13 de marzo de 2007

PERVIVENCIAS EN EL MEDIO TRIBAL

La promoción turística de España, en los ominosos años dictatoriales, sobre todo sesenta, la falsedad sobre nuestro pasado, presente y futuro como propaganda del turismo, la pobre visión de la cultura del pueblo español y de sus valores artísticos y literarios, la divulgación cultural, mediática de poco pelo perdurán en el imaginario político actual con un vitalismo y una fuerza envidiables, esta vez financiados por fondos europeos, que meten envidia de no pocos indigentes tercermundistas. Es la pervivencia, en el medio tribal hispano -Goytisolo dixit-, de atávicas costumbres que desmienten eso de la democracia, progreso, modernidad, y otros usos civilizados. De muestra un botón.


Si la administración municipal pone al servicio de particulares casi todos sus medios, para lucro y beneficio de negocios e intereses particulares, se llama prevaricación, sea cometida por un funcionario o por muchos.

Ocurre esto con el negocio turístico. Que los ayuntamientos, algunos, ponen recursos públicos al servicio del negocio privado, con la excusa de que crea puestos de trabajo, trae gente, que no deja un duro ese turismo de alpargata, pero la trae y toda esa publicidad tardo franquista del turismo que está tan revitalizada.
Pero no es eso lo malo, con serlo. No en vano prevaricar procede del latín preavaricari, que quiere decir estar loco o trastrornado, desvariar. Por eso lo perverso es que trastocan toda la cultura de los lugares para hacerla una cosa acartonada, huera, falsa, mentira, una cosilla publicitaria desmedidamente perversa, algo horterísimo de corte holiwoodiense, o de espagueti wester, o gazpacho medieval y siglo de cartón de piedra dorado, o alguna práctica franquista de los sesenta tocante al turisteo. Y así de un señor escritor, que si se le recuerda es por su obra literaria, y concretamente por alguna creación importante, desde el punto de vista literario, y sólo literario, pues nos lo hacen un paladín de alguna quisicosa arrabalera y anecdótica, o volátil actividad, ninguneando el valor literario y artístico de su obra. Y a eso le llaman amor a la cultura, al autor, al arte, a la tierra que le vio nacer, a la patria chica...
Amor a la pela para seguir haciendo tonterías mayúsculas, denigrando la cultura y el arte y demostrando la inferioridad y mediocridad moral, cultural, artística y de toda laya, a poco que se escarbe y mire con cierto rigor y seriedad.
Una muestra más de que los tontos, con medios y recursos, sólo hacen soberanas tonterías y estupendas memeces. Eso sí muy carnavalescas, en su sentido folklórico, y de vergüenza ajena. Así esos extremeños estarán siempre a las colas de las colas de lo peor. Horteras del negociado turístico en este caso.

Por esa regla deberían poner iguales recursos, los municipios, para otras actividades comerciales, agrícolas, industriales, laborales, creativas, culturales mucho más serias, lucrativas del común y enriquecedoras de todos, no sólo de los particulares negociantes turísticos. Que no todo es turismo todavía, ni la cultura mera publicidad y propaganda, ni la vida puro regüeldo o recuerdo de imaginaciones manidas, de Enciclopedia Álvarez, lecturas históricas o la mentira del pasado.

Y el pobre, Luis Zapata de Chávez, donoso escritor y sólo eso, nada más que eso, queda así relegado a ser un mero reclamo turístico, un personaje sin obra, sin escritura, un fantoche aficionado a la cetrería, ¡mira tú!, que alienta a los cazadores avezados de hoy, en algo acartonado y sin vida a que tan acostumbrado estaba el franquismo, reduciendo –como jívaro- a los escritores de raza y vida. No bastan las pésimas ediciones de sus obras, de juzgado de guardia, de sus paisanos, subvencionadas por las instituciones, eso sí; no basta reducirlo a personaje, más que histórico, histérico, no basta hacer que la gente huya la lectura de su obra, porque no se le pone, con decencia y rigor, al alcance, sino que se le hace a imagen y semejanza de valores caducos, periclitados, carcas, antiguos, falsos y negociantes de bajos vuelos y publicidad.

Este tipo de prácticas comerciales son las que convierten a don Quijote en mero loco, en vez del caballero justiciero, ejemplo de valientes, sabios y amoroso protector de perseguidos, menesterosos, cautivos, necesitados... O sea, un revolucionario en un fantoche. Así a Luis Zapata de Chávez. Pues, muchas gracias, señores promocionales. Las generaciones futuras, y las presentes con conciencia, os lo pagarán con creces. Que los turistas lo disfruten y menos da una piedra.

El pasado próximo se repite como hipo. Vivir para ver las pervivencias en los medios tribales hispanos. Por eso Goytisolo es un clásico. Cada vez más.

1 comentario:

  1. Permíteme disentir en algunas de las valoraciones que en este artículo realizas Agustín. Creo que es cierto que quizás el turismo que potencia y financia el Ayuntamiento beneficia a economías particulares. Sin embargo, hay que tener en cuenta que “el dinero llama al dinero”, es decir, esas economías particulares beneficiadas revierten en el propio pueblo. Sí es cierto que en Llerena sólo se suele ver ese turismo de alpargata que poco aporta a nuestros bolsillos, pero pienso que eso se debe al equivocado planteamiento de la política de atracción turística que se está realizando.
    En cuanto a lo de minusvalorar la labor literaria e histórica de Luis Zapata, sobresaltando su actividad en la cetrería, creo que llevas mucha razón. Significa sobreponer la simple anécdota a su principal aportación a la cultura, no sólo como literato, sino también como personaje histórico.
    Un saludo

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Hay algo que se llama libertad, y que debes ejercer libremente. Así que distingue bien entre las ideas, los sentimientos, las pasiones, la razones y similares. No son respetables; pero cuida, que detrás hay personas. Y las personas, "per se", es lo único que se respeta en este lugar. Muy agradecido y mucha salud. Que no te canse.