20 de junio de 2007

VALENTÍN CORTÉS CABANILLAS

Dentro del juego político al uso, en el panorama bipartidista impuesto, he de desconocer que Valentín Cortés Cabanillas, mi paisano y alcalde de la localidad donde vivo, es coherente. Pero aparte de todo eso es trabajador, precisamente por esa coherencia, o viceversa. Sólo el tiempo pondrá en valor la transformación profunda que desde una institución de poder local, como es el ayuntamiento de Llerena, ha sufrido Llerena. Para mal o para peor, para bien o para mejor. Sabe trabajar y hacer equipo en las políticas locales, con indudable eficacia.
Por otra parte siempre lo he felicitado en sus logros políticos. Es una buena persona y alguien excepcional en el panorama político que conozco.
Constante donde los hubiere, entregado, luchador, y político en la acepción de que sabe moverse en el entramado, un tanto duro y canallesco, de lo que se entiende por política hoy, como un caballero legitimista, todo un caballero.
Sorprenderá a no pocos el hecho de que me alegre que una persona como él esté presidiendo una institución como la Diputación de Badajoz.
Me alegro por muchos motivos. El primero personal, porque sé que él estará bien en ese servicio, y que su entrega será grande, pese al trabajo y el tiempo que le dedicará. También por la alegría de sus padres, a los que estimo y conozco, y de la gente de bien en Llerena. Segundo porque, en el juego de poderes regionales, que un llerenense, alguien de la Campiña de Llerena (así se llama en los mapas) ocupe semejante cargo, es un bien para todos los que la habitamos. Sin detrimiento de otros lugares. Pero pienso que la Extremadura de la Extremadura somos (todavía) la gente que vivimos por acá.
Y en tanto que la anarquía no acontezca se ha de optar por lo menos malo.
Desde posturas políticas distintas y distantes le deseo a mi paisano Valentín lo mejor en ese servicio para el que se le elige, la salud necesaria, la alegría suficiente y que toda la suerte no se le canse nunca.
Y que un poeta levantisco y crítico diga esto, con la excepcionalidad que supone, sobre una persona como Valentín Cortés, también excepcional en el panorama político en Extremadura, es muy coherente. Por respeto, verdad y apoyo.
Lo otro hubiese sido callar, y nobleza obliga.

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.