MÁGICO PRÓDIGO 12

121
MURALLA

Tras la muralla asediada vio la copa de un ciprés.

Trepa hoy, después de años de espera, por el robusto tronco que le llevará dentro de la ciudad, tras saltar a las almenas de la muralla. Todavía recuerda la noche en que, furtivo, plantó el arbolito que creció y creció hasta su victoria. La población fue tomada de esa manera paciente: la de ver crecer un árbol.

122
MATEMÁTICA

Lo que aterra de la matemática es que todos los problemas tienen sólo una solución, se mire por dónde se mire. Va contra la vida y el sentido común, que siempre encuentran múltiples soluciones a los variados problemas que nos acogotan.

123
LEPRA

El médico miró la extraña sarna en el pecho, en las piernas y en los brazos.

-Es lepra –dijo, tras sosegada reflexión y consulta.

Entonces el enfermo, presa de un furor indescriptible, y de una soberbia infinita, lo empujó y lo golpeó con una pieza del instrumental sanitario, hasta producirle la muerte.

Requerido por la justicia, argumentó que había sido insultado, llamado leproso por el médico, y que por ello lo mató.

Muchas veces conviene no decir los verdaderos males que padecen los enfermos, sobre todo del alma, ya que ponemos en riesgo nuestra propia salud, cuando no la vida.

124
HOMBRE

En la escala de regresión o involución de los monos o primates, se ha podido observar, en su último grado, que todavía no han llegado a conformar lo que se pudiera llamarse un ejército, policía, médicos, docentes, ni demás entes organizados, represivos de los cuerpos y mentes. No se agrupan para matarse entre ellos, ni para vigilarse en un orden establecido, ni para mantener unos saberes al servicio de los que usan los ejércitos y la policía y de intereses minoritarios y poderosos, ni a castigar el cuerpo con trabajos al servicio de otros, lo que evita tener que vigilar y cuidar el cuerpo desgastado y maltratado por una caterva de policía científica, vulgo médicos. O sea, aún no llegaron, ni por lo más remoto, al grado de abyección del hombre, supremo mono, primate alejado de los orígenes.(De la Enciclopedia Biológica de Yer).

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NIÑO

Los niños pequeños ignoran que no pueden volar. Así que, cuando les apetece, y viven en pisos superiores, echan sus cuerpecitos al vacío y levantan un vuelo de acá para allá. Y así.

Una vez que alguna señora, con mejor intención que conocimiento, les advierte a los infantes que no se asomen a ventanas y no se cuelguen de los pretiles, pues podrían caerse, ya que no vuelan, adquieren la sabiduría de los mayores sobre la imposibilidad del vuelo, y caen, irremisibles al vacío o les entra vértigo y miedo a las alturas. Desde que adquieren esa sapiencia de la gravedad, posteriormente –por los profesores de física de las escuelas- ya no vuelven a volar jamás por sus propios y gozosos medios, como lo hacían en su inocencia. Malos saberes de los señores físicos o magos encantadores de los que maldecía Cervantes por boca de don Quijote.