MÁGICO PRÓDIGO 3

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RATAS
La receta era así: coger bragas de mujer de vida alegre, preferentemente sucias. Ponerlas en vasija de barro, con granos de trigo, un pepino berriondo y dos aguacates.
Se dejan veintiún días, tiempo que dura la gestación de ratas y se verá que de los granos de cereal germinan ratoncitos.
De modo semejante, con prendas e intimidades de prostitutas y de mujeres de vida poco honesta, promiscuas, indicaba como generar insectos, ranas y bestias sin nombre.

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HONRADO
Por no haber cogido el saco con el dinero, permitiendo que los ladrones lo arrebataran, el buen juez lo condenó, cómplice del robo, ladrón, a veinte años carcelarios.

Se hizo justicia.

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BABEL
Unas gentes decidieron ser razonables. Se sublevaron contra el mandato y creencia de que hay que tener los pies en el suelo.
Determinaron poner las manos en el cielo. Construyeron una torre alta, muy alta, más alta.
Siempre hay traidores a los que luchan por la felicidad humana, traidores a los que marean y dan miedos las alturas.
Se confundieron por ellos, que trabucaron planos, donde decían digo dijeron diego, etc. La torre quedó por hacer.
Se llamó Babel, según algunos Babia, que quiere decir traición. Por estos pueblachos suelen abundar esas torres, adaptadas a las iglesias y otros usos humildes.

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SED
Ahora recuerdo: no debí beber fuego para apagar la sed.

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VÁRVARA
La violó a placer. Ella animó, incluso. Puso en mano preservativo. Por infecciones y preñez, pensó.
Él hizo caso y entró a todo gozo tras calzarse el condón.
Hoy anda como sombra, sin ganas de vida, atormentado. Herido mortalmente en su virilidad. Mermado. Nunca pensó que, tras los labios menores del sexo de una tía, hubiera dientes voraces. Vagina dentada y tiburona.

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MOLINO
Menospreció la fuerza del aspa molinera. Le derribó ostentosamente, con no poca vergüenza del escuálido caballo, con toda su fuerza de viento. Poderoso elemento.

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GIGANTE (BIS)
Menospreciar a un gigante tiene sus peligros. Que se lo pregunten a Ulises, aunque el suyo fuese monocular.
La fuerza de su brazo puede ser suprema. De un manotazo puso por los suelos a caballo y caballero y todo lo portado: armadura, lanza, adarga, arneses, montura... Rodaron por los vientos, cayeron por las tierras echando chispas y se apagaron en las aguas de la desesperanza.

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VARRAVÁS
Tuvo clara su salvación siempre. Creía en la democracia. La chusma lo salvaría, pese a ser asesino, violador, criminal, ladrón... Se parecía a ella.

Aquel tipo bondadoso era un escupitajo a la maldad del pueblo, una provocación a sus miedos, odios e ignorancia. La misma mierda. Además con aquellas barbas y pelo largo... No despertó más que desprecios. Conocía bien a la gente y sabía donde votaba, invariablemente, la mayoría absoluta, que, en su caso fue total, al proponer la elección el pringao del gobernador romano.

Fue premio de la democracia, su fe en ella, al valor democrático y la voluntad popular, un buen ojo crítico del sabio pueblo siempre.

Algo similar pasó con un desgraciado llamado Sócrates, no sé si hace siglos o años, en un pueblo llamado Atenas, creo.

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PIOJO
Pulgarcito, que habitaba en el bosque de aquella inmensa cabezota, fue dejando tras sí una hilera de mijitas de caspa, para hallar el camino de vuelta, ya que su padre Noé lo dejó perdido entre los más intrincados pelos.
Entonces sobrevino el diluvio universal. Noé se ahogó, con toda la parentela y fauna, en espumas de champú anticaspa y seborrea.
Tal vez Pulgarcito encontró la salvación al no poder volver, ya que sus señales de caspa fueron barridas por la ventisca y el oleaje del lavado, el aclarado y todo lo demás. Como estaba en lo más intrincado de los pelos, y era pequeño, supo aguantar el chaparrón.

50
PARAÍSOS
Un cerdo, charlando con un borrico sobre las excelencias de la existencia, sostenía que no concebía que hubiese algo tan exquisito y edénico, en lo material y espiritual, como comer buenas bellotas.

Por el contrario, el asno sostenía que donde se pusieran unos almudes de cebada, con su paja fresca de trigo, que se quitase todo. Era su gloria. Su jardín terrenal.