decía la poeta de Ivars d'Urgell: "miracle, mirall, miratge" (milagro, espejo, espejismo), y en eso estamos.
    Me guste que el texto no sea un manifiesto o algo peor, algo definitivo. Debo reconocer sin embargo que con lo de la jaula me he perdido, a no ser que vayamos a las capas de cebolla de la anadiplosis aquella que cantó Amancio Prada: "Tengo en el pecho una jaula, en la jaula dentro un pájaro, el pájaro lleva dentro del pecho un niño cantando en una jaula lo que yo canto".
    Un abrazo.

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  2. Quien escribe eso no soy yo, en manera alguna. Es Nerdo, un personaje de mi novela "Los héroes huyen del enemigo". Y está en la misma como una serie de documentos y testimonios de los personajes que andan y huyen en ella, cada uno con sus manías, personalidades, "personajidades", como gusto decir, que no tiene que estar referidas a lo que llammos realidad, por fuerza. Para mí la llamada realidad no cuenta a la hora de referente creativo. Eso está para los escritores cihinguichangas comerciales, para los escribidores de noveluchas históricas y todo eso, que espían la realidad, presenta y pasada, y se dedican a reproducirla con fruición, castrrados como están, por el comercio y la fama, el dinero y los políticos, e incluso la suegra, para hacer otra cosa más genésica, amororosa o sexual, directamente, con su riqueza erótica, en sentido amplio y lujurioso, no al uso de comercio porno que acostumbra la cosa del negocio tal en tal sociedad castradora que vivimos... Y es dentro de ese mundo de la propia novela, y del personaje, en donde han de entenderse sus palabras. Yo sólo soy una herramienta que usa la mentira y la verdad, las palabras y las ideas, la imaginación y la imaginaería, para levantar acta del ser de esos personajes. Y no es mera retórica, es la realidad de lo que ocurre.
    Sucede que, tal vez, yo tenga que ver algo con las ideas y palabras de Nerdo, pues soy padre y madre del mismo. Su ventrilocuo, y más, su “vergilocuo”, entendido que escribo con la verga, como hablo con el vientre o la sesera. Pero a veces para lo contrario, otras para matices. Aunque en general lo expresado por el tipo de la novela haya sido mio alguna vez. Nadie tiene pensamientos o sentimientos, cuando se hable de esto del amor, cerrados, sino que varían, se matizan, se mestizan, se aquilatan, se montan, se imbrican, se ocultan y se manifiestan de una u otra forma. No hay un pensar cerrado, sino abierto a la vida, la muerte y la experiencia, en absoluto a la conveniencia o al interés. Importante no confundir.
    ¿La jaula? Ya lo dice la cita de e.e. cummmings, puede ser metáfora referida al propio cuerpo de la mujer o el hombre, hasta el propio amor. Sin ser grosero recuerdo que cierta forma popular de llamar al órganó sexual masculino, e incluso la he oído referida al femenino, es pajarito, pájaro, etc. Y si me apura interpreto ese refrán de ave que vuela a la cazuela como propio y avenido al asunto. Discierna el sabio lector a qué se refiere cazuela y qué a pájaro... Y ahí andan los antropólogos para enriquecer el asunto con el significado de horno y hornear, etc. Además, si nos metemos en harinas resulta que el amor es alado, es pajarero, es un puñetero pájaro, o niño pájaro y encima ciego, si hemos de creer a otros autores griegos y aun romanos antiguos; lo volátial del amor está en casi todas las culturas, yendo a cosa antropológica. Mi escritura NO es una típica cosa comercial de premio Trompeta o Planeta o Quéseyó, ni el producto de alguien formado a golpes de talleres para aburridos/as y con ganas de trepa literaria y to eso, ni ansia de medre editorial y famoseo mediático para uso político, tampoco quiero hacerme rico con ello, ni tengo esa egolatría proverbial de algunos escritores. Escribo hace muuucho tiempo, con entrega, aplicación, esfuerzo, alegría, y no soy un recién venido, como pudiera parecer porque se me vea ahora por Internet, cosa que lleva como mucho, y amplio, unos ocho años, lo más. Asomo por aquí una punta de iceberg, creo que muy exigua, circunstancial y limitada de mis escrituras y creaciones, tan sumamente originales que el plagio no me importa. Es imposible suplantar mi forma de expresión y su personalidad, léxico, etc. Lo que llamo mi estilo propio o más bien mi voluntad del mismo, en crecimento, formación continua, rule… El plagio importa sólo a los pobres de espíritu, a los miserables de presencia y calidad nula y rala, en donde todos son lo mismo e intercambiables. Hacer un blog está a la mano de cualquiera, lo mismo que tener un boli o, en tiempos de Cervantes, poseeer una pluma. Otra cosa es hacer el Quijote, o escribir algo válido, crear algo de calidad. Y en eso me empeño en este nuevo género literario que supone el blog o bitácora personal. Pasa que arrebujo en el mismo mucho acarreo, mucho testimonio, reflexiones y demás, como en un fluir de río, o, a veces de torrente, o playa a donde arriban escritos perdidos en el mar, otros géneros, otras formas más tradicionales.
    Y seguiremos informando. Agradeciendo la atención y el comento como un caballero legitimista, amiga aaoiue.
    Debe ser usted muy buena gente y gentil persona.

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  3. Buena no sé. Es tan difícil... Por lo menos creo que no hago mal a nadie e intento ser quien soy. En este preciso instante lamento no estar al corriente de lo que se escribe, de todo el mercado editorial, y no conocerte. Pero también lamento no haber estudiado chino o ser incapaz de dedicarle más tiempo a la guitarra. No quisiera que el intento de ser quien soy se echara a perder abarcando y apretando.
    Es un placer pasar por aquí y leer a Nerdo o a Agustín. Qué bien.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.