LAMENTO Y GRACIAS

Un fuerte enfriamiento, o catarro, o como se llame a esto nuevo que produce la alteración de la atmósfera por parte de los agresivos humanos, con miasmas de autos, fábricas para el trinque contaminante y demás, me ha impedido asistir, en el cementerio de Llerena, al homenaje a los asesinados por las hordas franquistas en la guerra social abierta 1936-39. Pero como siempre han estado en mi recuerdo, desde que bien pequeño me lo contaron, y no olvido la causa, el modo, pues sólo siento no haber estado en ese acto por ellos: Entre muchas cosas para impedir y afirmarme en que no vuelva a ocurrir nunca similar genocidio criminal.
Desde aquí mis agradecimientos a las muchas personas que prepararon el acto, a la institución municipal de Llerena, que lo arropó, por lo que ello significa, y a toda persona que contribuyó a que se realizara. También en esa lista de asesinados tengo parientes, aparte de mi abuelo paterno.
Otro día, y con la salud necesaria, me acercaré al cementerio. Que espero que alguna vez termine esta pesada enfermedad climática que me asola inevitable.