21 de noviembre de 2007

GRANADA/GRAN HADA









Sobre el patrón de vuestra risa media,
reales alcancías de collares,
se recorta, velada, una tragedia
de aglomerados rojos, rojos zares.
Recomendable sangre, enciclopedia
del rubor, corazones, si mollares,
con un tic-tac en plenilunio, abiertos,
como revoluciones de los huertos.
Se refería así, Miguel Hernández, a ti, a tu existencia pura y a tu esencia toda. Todo está dicho en esas palabras, y todo sentido con los cinco sentidos que se hacen sentimientos y mucho más. Lo dice su octava XXIII de Perito en lunas, ese juego críptico de acertijos sonoros y lúdicos, a lo barroco, como dicen los cultos estudiosos. Cuando no es menos barroca la parafernalia del acertijero popular, si ponemos por caso. Perito en lunas lo prologó el amigo Ramón Sijé en el año 1933. Fue el primer libro publicado de Hernández.
Miguel Hernández, tal vez el más excelso poeta truncado de nuestra lengua. Pero como Miguel era pobre y no murió asesinado al amanecer, y como era militante claro, pues eso, luego del circo transaccional y valiente contra un dictador en derrumbe, vino el olvido de los que no leen poesía ni por asomo, como no sea algo de moda, cosa que diga el telelediario (sic), o de algún premio, o ese tío tan listo que tiene un blog y que es medio político por Mérida, sí, ese…
Sí, porque en el partido del miércoles lo citó un comentarista que hace comentos mu cultos, y dijo un poema de esos de este tío que se llama Miguel Fernández, creo, de un Cancionero y romanero de esencias o paciencias, que no me acuerdo, me parece que dijo, y allí sale una letra que la canta el Serrat, que cantó mucho cosas de ese hombre, sí, y luego me he enterado que medio cogió un poema y "aluego" cantó la mitad, ese que dice “para la libertad…”
Sí, Miguel Hernandez es el rayo que no cesa a poco que lo visitemos de tarde en tarde, cada vez más tarde porque molesta, es un poeta molesto para la Europa del euro y la de los olvidos repetidos por otras vías históricas presentes.
Hoy me he comido una granada, una hermosa granada. Compré unas cuantas hace días y las he dejado madurar, que sé cuando están en su punto justo. Hacía mucho tiempo que no, que no me jalaba ninguna. Dicen que son depurativas de la sangre, tal vez por eso el poema de Miguel habla de la suya recomendable, y de corazones. Como hacía tanto tiempo que no cataba granada, lo mismo veinte años, pues he tenido que recordar el asunto de abordar tan peculiar fruta, sobre todo cuando está blindada y no abierta revolución, enseñando sus granos rubíes. Recuerdo en Málaga, y por casi estas fechas, y en el año 1998 que comí algunos granos que Antonio Fuente me dio cuando él se comía una… Y hace poco en Aranjuez vi como mi amiga Conchi se comía una a mordisco puro, lo que me dio repeluz, recordando lo ácido; pero seguro que la mezcla era cuanto menos interesante al gusto... Que esa fue la última vez que caté esta fruta, sí, a lo menos con la vista, de voyeur... He circuncindado toda ella con un cuchillo afilado, cortando apenas la dura y apergaminada piel, y luego la he cogido con las dos manos y he girado las dos partes que quedarían si el corte hubiese sido profundo, con mucho cuidado y energía, pues las manchas de granada no se quitan sobre la ropa. Ha crujido y he separado dos trozos medianos… Luego, con paciencia y mejor letra he ido dejando en un plato blanco los granos que poco a poco iba separando de las telillas y carnosidades amargas blanquinosas y amarillentas.
Y en todo el proceso me han ido abordando sensaciones, ideas, sentimientos rápidos, inexplicables, de mi infancia, recordando la de la primera granada abierta y de cómo comí un trozo y de su sabor dulce amargo, y lo acedo del blanco, que dejaba boca áspera y rasposa la lengua. Ha sido como un túnel del tiempo de mi vida todo el proceso, que he alargado lo que he podido, y las sensaciones sensuales que me inundaban iban desde las visuales hasta las táctiles de apretujar un grano, o vago -como decimos en Llerena- y sentir como se chasca el líquido apenas y el tenue huesillo que ablanca el rubí acuoso y brillante de su grano. Y el sonido cada vez que descuajaba un trozo…
Sí, corazones…, como revoluciones de los huertos, por lo menos de mi huerto y para cuidar mi huerto.
Tengo otras por ahí y en estos días más, toda una orgía o juerga revolucionaria de granadas en este otoño. Mientras dure. Pa la sangre, como diría Chicho Sánchez Ferlosio…
Se da la constante de que esta fruta estaba bajo amparo, y dedicada, a Astarté, Afrodia, Venus, Isis y varias diosas más, con una unanimidad apabullante.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.